¿Se lidian toros afeitados en la tauromaquia del siglo XXI? Es una pregunta que se hacen muchos aficionados en las redes sociales día tras día. De un tiempo hacia esta parte, en un importante número de festejos -plazas de 3ª y 4ª categoría en mayor medida-, los aficionados señalan astados sospechosos de manipulación en sus astas. Evidentemente, únicamente existen las pruebas fotográficas, pues para dar un paso más sería necesario analizar con regularidad y severidad las astas de esos animales post mortem y ver si realmente había existido dicha manipulación o no.
¿Qué dice el reglamento al respecto?
Pero vayamos al quiz de la cuestión: ¿qué dice el reglamento de Espectáculos Taurinos sobre este tema? Éste detalla las funciones de la presidencia y de quienes la han de asistir, así como del Delegado Gubernativo, todo ello en aras del adecuado desarrollo de los diferentes espectáculos taurinos de la siguiente forma.
Las reses bravas, eje sobre el que giran los espectáculos taurinos en sus variadas modalidades, son objeto de especial y minucioso tratamiento con el fin irrenunciable de articular las medidas precisas para asegurar la integridad del toro, su sanidad y bravura y la intangibilidad de sus defensas, previendo a este fin la práctica de reconocimientos y análisis que lleguen a determinar con absoluto rigor científico y con total objetividad las posibles manipulaciones fraudulentas de las reses.
Por lo que respecta a los reconocimientos previos y «post mortem» de las reses a lidiar, se prevé la posibilidad de que los ganaderos y empresarios puedan designar un veterinario para asistir a tales actos, a fin de garantizar el principio de contradicción que debe presidir estas operaciones garantizando, en todo caso, que no se produzcan situaciones de indefensión para los afectados.
A tenor de este tema se habló el pasado viernes en la inauguración del Congreso Nacional de Tauromaquia organizado por ANPTE bajo el lema ‘Tradición. Reglamento. Integridad’. En dicha mesa anunciada como “La integridad frente a la impunidad” ya recalcó su postura Alberto Palacios, presidente del Club Taurino Tres Puyazos: “En la inmensa mayoría de festejos no hay integridad y el reglamento no se cumple”.
En esta misma línea se pronunció Roberto García Yuste, presidente de la Asociación “El Toro de Madrid” y uno de los aficionados más activos respecto a este tema, el cual ha denunciado que “falta mucha transparencia en el mundo del toro”, pidiendo también que “se sancione de verdad a quien lo haga mal”.
José Escolar: «El ganadero no quiere ‘afeitar’ nunca, es el torero el que le obliga a afeitar»
En este sentido, el ganadero del encaste Albaserrada, José Escolar, defendió las fundas como una de las mejores formas para defender la integridad de los cuernos de los toros y ha resaltado que “el ganadero no quiere ‘afeitar’ nunca, es el torero el que le obliga a afeitar”, unas declaraciones que ponen esta grave problema nuevamente sobre la mesa. En esta misma línea se ha pronunciado Antonio Rubio, ganadero de Peñajara de Casta Jijona, quien ha indicado que “el mayor precinto que tiene un ganadero para la integridad del toro y de la fiesta es la funda”, recalcando que “muchas veces el purismo va en contra del realismo”.
También intervino en dicha mesa redonda el veterinario de la Plaza de Toros de Zaragoza, José Luis Blasco, pionero en la utilización de la cámara térmica en los reconocimientos: “Los veterinarios somos garantes para evitar este tipo de fraude”. Sin duda un tema muy delicado para el que hay que poner coto. Por lo tanto, para evitar la supuesta proliferación del ‘afeitado’ de los toros, se debería ser tajante y severo en este sentido.
Los reglamentos ya prevén mecanismos de control de la manipulación de las astas, que hay que cumplir, y que se podrían endurecer si el legislador así lo entiende con exámenes aleatorios que no hagan depender el análisis de pitones de lo que se advierta por los veterinarios en un reconocimiento a simple vista. La publicación de los sancionados, tras constatar la manipulación, debería de ser obligatoria, poniéndose sobre la mesa los nombres de aquellos que se salten las normas. El toreo necesita transparencia y no un oscurantismo que le quita verdad a éste.