Historias en el toreo hay muchas, unas por desgracia acabaron mal, véase el caso de Julio Robles, Lucio Sandín o Luis de Pauloba, y otras, afortunadamente han tenido un final feliz tras la reaparición de diestros como Emilio de Justo o David de Miranda. Un espada que vivió en sus carnes la dureza de la profesión cuando un toro estuviese a punto de postrarlo en una silla de ruedas cuando el 27 de agosto del 2017 un astado de Sánchez Urbina le propinó una fortísima voltereta que le produjo cuatro fracturas vertebrales además de una importante afectación medular en la plaza de toros zamorana de Toro.
Según palabras del propio entorno del espada onubense “La lesión era muy dolorosa y la zona afectada era muy difícil de tratar” de ahí que se fuera con cautela para evitar aquello que nadie quería oír, esa frase que revoloteaba por el ambiente y qué gracias al esfuerzo del torero y a su fe inquebrantable en sí mismo quedó aparcada afortunadamente. Una lesión que mantuvo en vilo a toda Huelva y al toreo, David no sentía nada del cuello hacia abajo, su cara esa tarde en Toro era un poema.
Pero no se rindió, reapareciendo en la Feria de Colombinas casi un año después del terrible percance. El triunfo de aquella tarde iba más allá de la puerta grande, las lágrimas eran casi inevitables por todo lo sufrido hasta llegar a esa cita de Huelva. A partir de ahí su carrera fue llevada con sumo tacto, había que volver a cogerle el pulso al toro y a exigirle a un cuerpo que ni mucho menos estaba recuperado al 100%. Pero a David todavía le quedaban muchas etapas que quemar en su carrera.
En 2019 llegó la tan ansiada confirmación de alternativa en Las Ventas, sería en un cartel de relumbrón en pleno San Isidro el 24 de mayo junto a Julián López ‘El Juli’ y Paco Ureña. Una tarde donde tocaría el cielo con las manos tras desorejar a ‘Despreciado’ un gran toro de Juan Pedro Domecq que le devolvió esa sonrisa que a punto estuvo de quitarle aquel toro salmantino casi dos años antes. Pese a ese triunfo no acabó de entrar en todas las ferias que su triunfo merecía, poniendo las miras en un 2020 donde sí parecía que lo iban a tener más en cuenta.
Pero llegó la pandemia y con ella las ilusiones de conseguir entrar de lleno en las ferias y carteles de postín. David veía como nuevamente se le daba la espalda olvidando de un plumazo esos triunfos del pasado. Los empresarios volvieron a rehacer sus ferias, esas donde no encontraría cabida el onubense. Pese a ello De Miranda no cayó en el desaliento, siguió preparándose y exigiéndose más si cabe, sabía que tarde o temprano le llegaría de nuevo otra oportunidad. Madrid se la brindó en 2022, pero no hubo suerte con la corrida de Algarra, de ahí que la temporada no despegara como él y su equipo sonaban.
En enero de 2023 saltaba la noticia, Jorge Buendía y David de Miranda separaban sus caminos tras llevar juntos desde novilleros. Un cambio de aires que le llevaría a vincularse profesionalmente al ganadero y empresario José Luis Pereda. Un 2023 donde pisó nuevamente Madrid dando una vuelta al ruedo con la corrida de Román Sorando. Azpeitia, Huelva, Málaga o Bayona fueron algunas de las plazas que le dieron su sitio, siguiendo fuera de otras que le habían llamado tras aquel suceso de Madrid.
2024 llegaba en un visto y no visto, la temporada comenzaba y pese todas las vicisitudes el onubense tenía dos balas en la recámara, esas que le llevaban a Sevilla y Madrid durante el mes de abril. Dos oportunidades ante animales de Santiago Domecq y Araúz de Robles, cuatro toros para cambiar de una vez su carrera. Y así que ha sido, las dos orejas conseguidas en La Maestranza le vislumbran un panorama distinto al que tenía hace no tanto, ahora con el triunfo conseguido espera Madrid, una plaza que la ye ha visto triunfar, esa que debe confirmar la apuesta de un torero que nunca se escudó en la mala suerte, ese que ha confiado ciegamente en sus posibilidades y que ahora debe recoger los frutos.