El sexto toro de Dolores Aguirre, lidiado en Las Ventas el pasado martes 27 de mayo, no fue un animal cualquiera. Este Bilbatero ya había estado en Madrid en septiembre del año pasado, como sobrero en el desafío ganadero entre la vacada sevillana y la portuguesa de Sobral. Por entonces, pesó 620 kilos, y varios meses después llegó a los 669. Es el animal de mayor caja y volumen de lo que llevamos de Feria. Un ejemplar probón y geniudo que no le dio opciones al colombiano Juan de Castilla.
Pese a llevar dos heridas por asta de toro sufridas en el tercero de la tarde, el de Medellín no dudó en plantarse en la puerta de chiqueros para recibir al segundo de su lote, un astado que conocía a la perfección los corrales y chiqueros de la primera plaza del mundo. Un gesto que habla del compromiso y respeto que este espada tiene hacia su profesión. Juan se enfrentó a un toro complicado de Dolores Aguirre, un astado que no regala nada. Una divisa compleja que obliga a los toreros a poner los cinco sentidos durante la lidia.
Como mencionamos antes, no era la primera vez que este ejemplar pasaba los reconocimientos veterinarios de Las Ventas. Ya el 8 de septiembre del año pasado formó parte de un cartel con Pepe Moral, Miguel de Pablo y Luis Gerpe. Aunque no llegó a salir ese día, quedó marcado en rojo para los veedores de Plaza 1. Prácticamente todos los toros que regresan al campo, tras no lidiarse en plaza, tienen una nueva oportunidad. Ya sea en el mismo coso, en otro de similar categoría o finalmente en las calles. Ese retorno les permite seguir desarrollándose y, a menudo, ganar en remate y peso. Es un ciclo que prolonga la vida del toro bravo más allá del ruedo, al que volverá para intentar ganarse la vida.
Dolores Aguirre es una ganadería con carácter propio. Sus toros proceden de sangre de Atanasio Fernández y Conde de la Corte, un encaste que se considera propio tras muchos años de selección. Son animales con una embestida que impone respeto, toros exigentes que aprenden si no se les hacen las cosas perfectas. Este Bilbatero imposibilitó el lucimiento en una tarde donde ninguno de los toros tenía el fondo de bravura necesario para entregarse en los cites.
Como explicó Marco Antonio Hierro, director de este medio, en su crónica de ayer, Juan de Castilla suma ya cuatro actuaciones seguidas en Las Ventas. No solo en el esportón, sino en el corazón y la memoria de los aficionados que convierten este ruedo en un templo. Juan ha vivido en Las Ventas momentos de entrega y valentía que han marcado su carrera. Un paso firme por Madrid que le abrió las puertas de otros cosos donde también ha dado la cara.
El colombiano ha consolidado su presencia en Las Ventas desde su confirmación de alternativa, el 17 de septiembre de 2023. Tras jugársela con un amplio toro de Sobral, con el que dio la vuelta al ruedo, repitió en San Isidro con la corrida de Miura. Fue ovacionado tras lidiar con determinación a los toros venidos de Zahariche. Otra vuelta al ruedo dio en junio, ante un toro de Valdefresno. El mismo balance obtuvo en septiembre con un astado de Las Ramblas. Su capacidad para adaptarse a diferentes encastes y su compromiso en el ruedo hacen que el coso madrileño sea un escenario donde se siente cómodo y sigue creciendo como figura emergente de la tauromaquia.
