Hace dos inviernos publicábamos en este medio una noticia sobre el comportamiento de los animales dentro de una ganadería brava, sus distintas reacciones y como es la convivencia entre ellos en el día a día. Mientras que los añojos y erales juegan a medirse en pequeños combates que no pasan de ser un juego, ya los utreros van marcando poco a poco su territorio ante lo que está por venir. Los más grandes van dejando claro que de aquí a un corto plazo de tiempo las cosas van a cambiar, pero no siempre aquellos que se han desarrollado con mayor celeridad acaban siendo los líderes del cercado.
Una vez que llegan a cuatreños, los ganaderos dejan de criarlos en una cerca común para separarlos según su trapío, algo que facilita la elección de los animales por los distintos veedores. Las peleas se recrudecen cuando los animales ya andan rematados, dándose estas en los horarios posteriores a las comidas, de ahí que sea fundamental sacarlos al corredero tanto para ejercitarlos como para cansarlos de cara a posibles peleas.
Pero estos conatos de enfrentamientos o peleas abiertas por el poder también se dan tanto con los sementales como con las vacas madres. Todos son animales territoriales, tanto machos como hembras, si bien es verdad que en las reproductoras los enfrentamientos no son tan continuados y tienen una menor virulencia. Fuera de esas peleas por el poder, y pese a estar unos seis meses cubriendo, los sementales también sufren alteraciones en su comportamiento cuando varían las presiones atmosféricas. Los hombres del campo conocen sus reacciones, y, por tanto, saben cuando un animal se puede arrancar o no.
Una de las ganaderías que mayor número de seguidores tiene en redes sociales es la salmantina de José Enrique Fraile de Valdefresno. El hierro charro cuenta con miles de seguidores en Instagram, una cifra que no es baladí. En uno de sus cercados vemos una amalgama importante de sementales, todos prácticamente de pelo negro, algo que, por otro lado, es normal en el encaste Atanasio-Lisardo.
El vídeo se grabó en el mes de diciembre, momento en el que algunos de los padres de la ganadería están esperando su turno para unirse a las vacas. Uno de esos sementales es el 20 “Cantarero”, un toro con cierto mal genio al que no le gusta que le molesten, un astado hondo y badanudo pese a no tener una encornadura excesiva, un toro muy proporcionado y en tipo de aquello que buscan sus ganaderos. Marcado a fuego con el antiguo hierro de Fraile Mazas, ahora José Enrique Fraile de Valdefresno, este ejemplar mira a la cámara con recelo antes de amagar con arrancarse.
Viendo la reacción de este “Cantarero”, deciden dejarlo tranquilo y proseguir con su visita por el cercado de los sementales. Dicha publicación tuvo un número importante de likes y comentarios, esos en los que se destacaba tanto la belleza como el comportamiento del animal, ese que lleva tiempo ilusionando a unos ganaderos que sueñan con ver los productos de un semental de una línea fundamental en esta casa salmantina.
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