Aquel fatídico 17 de junio de 2017 fallecía Iván Fandiño en la plaza de toros de Aire Sur L’Adour; un toro de Baltasar Ibán le hería mortalmente tras inferirle una cornada en costado derecho mientras hacía un quite al toro de su compañero Juan del Álamo. Y aquel día, nació la leyenda.
Han pasado ocho años y se sigue recordando al gran León de Orduña, un torero que honró su profesión en una carrera llena de obstáculos. El precio de la libertad le costó innumerables quebraderos de cabeza a un torero que nunca se dejó ganar la pelea ni por el sistema, ni por el toro ni por sus compañeros. Tenía 36 años de edad y gran parte de su carrera por delante.
Triunfador en Valencia, Pamplona, Madrid y en su Bilbao natal llevaba años viviendo en Guadalajara, allí se preparaba arduamente para seguir conquistando puertas grandes, para seguir enarbolando una bandera de la que siempre se sintió orgulloso. Ocho años después, su memoria y su legado siguen vivos en la Fiesta.