Si hay un encaste mítico en la cabaña brava ganadera es el de Vega-Villar. Fue creado en 1910 por José Vega, un habitante de Colmenar Viejo que cruzó vacas del Duque de Veragua con un semental del Conde de Santa Coloma, y todo ello, al poco tiempo fue vendido a unos ganaderos zamoranos: Francisco y Vitorio Villar. Esta sangre se quedó concentrada en la provincia de Salamanca criadas por las familias Sánchez Cobaleda y Galache, pero esta línea la formó don Mariano Blázquez con animales de Parladé (vía Samuel Flores) y al fallecer éste, pasó a cargo de su sobrino don Francisco Javier Blázquez.
En el 2015 el ganadero compró 39 vacas y 3 becerras de Justo Nieto, procedencia Encinas-Galache, y en 2016-17 aumentó con la adquisición de vacas y semental de Barcial, procedencia Cobaleda. Actualmente, tiene unas 100-120 vacas de vientre entre estas dos líneas.
La ganadería Caña Hermosa, los «patas blancas» andaluces que se crían en Linares
La ganadería Caña Hermosa se sitúa en Linares en la finca de nombre “Cañada Incosa”, donde pastan las vacas, y así se muestra en el espectacular video de la vacada en la que vas adentrándote entre las hembras y becerros al nivel del suelo. Francisco Javier Blázquez tiene una parte de la finca en la que comenzó con la cría de sus animales: «La finca tiene unas 300 hectáreas que está dividida en dos partes, yo tengo una y otro arrendador tiene otra parte con ovejas y en verano se cambian a la otra parte. Ahora mismo son unas 150 hectáreas, actualmente, tenemos unas 60 vacas mansas y unas 80-85 vacas de madre, sin contar que este año hay alrededor de 24 eralas para tentar. Había este verano había 120-130, pero dadas las circunstancias de hoy en día hemos tenido que reducir. Seguiremos reduciendo seguramente porque las cosas no acaban de arreglarse».
Se observa la hermosa pintura de este encaste en una dehesa verde con increíbles vistas, que poco a poco se está perdiendo en nuestro campo bravo por la falta de festejos en los que se ven anunciados. Así lo acusa el ganadero y cuenta cómo sobreviven económicamente: «Tal y como están las cosas, es una locura apostar por un encaste que está prácticamente perdido porque no se lidia, las figuras no lo quieren. El resto de criadores, tanto Galache como Barcial o Victorino que lleva ya más años, apenas lidian y les cuesta trabajo sacarlo, pues a nosotros muchísimo más», señala.
«Esperemos lidias algo aunque sabemos la complejidad que tiene este encaste. Me decidí por el porque me gusta mucho como es el tipo de toro y por tener algo diferente porque creo que es importante la variedad. También la ganadería voy a tenerla más como capricho porque como negocio el ganado bravo es una ruina absoluta. Entonces compensamos con ganado manso para que sea económicamente viable y se pueda mantener. Me gusta mucho trabajar en el campo y vivir en la ganadería, por eso me decidí por este encaste, que es minoritario, pero tiene muchas cualidades».
«No me gusta que un animal se distraiga durante la lidia, a lo que más importancia le doy es a la fijeza»
Los “patas blancas” galopan por la dehesa, se pelean y se van criando en esta finca de Jaén, momento en el que el ganadero especifica sus requisitos en la selección del ganado: «Le damos importancia al caballo, pero luego tiene que tener importancia en la muleta también. No me gusta que un animal se distraiga durante la lidia, a lo que más importancia le doy es a la fijeza y a que humille y que baje la cara”.
Como jóvenes ganaderos han lidiado poco aún sus «patas blancas»: «No hemos tenido oportunidad, pero no creemos que sea el momento todavía. A lo mejor este verano sale alguna novillada de utreros para agosto para un pueblo, todavía se está negociando. Lo único que hemos hecho en plaza es en 2017 en la Plaza de Toros de Granada en un tentadero público y por la tarde lidiamos 4 novillos, luego algunos festejos populares y otros novillos que se han llevado otros ganaderos y lo han lidiado en rejones. Aún somos jóvenes tenemos mucho por delante».
A día de hoy, son los únicos animales del encaste Vega-Villar que pastan en tierras andaluzas. El ganadero finaliza con gran unas palabras de gran satisfacción: «Para mí es un orgullo tener los únicos patos blancas andaluces».