El toreo no deja de sorprendernos día a día: la volatilidad de los públicos, la exigencia de los aficionados… todo metido en una coctelera nos lleva a un San Isidro muy movido y que, salvo en tardes contadas, no ha estado exento de polémica. Esa polémica que muchas veces le viene bien a una Fiesta encorsetada en ciertos parámetros que no le ayudan.
El sábado pasado toreaban en Las Ventas el valenciano Román, el madrileño Gonzalo Caballero y el onubense David de Miranda, una tarde en la que Román saldó con sangre una gran actuación con dos toros de Algarra de distinta condición, pero que quedó empañada con una plaza que vio cómo aparecieron banderas del Atlético de Madrid, algo que molestó a una afición que iba a disfrutar de una tarde de toros y no de fútbol.
A parte de eso, la tarde tuvo también su anécdota a modo musical: el diestro levantino Vicente Ruiz El Soro interpretó junto a la banda de Las Ventas su pasodoble, Vicente Ruiz “El Soro”, en el intervalo antes que saliera el cuarto toro de la tarde. La gente se percató de la situación y empezó a aplaudir. Pero no fue la única intervención de Vicente, en el cuarto toro, en el cambio de tercio de banderillas a faena de muleta le tocó a su paisano Román la «diana floreada», así es como se llaman en Valencia a un cambio de tercio en el que «auguran» que algo grande va a pasar en la faena.
Venía el valenciano de cortar una oreja al primeo de la tarde y en este cuarto parecía que el sueño de la Puerta Grande estaba cerca. Finalmente, en ésta Román no pudo cortar oreja, dando una vuelta al ruedo tras pagar con sangre su valerosa actuación ante un toro de gran exigencia. Aunque se valoró el gesto de El Soro hacia Román todo esto creó algo de controversia en parte del tendido, quedó grabado también en otra parte de la afición.
Hay que recordar que el propio Soro cumplió uno de sus sueños, ese que no era otro que el de formar parte, aunque fuera tan sólo por una tarde, de la banda de música del Maestro Tejera en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Tal fue su aprendizaje con la trompeta que incluso el director de la Banda de Música, el maestro Tristán, se puso en contacto con la esposa de Vicente Ruiz cuando éste se encontraba en el hospital para plantearle el reto, que aceptó Vicente.