Todos aquellos que han pisado por primera vez el campo bravo son conscientes del peligro que entraña invadir el terreno de estos animales. Normalmente, los ganaderos separan a los cuatreños y cinqueños por cerrados según la plaza a donde vayan o la seriedad de los mismos. Una labor que suele hacerse meses antes de ser lidiados en la plaza, con esto consiguen que se hermanen los animales y se eviten constantes peleas. Otra cosa son los utreros, estos suelen compartir un amplio cerrado donde toda la camada convive junta.
Pero los que conocen realmente en profundidad al toro bravo son los que conviven día a día con ellos. Aquí se encuentra el ganadero, los vaqueros y el mayoral, los tres pilares indispensables de una ganadería. Uno de esos hombres que conoce todas y cada una de las reacciones de los toros de Partido de Resina es Joaquín Morera, un joven vecino del municipio onubense de Villamanrique de la Condesa que cumplió su sueño de ser mayoral.
Con el paso de los años ha conseguido poco a poco hacerse con las riendas de una vacada muy particular, una ganadería donde el animal, pese a su nobleza, suele tener ciertos comportamientos que complican sus labores diarias. Como pasa en el resto de vacadas, el toro acusa las querencias y se pone en pie de guerra cuando toca llevarlo a un lugar donde no quiere estar. Este es un animal temperamental, un tipo de toro al que hay que convencer a base de mano izquierda y mucha paciencia. Eso bien, lo conoce un mayoral que en más de una ocasión se ha llevado un susto con la reacción de estos animales.
Joaquín es uno de los mayorales más conocidos en las redes sociales. Primero lo fue en Twitter y ahora en TikTok, donde cuelga vídeos del día a día de la ganadería. En uno de esos vídeos que se hicieron virales, Joaquín repasaba el ganado cuando uno de los toros de saca se le arrancó desde la lejanía, obligando a pisar el acelerador para evitar la embestida del toro hacia el 4×4. Una reacción habitual cuando un toro anda enfadado, más si cabe en una ganadería como esta de Partido de Resina donde el toro tiene una gran pureza en sangre.
En esta ocasión el mayoral pasaba junto a él cuando sin avisarlo se arrancó como un cohete, afortunadamente, todo quedo en un susto y no hubo daños salvo el de un retrovisor que quedó seriamente dañado. De haber golpeado el animal los bajos del coche, este tremendo toro podría haberse partido un pitón, algo que sin duda lo habría dejado inutilizado para su lidia en una plaza. Normalmente, esta reacción se da cuando el toro está “pegao” o se lleva tiempo intentando cambiarlo de cercado, en este caso, nada tenía que ver con ninguna de esas dos hipótesis.
@juakymoreragarrido