José Tomás es un torero enigmático, un espada que tomó un camino diferente al resto desde el inicio de su trayectoria y que, aun con el paso de los años no ha cambiado un ápice. Todo lo contrario, fue a más. Un torero que mide cada paso que da, no dejándose grabar ni tan siquiera en el campo. Tal es su obsesión que elige qué medios deben estar en el callejón en sus festejos, siendo el equipo de prensa de la propia empresa -asesorado por el del torero- quien decide qué tres minutos se difunden a los portales para su emisión
Un torero que no deja cabos sueltos, y que gracias a esta forma de llevar su carrera ha conseguido atraer a una afición que recorre cientos de kilómetros para verlo en una plaza de toros. Ya da igual con quién toree, el imán que le une con el aficionado es demasiado fuerte, entre otras cosas porque, como decía Talavante, «José Tomás pone el cuerpo donde otros la muleta», y eso le da todas las ventajas al toro para que decida si tomar la muleta o el cuerpo del torero.
En un reportaje publicado por este portal hace unos meses, nuestro director Marco Antonio Hierro hablaba sobre aquel momento en el que José Tomás decidió no dejarse televisar, tomando un camino que a día de hoy se sigue manteniendo. Martín Arranz fue uno de esos hombres que marcó la vida de José Tomás, un taurino que tenía las cosas claras y que sabía que camino que debían tomar sus poderdantes. Tanto José Miguel Arroyo, ‘Joselito’ como José Tomás decidían ser fiel a una idea y actuar en consonancia con ella.
Hay una historia que explica el momento en el que José Tomás le comentó a Martín Arranz que no quería continuar seguir haciendo entrevistas. «Un día paseando por la plaza de Santa Ana de Madrid, el propio Arranz le dijo que tenía que hacer varias entrevistas en varios medios de importancia para darle relevancia a sus próximas tardes; en ese momento, José Tomás le dijo que lo pasaba muy mal con las entrevistas, que donde de verdad se sentía a gusto era delante de un toro. No le puso problema Martín Arranz y convirtió el problema en solución, pues dijo que desde ese instante su mito sería guardar silencio y hablar en la plaza».
Como bien nos citaba nuestro director en aquel artículo «Su visión sobre la televisión es conocida por todos, la fuerza y el puño de hierro con el que llevó dichas negociaciones le hicieron crearse una fama que a la larga benefició a aquellos toreros que habían confiado en su persona». Eran años en los que las televisiones privadas (Antena 3 o Telecinco) apostaban por los toros, al igual que llevaba haciéndolo desde décadas atrás TVE, se daban multitud de festejos en abierto, sin embargo, muchos de ellos estaban poco cuidados y más que beneficiar al torero le perjudicaban.
De ahí que Arranz y sus poderdantes no se subiera a ese barco y tomara un camino distinto al de otros toreros: «Con tanto festejo televisado se pierde el elemento sorpresa, que siempre fue muy importante para que tomase fuerza un torero emergente», comentaba Martín Arranz.
Un hombre del toro que nunca escondió sus ideas, esas que compartían al 100% aquellos toreros a los que apoderaba: «Lo que estoy es contra la retransmisión desordenada e indiscriminada, no de que se televisen festejos». Un apoderado que siempre defendió a capa y espada a sus poderdantes, el cual rechazó cantidades ingentes de dinero por dejarse televisar, porque sus toreros accedieran a un mercado que ellos no veían con buenos ojos. Sin duda un camino que tanto Joselito como José Tomás decidieron tomar y que con el paso de los años no han cambiado ni un ápice.