MADRID

Un toro de José Escolar embistió con sus órganos sexuales ‘excitados’ en Madrid: un veterinario explica cómo sucedió


miércoles 4 junio, 2025

El toro de José Escolar embistió bajo la activación del sistema nervioso parasimpático, uno de cuyos signos es la erección

Toro Jose Escolar Madrid
El cuarto toro de José Escolar ayer en Madrid y, a la izquierda, sus órganos sexuales excitados tras salir de toriles y recibirlo a portagayola Esaú Fernández. © Pablo Ramos y Plaza 1

La vigésimo segunda de abono de la Feria de San Isidro tuvo como protagonistas principales a Gómez del Pilar y Calentito, un ejemplar encastado de José Escolar, y a un torero “macho”. El toledano se fajó en una lucha sin cuartel ante un toro vivo, ágil y con carácter. Fue una faena sin concesiones, con entrega total del espada, en una labor de compromiso absoluto. Seria, pero desigual en su presentación, fue una corrida que no terminó de cumplir en el caballo ni de romper en la muleta.

Un festejo que mantuvo el interés en todo momento, con una corrida que contó con animales complicados que no pusieron las cosas fáciles a la terna. El lote más manejable cayó en manos de Esaú Fernández, que lo pasaportó con más oficio que compromiso. Precisamente fue el cuarto, de nombre Sereno, el toro más pastueño del correoso encierro. Un animal que llamó la atención al salir al ruedo con sus órganos sexuales“excitados”, algo para nada habitual, según las fuentes veterinarias consultadas por este medio.

La salida de un toro así no es usual en una plaza de toros, de ahí que llamase poderosamente la atención de los aficionados. Para conocer a qué se debía esta reacción, quisimos consultar a Julio Fernández, experimentado veterinario, quien nos arrojó algo de luz sobre este tema: “Como bien dices, es raro que eso pase, porque el toro bravo necesita una estimulación sexual para ello. Esta reacción vendría por algún olor, recuerdo o algo. Como te digo, no es para nada habitual que suceda”.

“Es habitual, e incluso deseable, que los animales embistan bajo la activación del sistema nervioso parasimpático, encargado de relajar al organismo y devolverlo al estado normal. El sistema nervioso simpático, en cambio, prepara al organismo para la acción y se activa con el estrés”, explicaba a este medio.

Whatsapp Image 2025 06 04 At 10.10.28 (1)

“En las primeras fases de la lidia, antes de pasar por el caballo de picar, es el momento de máximo estrés para el animal. A partir de la suerte de varas, el estrés se va atenuando y, cuando llega la suerte suprema, suele ser insignificante. Esta reacción del animal supongo que se daría al no salir estresado a la plaza, pero, como te digo, es poco usual que se dé”, volvía a recalcar tras la consulta realizada por Cultoro.

Pero ahí no se quedó la explicación de un veterinario que ahondó algo más en este tema: “Los toros suelen morir en el ruedo con bajos niveles de cortisol (principal indicador de estrés), inferiores a los del resto de bovinos sacrificados en matadero. El toro, durante la lidia, supera el dolor, atenúa el estrés y activa mecanismos neurohormonales que le motivan a embestir hasta la muerte”.

Se trató de un astado pasador, pero que nunca se empleó en los trastos; un animal más pacífico que aquellos que saltaron al ruedo en la primera parte de la corrida. El de Escolar tuvo cierta nobleza, pero nunca descolgó, un astado al que Esaú Fernández le realizó una correcta labor, sin que esta tomara nunca vuelo. Parte de la plaza tomó partido por el astado abulense, ovacionándolo en el arrastre. Una faena que contó con precisión quirúrgica nuestro compañero José Miguel Arruego_

El cuarto, largo, estrecho de sienes y enseñando las palas, coceó el peto en el primer puyazo. Esaú, que se había ido a portagayola, lo dejó largo en el último encuentro pese a que el animal ya había dejado claro que no quería pelea. Esaú empezó con la derecha, sin probaturas, en una faena de buena actitud a la que, sin embargo, le faltó reunión. El toro se tragó la primera serie con la derecha, así como luego un par de ellas al natural, pero pasando siempre sin emplearse y sin descolgar nunca. Cerró el sevillano por bernadinas una faena condicionada por un sector al que le entró por los ojos el juego del albaserrada, al que luego ovacionaron en el arrastre. Con otro hierro y con otro encaste, dudo que le hubieran visto tantas virtudes. Se dividieron las opiniones para el sevillano.