La vida en el campo bravo es dura, compleja y una gran desconocida para gran parte de la población. El verano es una época de gran aspereza, más si cabe cuando las temperaturas son altas y el calor aprieta. Por ello en estos meses la gente del campo se levanta muy temprano para aprovechar las horas en las que el sol no aprieta con su máxima dureza. Debido a ello el ejercicio de los toros se hace a primera hora, con ello se busca que tanto toros como caballos sufran lo menos posible, como así muestra el siguiente vídeo de Lagunajanda.
Correr los toros no es algo sencillo, sino que hay que tener unas instalaciones perfectamente adaptadas, unos caballos valientes y bien domados, así como unos caballistas avezados en estas lides. Pero aun teniendo todo eso ocurren percances que provocan sustos, más o menos grandes, que te ayudan a no relajarte cuando hay un animal bravo cerca. Esto ocurrió hace pocos días en la Finca Jandilla, concretamente en la ganadería de Toros de Lagunajanda propiedad de Doña María Domecq Sáinz de Rozas. Su hijo Salvador y Diego, su mayoral, andaban corriendo a unos toros, y aquello que vino después se lo cuenta el propio ganadero.
«Las caídas a caballo en el campo son como un Roscón de Reyes, puedes disfrutar ese trozo ligero y sabroso y quedar en anécdota de la que aprender o te puede tocar en tu ración el garbanzo negro y ser una fatalidad. Esta mañana paseando los toros lo que pudo ser un garbanzo negro no acabó en tanto. Imprudentemente cuando reteníamos al final del corredero, en el descanso de la carrera de ida, los 13 toros del tercer cerrado, todavía en proceso de coger la sistemática, solté las riendas de la buena alazana y con Diego, el mayoral, entre libreta y charla le fui pasando unos números de unos becerros.» comentaba Salvador de la Puerta su cuenta de Instagram.
Pero la historia no acababa ahí, el percance vino más tarde, así nos lo explica el propio ganadero: «Fue entonces cuando la yegua bajando la cabeza engancho las riendas con su mano izquierda, y al levantar la cabeza y sentir el apoyo en la boca no dejó de ir hacia atrás hasta el punto de caerse encima mía. Afortunadamente ninguna desgracia ocurrió, los toros nobles fueron aguantados por el gran Diego, y desde el suelo pude soltar esa rienda del bocado entre caricias y buenas palabras. Fue bonito ver como mi alazana, cuando aún estaba en el suelo me vino buscando con su hocico agachado como si de un perro fiel se tratara. Noble alazana, nobles toros, un gran mayoral y un servidor muy dolorido…»
Gracias a este vídeo de Lagunajanda podemos ver el día a día de una ganadería, a sus trabajadores, al ganado que convive en la finca. En esta ganadería se busca el toro encastado, la nobleza de un animal que embista franco y humillado hasta el final. Pero también para andar con el ganado es muy importante tener caballos valientes y nobles como esta yegua alazana. Un animal que convive con el toro bravo, la cual sabe que su deber es conducir al ganado, pero también cuidad del que tiene arriba.
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