CAMPO BRAVO

El ganadero Sánchez Herrero decide sacar a la luz, un año después, cómo casi muere por una cogida en su finca


sábado 11 marzo, 2023

El ganadero salmantino narra el percando que sufrió hace unos meses cuando, tras botarse su caballo, se fracturó la pelvis.

Jose Manuel Sanchez Herrero
El ganadero José Manuel Sánchez Herrero. © Mi Corazón es Taurino

En tierras de El Bodón (Salamanca) se encuentra la vacada de Sánchez Herrero, un hierro de procedencia Aldeanueva que creara Esteban Sánchez de Valverde en 1960 al adquirir la ganadería de doña Carlota Aparicio. Una rama ganadera que ha dado grandes tardes de toros y que actualmente está presente en ganaderías tan conocidas como El Pilar -propiedad de la familia Fraile- o Pedraza de Yeltes.

En 1988 los hermanos Sánchez Herrero compraron vacas de Montalvo, rama que tuvieron tres años para animales, eliminar lo anterior y adquirir simiente de El Raboso. En 1990 compraron 40 vacas y dos sementales a Matías Bernardos. Dos años después se hicieron con la camada entera de eralas sin tentar de dicha ganadería para cerrar el círculo y asentar definitivamente la vacada. Una divisa pura Aldeanueva que con el paso de los años sigue siendo fiel a este encaste tan importante en la historia de la tauromaquia.

Por su parte, la ganadería de Aldeanueva fue adquirida en 1979 por don Domingo Matías Bernardos, quien la formó con vacas y sementales comprados a doña María Antonia Fonseca, de procedencia Domecq Diez, una sangre que fue puliendo con los años hasta conseguir asentarla como una de las más selectas del campo bravo.

Así ocurrió el percance del ganadero José Manuel Sánchez Herrero que ahora ha decidido narrar

Caballos
Caballos de la finca de Sánchez Herrero. © Mi Corazón es Taurino

El campo entraña más peligros de los que nos podemos imaginar; muchos ganaderos han sufrido duros percances que estuvieron a un tris de acabar en desgracia y otros por desgracia fallecieron tras sufrir cornadas de gravedad. Uno de ellos fue Victorino Martín, con aquel semental de nombre ‘Hospiciano’ que le mandó al hospital con nueve cornadas en el cuerpo. O el veterinario José Luis Algora cuando trabajaba en la ganadería de El Serrano,que tuvo que ser trasladado en hospital tras sufrir varias cornadas por parte de uno de los toros de saca. Por desgracia, Hilario Serrano y Pascual Rodríguez fallecieron tras los percances sufridos en sus propias ganaderías no hace mucho.

Por suerte, dentro de la gravedad, la familia Sánchez Herrero no tuvo que sufrir aquello que otras familias vivieron en primera persona con la muerta de un ser querido, esta vez la sangre no llegó al río. Una historia que desveló hace unos meses José Sánchez Herrero al canal de YouTube MiCorazónEsTaurino.

«El día de Todos los Santos, nos juntamos toda la familia a comer y me dijo mi nieta: Abuelo, monta al caballo y corre los toros. Eso hice, y creo que se habían pegado aquella mañana«, comenzó explicando el ganadero salmantino a este canal de YouTube. «Por el lado izquierdo tenía una pared de 400 metros de largo, y al derecho dos toros se me fueron al caballo nada más echar a correr. Por delante tenía doce o catorce toros que no me dejaban avanzar».

«Iban los animales como un cohete; hasta con el bocao le iba dando a los toros de delante. Sabía que cuando llegaría a los 150 metros, si no me había salido, me asfixian«, comentó José sobre lo ocurrido aquel día. «El caballo brincó a un toro de los de delante y como no me esperaba el salto, del golpe con la perilla de la montura me rompí la pelvis», detalló a MiCorazónEsTaurino.

«Durante el poco rato que estuvimos se me abrió más de 10 centímetros la pelvis; entonces, mi hija cogió el coche y fuimos a Salamanca. Perdí casi 4 litros de sangre y los compañeros de mi hija dijeron que si hubiéramos tardado un poco más no lo hubiera contado. Arriba no estaba mi nombre en la lista«, narró ya más pausado José Manuel Sánchez Herrero.

Historias que pasan con bastante frecuencia en el campo bravo, en las que las cornadas, los porrazos o los huesos rotos forman parte del día a día en una explotación ganadera. Aquí hay que tener los cinco sentidos puestos, conocer las querencias y reacciones de los animales, y en este caso, valorar si es el momento indicado para hacer determinadas faenas, un error aquí se paga caro, algo que bien sabe este ganadero salmantino.