HUELVA

Roca Rey y la verdad descarnada del toreo en la enfermería de Huelva


lunes 4 agosto, 2025

El limeño quiso compartir imágenes de la pasada tarde en Huelva y, una de ellas, lo vivido en la enfermería tras la tremenda cogida que sufrió por el segundo toro de Torrealta.

Roca Rey Huelva
Andrés Roca Rey y, a la derecha, en la enfermería de Huelva. © Álex Romero

El segundo festejo mayor de la Feria de Colombinas —cuarto, tras las dos novilladas previas— tuvo como eje central el pasdo viernes la figura de Andrés Roca Rey. El peruano cuajó una actuación de gran calado ante el segundo ejemplar del encierro, un toro jabonero de Torrealta, al que le cortó las dos orejas tras una faena construida desde el temple, la firmeza y una entrega sin fisuras. Fue precisamente esa actitud arrolladora la que lo llevó a protagonizar un susto serio, al ser prendido de manera espectacular durante una fase de su faena que puso al público en vilo.

Visiblemente dolorido, se levantó para volver a tomar la zurda ante un toro con virtudes propias de la vacada gaditana. Tras pasear el doble trofeo en vuelta al ruedo, el peruano entró en la enfermería para ser examinado antes de tomar la decisión de salir —o no— a matar al segundo de su lote. Andrés no quería dejarle su toro a uno de sus compañeros, por respeto a una afición que había llenado hasta el tejadillo el coso onubense.

Pocos minutos después, llegaba a esta redacción el siguiente parte médico: Andrés Roca Rey presenta una contusión en la rodilla izquierda, sufrida al recibir una fuerte voltereta al inicio de la faena, golpeándose en la cara externa de la articulación. Refiere dolor localizado en la zona del ligamento rotuliano externo, así como tumefacción con un pequeño hematoma. Durante la exploración física no se detectaron derrames intraarticulares ni signos de inestabilidad articular en la prueba del cajón. Se prescribe tratamiento con antiinflamatorios y aplicación de frío local. Pronóstico: contusión en rodilla izquierda”.

Pocas horas después del triunfo en Huelva, el limeño decidió publicar dos publicaciones sobre la tarde vivida en el Coso de La Merced: un vídeo de la faena y una serie de fotografías. Dentro del abanico de imágenes, se podía ver una muy ilustrativa en la propia enfermería, junto al equipo médico del coso onubense. “Empezando agosto en Huelva”, se podía leer en el pie de foto, junto a un icono de una llamarada y un corazón rojo.

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Así se vivió la tarde del peruano en Colombinas

Sin Título
Roca Rey pasea las orejas en Huelva.

Así te contábamos el pasado viernes la faena —y el percance— de Andrés Roca Rey a un jabonero de Torrealta en Huelva. Una labor premiada con las dos orejas tras plasmar en el ruedo onubense —por templanza, cadencia y gusto— una de sus faenas más rotundas de la temporada. Con el quinto, un toro rajado del hierro gaditano, buscó el triunfo por la vía de la entrega y la disposición, pero, tras pasaportar al astado, no le sería concedida la oreja por parte del presidente.

Roca Rey paseó las dos orejas del jabonero que hizo segundo, un toro que se lo echó a los lomos tras un desplante al final de la serie por el derecho. El de Torrealta no se había desplazado con el capote, dejándose pegar en su posterior paso por el jaco. Lo citó desde larga distancia en un quite por chicuelinas, donde, amén del ajuste, todo lo hizo con sumo temple. Se le vio relajado, buscando torear al toro siempre con cadencia y ritmo. Tras un estoico inicio por estatuarios, vimos una versión más asentada del limeño, que buscaba siempre sentirse toreando despacio al animal. Varias fueron las series del limeño, esas donde intentó vaciar la embestida del animal por abajo. El de Torrealta tuvo ritmo y buen embroque, aunque le faltó cierto celo que le restó transmisión a sus embestidas.

Y así lo entendió Andrés, dejando muletazos por ambas manos, de zapatillas asentadas y muñecas rotas. Pero cuando más asentado estaba, sobrevino el percance: el toro le levantó los pies del suelo en un desplante tras una serie a zurdas. Afortunadamente, lo encunó, pero al caer, el torero sintió un fuerte golpe en la rodilla, saliendo el espada visiblemente dolorido. Sin mirarse, volvió a la cara del toro para dejar dos series más a zurdas, donde buscó siempre el toreo fundamental antes de acortar distancias. Se metió entre los pitones en un alarde de valor, se dejó llegar una enormidad, demostrando que, pese al percance, él buscaba sentirse por la vía de la despaciosidad y el muletazo largo, antes de pisar los terrenos del astado. Con la mirada perdida, salió de la cara del animal antes de poner rúbrica a lo labor con una estocada que le aseguró la salida en hombros.