Pisar fincas tan emblemáticas como Partido de Resina, El Toruño o Zaharichete es algo que todo aficionado debe hacer alguna vez en su vida. Las tres están enclavadas en la provincia de Sevilla, y son verdaderos santuarios dedicados a la cría del toro bravo. Son lugares donde no hace mucho las principales figuras del toreo y los veedores de las plazas más importante apostaban sin fisuras para sus tardes más importantes.
En el caso de Partido de Resina, antes Pablo Romero, su actual propietario busca el volver a asentar a esta ganadería en el lugar que siempre le correspondió. Pero el momento que vive actualmente la fiesta le ha llevado a ocupar un sitio diferente al que tenía hace años. En esta casa su vive por y para el toro, más si cabe cuando la marca que les respalda es conocido tanto dentro como fuera del panorama taurino. Decir Pablo Romero es como decir Osborne o Miura, son nombres arraigados en la sociedad y que se conocen dentro y fuera del panorama taurino.
Como dice el refrán, cada maestrillo tiene su librillo, y eso en el campo bravo es el pan nuestro de cada día. Aquí en esta casa ganadera los animales, pese a su nobleza, muchas veces tienen un comportamiento altivo, y más si hablamos de sementales que ya van cumpliendo una edad. Un tipo de animal con el que siempre hay que tomar distancia y no atosigarle. Eso bien lo conoce Joaquín Morera, mayoral de la casa desde hace más o menos dos lustros, el cual ya conoce al dedillo el comportamiento y reacciones de los toros de la casa.
El semental se desorienta, quedándose sin la compañía de su harén de vacas
Es verano y toca hacer el saneamiento de gran parte de la ganadería, de ahí que se aproveche esta faena tan incómoda para los animales para separar al semental de su lote de vacas. En esta casa el manejo se lleva a cambo por una mangá que da a todos los cercados de la ganadería, consiguiendo con esto un manejo más fácil del ganado. Pero tras salir las vacas, el semental se desorienta, quedándose sin la compañía de su harén. Son momentos difíciles, ya que un toro solo puede ser muy peligroso.
Aquí la pericia del vaquero y el mayoral es importante: poco a poco tienen que ir convenciendo al toro para que salga de su querencia y llegue hacia una corraleta previa a los corrales donde ya no harán falta caballos. El semental llega un momento en el que se aquerencia en una parte del mismo y no acepta ir allí donde la mandan, de ahí que sean fundamentales los bueyes, esos que conoce desde chico y que le arroparán camino de los corrales. Gracias a la labor de estos, el toro se tranquiliza y toma las puertas camino de los corrales para ser posteriormente saneado.