El actual alguacil de la Plaza de toros de Las Ventas, Fran González, lleva más de siete temporadas trabajando en la plaza. Nada más llegar, solicita inmediatamente el puesto de alguacil y fue en el 2017 que entra cubriendo la suplencia de su compañero y finalmente, en el 2019 entra como titular.
En su primer despeje de plaza, Fran aprende la gran importancia y la seriedad que tiene la primera plaza del mundo. El traje de alguacil consta de pantalón, chaquetilla, capa, babero, puntillas, botas y fusta. Además, uno de los accesorios más característicos del alguacil es la teja, que en el caso de los de Madrid, llevan los colores de la bandera de España.
En cuanto su trabajo, no varia en función de la categoría del festejo. «La exigencia del público en Madrid es la misma independientemente de si es corrida de toros, de rejones o novillada»
Al igual que el traje lo proporciona la empresa, los caballos de los alguaciles son de Equigarce, la cuadra de picar referente y que lleva sus caballos a Madrid. Normalmente, Fran sale a los lomos de ‘Chiringuito’ mientras que Rocio lo hace en ‘Atila’. «Mi relación con mi compañera Rocio es estupenda y además es la primera mujer alguacil de las Ventas» añade Fran. En cuanto a sus puesto no suelen rotar y hacen su trabajo rutinariamente colocándose en su sitio por orden de antigüedad como también pasa con la entrega de las orejas.
A la hora del festejo, la relación con los profesionales que trabajan en el callejón es muy diversa. «En general, la relación es buena. Ellos saben donde vienen e intentan cumplir el reglamento lo máximo posible. Si en algún momento se incumple, generalmente lo toleran positivamente y lo acatan. En caso contrario, que es minoritario, entra la función del delegado gubernativo porque los alguaciles no tienen capacidad para sancionar.»
El despliegue de plaza y la entrega de los trofeos es lo más bonito de la figura del alguacil. La Plaza de toros de Madrid es muy exigente con todos y cada uno de los profesionales que componen el espectáculo. Con esa exigencia, se le da una importancia a la figura del alguacil que en muchas plazas lamentablemente se ha perdido. «Siempre intento buscar el equilibrio entre su trabajo y el mio. A veces, es difícil porque los matadores vienen a jugarse su prestigio a Madrid e intento siempre hacerlo con respeto y aplicando la psicología.»