Con la oficialización de las primeras ferias del año, llama poderosamente la atención la ausencia en los mismos de uno de los toreros con mayor predicamento entre los aficionados. Se trata del sevillano Pablo Aguado, diestro sevillano que se ha quedado fuera de Valdemorillo -plaza donde todavía no ha debutado-, Illescas, Olivenza o Valencia. Y aunque sí han existido llamadas e incluso negociaciones para algunas de estas ferias, finalmente la confección de las mismas les dejó sin el hueco que se merecía.
Treinta han sido los paseíllos en una campaña donde se siguen comentando varias de sus faenas en cosos como Castellón, Sevilla, Jerez de la Frontera, Pamplona, El Puerto de Santa María, San Sebastián -una de sus tardes de la temporada-, Linares, Salamanca o Logroño, entre otras. Su personal toreo de capa también caló en una afición tan exigentes como la madrileña, esa que pese a no ver un triunfo rotundo del hispalense supo saborear y reconocer todo lo bueno que hizo Aguado con la corrida de Juan Pedro Domecq.
Estos días el sevillano está haciendo campo en varias ganaderías de la provincia; recientemente se le ha podido ver en vacadas como Virgen María, Cuevas Bajas -asentada en la finca Bucaré-, Astolfi o Prieto de la Cal. Aguado está actualmente centrado tanto en su preparación física como en el toreo de salón y tentaderos, dejando las labores de despacho a sus apoderados. Una familia Vázquez que ve cómo los primeros trenes de la temporada han pasado de largo sin que su poderdante pueda subirse en ellos. Ahora queda ver si esta tendencia se extiende a otras plazas como Castellón, Arlés, Sevilla y Madrid, o, por el contrario, el diestro hispalense encuentra hueco en los carteles confeccionados por sus respectivos empresarios.
El concepto del sevillano le hace ser un torero muy del gusto del aficionado, de ahí que encuentre su hueco tanto en San Isidro -probablemente con las corridas de El Puerto y El Pilar- como en el abono hispalense. Esas dos tardes son las que tiene sobre la mesa para acudir en la próxima primavera a la primera plaza del mundo, misma oferta que se aceptó en 2024. Respecto a Sevilla tampoco deberían existir demasiados problemas para estar presente en un abono donde el año pasado hizo triplete tras coger la sustitución de Morante de la Puebla en San Miguel.
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Pese a vivir en un momento de la historia donde hay poca paciencia, y no menos memoria, Aguado sigue siendo un diestro esperado por el aficionado, un espada que tiene un concepto tan personal del toreo que encaja en una amalgama importante de plazas y carteles donde siempre prime el buen gusto. Desde su irrupción en 2019 con las cuatro orejas de Sevilla y aquella histórica faena de Madrid, el hispalense ha conseguido asentarse en las ferias dejando faenas de gran calado entre aquellos que pasan por taquilla o ven el festejo por televisión.
Su modelo de temporada siempre ha sido muy medido, sabe el tipo de carteles en el que encaja y las ganaderías que le vienen mejor a su concepto, pero esto no quita que haya apostado por hierros como La Quinta -Madrid, Sevilla o Arlés-, Victorino Martín -Alicante-, varias ganaderías de la rama Murube, amén de vacadas más exigentes y complejas dentro del encaste Domecq como pueden ser Santiago Domecq, Fuente Ymbro, Garcigrande o Victoriano del Río en estás últimas temporadas.
Ahora toca esperar como se van sucediendo los acontecimientos en los próximos días, ver si el sevillano consigue entrar finalmente en esas ferias que tendrán lugar en los meses de marzo y abril para llegar más o menos rodado a su cita con el Coso del Baratillo. Ramón Valencia siempre ha sido un empresario que ha tratado bien al sevillano, de ahí que no desentone mucho la idea que este tiene en la cabeza con las exigencias de uno de los espadas que optó al trono de la Maestranza 2024.