Hablar de Antonio Ferrera es hacerlo de un espada especial, un torero que nunca ha dejado de crear tanto con el capote como con la muleta. El diestro nacido en Buñola el 19 de febrero de 1978 se trasladó desde una edad muy temprano a tierras extremeñas donde viviría prácticamente toda su vida. Allí le picó el veneno por la tauromaquia subiendo poco a poco los escalones que lo llevaba hacia la alternativa. Con el paso del tiempo fue asentándose en un escalafón donde nunca puso peros a matar corridas duras, consiguiendo este grandes triunfos en plazas como Valencia, Sevilla, Madrid o Pamplona, entre otras.
Al igual que muchos espadas españoles Ferrera ha sentido especial atracción por México y su forma de ver y sentir el toreo, allí se empapó de una tauromaquia que acabó floreciendo hace algunos años y que le llevó a encajar con una afición que siempre lo tuvo como uno de los toreros a seguir. Esa evolución le llevó a poder acceder a carteles de figuras a este lado del charco llegando incluso a estar anunciado un Domingo de Resurrección en Sevilla.
La llegada de la pandemia vino acompañado de un pequeño bache que le volvió a sacar injustamente de las principales ferias a este lado del océano. Pese a ello México le siguió tendiendo la mano a un matador de toros con una gran personalidad. Colombia también fue otro de los países que apostó por él dándose su sitio en ferias como Cali o Manizales. Fruto de ese tiempo junto a toreros colombianos y mexicanos su tauromaquia se enriqueció hasta tal punto de inventar suertes nuevas a partir de otras similares.
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Pepe Ortiz o El Pana han sido alguno de los toreros que más atrajeron a un matador de toros que también compartió carlas y jornadas de tentadero con nuestro compañero Emilio Méndez, fotógrafo y aficionado práctico con el que compartió amplias tertulias sobre la creatividad del toreo de capa a la mexicana. Antes de su actuación en Puente Piedra se puso ver al diestro pacense tentando en el campo colombiano con su habitual capote de vueltas azules ensayando una suerte capotera poco vista hasta la fecha.
“Se trata de una especie de Tijerilla” nos explicaba Méndez. “Es un lance de saludo, pero también se puede hacer en un quite. Este necesita de mucha coordinación para que salga perfecto una vez que se cruzan los brazos y se remata con estos todavía cruzados”. Sin duda alguna es un lance muy vistoso, pero que requiere de una enorme práctica. Hoy por hoy es Antonio Ferrera de los pocos espadas, si no el único, que le ha dado su sitio a esta suerte capotera.
“El lance de la Tijerilla lo vi en fotografías de toreros antiguos, yo sin ir más lejos lo puse en práctica en algunos festivales en los que toreé, pero lo hago más como remate y no como saludo. Es muy importante echar los vuelos del capote para hacer bien ese remate, de lo contrario puede salirte muy atropellado” nos explicaba Emilio. Por lo tanto, hay varias formas de interpretar la tijerilla como se puede ver en el vídeo que ofrecemos a continuación, una suerte que gusta mucho al público, pero que requiere de mucho entrenamiento.