En la finca El Vecino, en pleno corazón de la dehesa charra, apenas a veinte kilómetros de Salamanca, la lluvia concede una tregua. El equipo de Cultoro se adentra en este paraíso ganadero para fotografiar y conocer de cerca la camada que Los Bayones prepara para el 2025.
Este paraje de 350 hectáreas es, desde hace décadas, el refugio del toro de Atanasio. Aquí se respira historia, lucha y esperanza, porque el hierro de Los Bayones, a pesar de los embates del mercado actual, se niega a rendirse y sigue mirando al futuro con fe y trabajo.
La historia de esta casa comienza en 1967 con la fundación de El Almendral por los señores Ollares, Silva y Delgado. Sin embargo, en 1981, la ganadería fue adquirida por Heriher, que apostó por un nuevo rumbo eliminando lo anterior y creando una ganadería con vacas y sementales de El Viti, procedencia Lisardo-Atanasio. Desde entonces, el hierro de Los Bayones ha estado presente en plazas de primera como Madrid, Barcelona o Sevilla, logrando su antigüedad el 30 de marzo de 1986 en Las Ventas.
Hoy, Manuel, Gabriel y Jesús Hernández García son los tres hermanos que llevan las riendas de esta casa con pasión y entrega. Jesús, actual titular, junto con Rubén Merino, mayoral y profundo conocedor del encaste, trabajan codo a codo cada día en pos de un objetivo claro: devolver a su toro al lugar que le corresponde.
La camada de 2025 estará compuesta por cuatro novilladas: dos con picadores —entre ellas, un importante compromiso en Arganda del Rey— y dos sin picadores, destacando la de Aldeadávila de la Ribera, una de las ferias más relevantes de Castilla y León en esta categoría.
Tras años de estar en lo más alto, Los Bayones toma impulso desde atrás. Con la incorporación de cuatro nuevos sementales y una base sólida de más de cien vacas contrastadas, la ganadería busca dar un salto de calidad. El objetivo es claro: volver a ganar espacio en las novilladas picadas para, en un futuro cercano, regresar a las grandes corridas con garantías.
Mientras paseamos por los cercados, observamos novillos de impecables hechuras, muy en el tipo Atanasio: bajos, bien armados, armónicos. Se ejercitan en el corredero mientras la tormenta amenaza con volver. A resguardo, Rubén Merino nos comparte su visión:
“La camada es corta, pero bonita. Estamos en años de transición, muy ilusionados por ver los resultados. Pero cuesta mucho entrar en las grandes ferias. La tendencia actual se centra en el monocaste, y las ganaderías como la nuestra, que criamos el toro de Atanasio, lo tenemos difícil. Aun así, nuestro trabajo es devolver a este toro a las ferias importantes, criar un animal con garantías para el torero”.
En esta casa no hay espacio para el lamento. Saben lo que tienen entre manos. Ni se plantean cambiar de encaste, ni tirar la toalla. La lucha continúa, firme y silenciosa, en las tierras de El Vecino. Porque Los Bayones no es solo una ganadería: es un legado.
FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS


























