La tauromaquia vive tiempos convulsos, momentos en los que ciertos mensajes están calando en una sociedad que sigue a su particular pastor sin cuestionar nada de lo que éste le diga. Una sociedad desnaturalizada, alejada de esas raíces a las que sus ancestros nunca dieron de lado. La nueva sociedad vive, en cierta parte, sin buscarle explicación a las cosas naturales que le rodean. El animalista de ciudad, el urbanita de asfalto, es el principal impulsor de un cambio que nos llevará a un lugar de no retorno.
Este mensaje lanzado por una serie de políticos ha calado en un tipo de población a la que no le importa tener un galgo en un piso de 50 metros cuadrados, pero que se queja sistemáticamente cuando ve una rehala de perros hacer eso que le dicta su instinto. Juzga sin querer ser juzgada. Ahora vivimos en una cárcel de cristal, un mundo supuestamente con grandes libertades que nos dice continuamente qué hacer y qué no.
Años atrás, había políticos -de un signo u otro- que eran consecuentes con sus ideas; había libertad total para hacer una cosa u otra. Ahora el político esconde la patita por temor a las represalias en redes, al señalamiento de esos que te señalan con el dedo si eres taurino, pero que permiten vete a saber que cosas. Falta ese punto de orgullo, de no agachar la cabeza, y eso lo tenían los políticos de la transición. Y quizá eso ha recordado estos días, con una simple instantánea, el periodista Manolo Molés.
«Yo, narrando desde la barrera de Las Ventas en Madrid la corrida con mi técnico a mi lado. Y abajo tengo nada más y nada menos que a Carrillo. Sus ideas no eran muy agradables, pero sí me gusta que la Fiesta de toros sea abierta para todos se lo merezcan o no. Allá ellos«, comentó el periodista valenciano en sus redes sociales el pasado 5 de marzo con una imagen con el líder del Partido Comunista de España bajo su retransmisión.
Ahora es muy complicado ver políticos de esa corriente ir libremente a los toros en España, algo que no sucede en Francia. Parece ser que ser de izquierdas implica dar la espalda a la tauromaquia, cuando siempre hubo grandiosos aficionados de ese lado del tablero. Por el contrario, se quiere hacer pensar que los toros son de derechas, nada más lejos de la realidad. La tauromaquia es del pueblo, y todo aquel que quiera sesgarlo políticamente estará faltando a la verdad.
Yo narrando desde la barrera de las @LasVentas en Madrid la corrida con mi técnico a mi lado. Y abajo tengo nada más y nada menos que a Carrillo. Sus ideas no eran muy agradables, pero sí me gusta que la fiesta de toros sea abierta para todos se lo merezcan o no. Allá ellos. pic.twitter.com/zKt5RkNf6c
— Manolo Molés (@ManoloMoles) March 5, 2023