«Hacer la luna» era una práctica habitual a principios del siglo pasado, en la posguerra y durante los años posteriores a ella. Una vía rápida, aunque arriesgada, para aprender a torear y poder ganarse la vida en un futuro como torero. Manuel Benítez ‘El Cordobés’, Paco Ojeda y, décadas antes, Juan Belmonte aprendieron a torear clandestinamente, saltando los cercados de las fincas y enfrentándose a toros y novillos, aprovechando las noches de luna llena. Una aventura romántica y poética que no siempre salía bien, ya fuera por la cornada de un animal o por ser pillados por los mayorales y vaqueros de la ganadería.
Una práctica que con los años se fue perdiendo poco a poco debido a la creación de las escuelas taurinas y al férreo marcaje que la Guardia Civil hacía a esos torerillos que buscaban alimentar su alma toreando a campo abierto ante un animal bravo. El toreo furtivo, a la caza de un animal que embistiese y al que poder darle unos lances era algo muy usual, no hace tanto. De todo esto se hicieron películas donde toreros como Palomo Linares o el citado Manuel Benítez ‘El Cordobés’ hacían estas prácticas tan habituales en esos años.
La última vez que conocimos una noticia así fue en febrero 2015, hace ya ocho años. Fue en el término toledano de Oropesa cuando el mayoral de la ganadería y la Guardia Civil pillaron in fraganti a unos maletillas que intentaron huir de la zona tras torear varias reses. Dos de ellos fueron arrestados en la misma finca, el tercero días después. Los tres fueron imputados por un presunto delito de daños, pasando a disposición del Juzgado de Guardia de Talavera de la Reina (Toledo). Según La Verdad de Murcia, “los tres detenidos causaron daños por valor de 53.000 euros al torear 20 reses que han tenido que ser sacrificadas”.
’Hacer la luna’ es una aventura que parecía haberse perdido con el paso del tiempo, pero ahora parece ser que no es cosa únicamente de toreros con capote y muleta, sino de recortadores que a cuerpo limpio se dedican a quebrar reses en las ganaderías de la zona. Unos actos que se vienen repitiendo por segundo año consecutivo, cuando un grupo de jóvenes venidos de otros lugares, decidieron separar, tentar y recortar a los toros de San Juan.
Como podemos leer en Soria Noticias, el pasado sábado 10 de junio un grupo de jóvenes de la provincia de Guadalajara decidieron acudir al monte Valonsadero para disfrutar del Lavalenguas, hasta ahí todo normal, el problema vino cuando los asistentes se percataron que estos foráneos acudieron antes de la salida del sol para celebrar su particular festejo, haciendo un uso ilegítimo, irresponsable y egoísta de los 12 novillos que se habían seleccionado para esa mañana.
Como también se recoge en este medio digital, se trata de jóvenes llegados principalmente de la comarca alcarreña de Brihuega. Expertos corredores y recortadores que aprovechan la noche para separar y recortar a los animales. “Dejan a los animales más bravos rotos por su ensañamiento” declaraban a dicho medio fuentes de la asociación Amigos de la Saca. Tras momentos de tensión tuvo que hacer acto de presencia la Guardia Civil para calmar las aguas y parar a estos recordadores furtivos, los cuales dejaron claro que esto era “una práctica habitual en esta zona y que la Asociación no era nadie para prohibirlo”.