Los toros bravos son unos de los animales más misteriosos que hay sobre la faz de la tierra, y esto se debe, en gran parte, por los secretos que entraña su cría y selección, amén de su comportamiento a diario con sus compañeros de camada. Pero, ¿puede este animal predecir un cambio de tiempo?, la respuesta es claramente afirmativa según nos han comentado en varias ocasiones ganaderos y reputados veterinarios.
“El toro es un animal muy sensible, fíjate, que prevé los cambios de presión días antes de que nos pasen, debido a que es un animal poco sociable y con jerarquías poco estables, lo que le hace emprender una lucha por la dominancia”, sin duda algo que los animalistas no conocen, o no se han parado a conocer y que nos explicó en su día el reputado veterinario Julio Fernández. El animal bravo es muy sensible a los cambios atmosféricos, de ahí barrunte estos días antes de su llegada.
Unas reacciones que se pueden apreciar a simple vista y únicamente estando junto a ellos, esas que en muchos casos provocan peleas entre los más fuertes de la camada: “Cada vez que cambia el tiempo, el ganadero se echa a temblar. El toro es un animal muy sensible, fíjate, que prevé los cambios de presión días antes de que nos pasen, debido a que es un animal poco sociable y con jerarquías poco estables, lo que le hace emprender una lucha por la dominancia”.
Como vemos en estas imágenes facilitadas por la ganadería onubense de Prieto de la Cal publicadas el pasado lunes, los astados empiezan a barruntar la tormenta que llegaría unas horas después. Se ponen irascibles, empiezan a montarse, a medirse unos con otros, algo que provoca las primeras peleas y escaramuzas. Estos son instantes muy delicados, esos donde el mayoral y los vaqueros deben calmarlos con su voz, simplemente montando a su alrededor antes de que se desate la batalla.
Algunos ganaderos corren a los toros para cansarlos, para que vuelvan a hermanarse echándose las babas unos a otros. Esto es algo que suele hacer Salvador Gavira, un gran conocedor del toro bravo y sus reacciones a campo abierto. Aquí es un fundamental crear un clima de convivencia, pero en el toro no es sencillo al existir jerarquías entre ellos. En vacadas como estas que no ponen fundas el riesgo de bajas es todavía mayor, por eso es usual ver como en los cercados de los cuatreños conviven con ellos algunos añojos, algo que ayuda a bajar la crispación cuando hay estos cambios atmosféricos.
“Justo antes de la lluvia, los animales ya sienten lo que está por venir; mucho más efectivo que cualquier aparato. Como te dije antes el toro nota mucho el cambio de tiempo, cuando prevé lluvia o cambia el viento, está más revoltoso. Con la luna llena también su carácter cambia”, explicaba Irene Tirado, hija del mayoral de las vacadas de Santa Ana y Virgen María, tiempo atrás en sus redes sociales.
