La imagen de Morante de la Puebla saliendo a hombros por la Puerta Grande de la plaza de toros de Pamplona era una de las más esperadas por los aficionados… y este miércoles, 9 de julio, en la quinta de abono de la Feria del Toro navarra, por fin se hizo realidad. Sin embargo, el momento no estuvo exento de tensión: durante la vuelta al ruedo tras lidiar al cuarto toro de la tarde, una persona del tendido de sol arrojó un objeto al torero, que respondió con una peineta ante la provocación.
El gesto, captado por el fotógrafo Iñaki Porto y publicado por Diario de Navarra, ha generado revuelo en redes sociales y ha reabierto el debate sobre el respeto en las plazas, especialmente en parte de los tendidos de sol de la Monumental navarra.

A pesar del incidente, la tarde queda marcada como una de las más importantes en la carrera reciente de Morante, que ha conseguido tachar de su lista una de las plazas talismán, pero en la que su sueño era conseguir por primera vez esta imagen en volandas. Esta salida a hombros en Pamplona se suma a un año repleto de éxitos: la histórica Puerta Grande en Las Ventas durante la Corrida de la Beneficencia el pasado 8 de junio, las dos orejas en la Feria de Abril en Sevilla, y el rabo en Jerez de la Frontera, donde también se le vio celebrar el triunfo junto a amigos en el ambiente festivo de la ciudad.

Fiel a su personalidad dentro y fuera del ruedo, Morante había dejado una promesa en el aire días antes: “Si triunfo, ojalá, me quedaré en Pamplona hasta el ‘Pobre de mí’ el día 14”. Y la cumplirá (o debería). El torero de La Puebla del Río prometió quedarse hasta el final de las fiestas de San Fermín, sumándose al emotivo cierre del 14 de julio, en una muestra más de su fuerte vínculo con la tradición y los símbolos.
Morante es un torero singular: ha recuperado suertes olvidadas, viste con inspiración decimonónica y cuida cada detalle de su estética taurina, y hoy José Antonio ha vuelto a escribir una página inolvidable en la historia reciente de San Fermín.
Así hemos narrado las dos geniales obras de José Antonio esta tarde en el coso navarro

Por último, compartimos cómo hemos narrado, en nuestro toro a toro, las dos geniales obras de José Antonio esta tarde en el coso navarro:
Amplio y musculado, pero bajo y proporcionado el colorado primero, que empujó humillado en el peto, tomó bien el capote en banderillas, echando la cara arriba en el último par. Morante, que lo había saludado con un variado surtido de lances -verónicas, chicuelinas, largas y hasta una brionesa- inició faena muy toreramente con ayudados por alto muy cerrado en tablas. La faena tuvo buena intención y mejor expresión, pero la deslució un tanto los derrotes del astado al final del embroque. Lo mejor, la última serie, a pies juntos con la mano derecha, adornándose agarrando un pitón al toro entre un pase y otro, y una estocada de efecto cuasi fulminante, que fueron decisivas para la concesión de la oreja.
Precioso el melocotón cuarto. Largo, recogido, estrecho de sienes, de pitón vuelto. Siendo noble, le costó al animal romper para delante. Morante lo esperó, tragó y lo empujó para delante estirando la embestida sin un solo tirón, sin vender nada, revistiendo todo de torería y adobando el guiso con adornos muy personales para iniciar y cerrar las tandas, como un molinete con una rodilla en tierra. Cerró por giraldillas y se fue detrás de la espada para pasear otra oreja.
