Hablar del hierro madrileño de Victoriano del Río es hacerlo de una de las divisas más importantes del campo bravo. Se trata de una ganadería que ha consolidado a través de los años un tipo de toro muy definido tanto en fenotipo como en genotipo; además, el hierro que comanda Victoriano del Río ha sabido amoldarse a los tiempos sin perder esa esencia que le hizo ser exigida por todas las figuras del toreo. Tanto Pablo como Ricardo del Río, sus hijos, han sabido aportar su granito de arena en un proyecto ganadero que lleva décadas asentado en la élite ganadera.
La lista de toros premiados es amplia, un número de animales que propiciaron el triunfo tanto de las máximas figuras del toreo como de toreros que buscaban un triunfo para cambiar su carrera. En los últimos años han saltado al ruedo de Madrid astados con las virtudes que busca una familia que es consciente que llevan en sus espaldas el peso de la responsabilidad. Sebastián Castella, José María Manzanares, Emilio de Justo, Borja Jiménez, Andrés Roca Rey y Tomás Rufo apostaron por los toros de la casa en un San Isidro donde la vacada madrileña ha lidiado animales de interés.
Han sido dos corridas que no han estado exentas de ciertos bailes de corrales al rechazarse hasta tres toros de los presentados, tema del que no tuvo problemas en hablarnos uno de sus ganaderos: “El que no aprobaran la totalidad de los animales fue culpa nuestra, porque debíamos haber llevado los toros más rematados, ya que los quitaron por falta de remate” nos comentó Pablo del Río, un ganadero que no esconde este pequeño lunar en la presentación de varios de sus animales.
Dos corridas donde saltaron animales de distinta condición, siendo algunos de estos muy del gusto de sus propietarios: “Lidiamos un número importante de toros, y no siempre pueden embestir todos. En la primera de nuestras dos corridas hubo tres o cuatro animales que nos gustaron bastante. El día 7 hubo tres toros que nos llenaron como ganaderos, una tarde donde destacó por encima de todos “Dulce”, un toro excepcional”.
Ya contamos recientemente que no dudaron ni un instante en cortarle los testículos a “Dulce”, toro que le cupo en suerte a Borja Jiménez, pero también hubo otro toro notable -para sus ganaderos- del que se llevaron las turmas para sacarle pajuelas: “Sí, hay dos toros que nos llevamos las turnas, los dos en un estilo parecido: el toro “Cocinero” del día 16, al que Rufo le cortó una oreja, y “Dulce”. Ambos tuvieron un tipo de embestida que nos resulta muy difícil de localizar. De esas familias hay más sementales en el campo, pero con esa entrega, con esa bravura completa”.
Un “Cocinero”al que Tomás Rufo le paseó una oreja tras una faena interesante y en la que fue feamente voletado por el animal. Labor que nos contó toro a toro nuestro compañero Javier Espadas en una tarde donde Sebastián Castella y José María Manzanares salieron ovacionados en el segundo y cuarto capítulo de la tarde.
Así contamos, en Cultoro, cómo fue el animal:
Serio por delante y en su expresión era el tercero de Victoriano del Río, que peleó empujando en las dos varas. Gran tercio de banderillas el protagonizado por Fernando Sánchez y Sergio Blasco, que saludaron una ovación. Confió Tomás Rufo en la condición del toro y tras el brindis, se echó de hinojos en el tercio para citar de largo pese al viento en una primera tanda en la que hubo exposición y mucho valor. Sobre la diestra, dejó el toledano series templadas ante la embestida con calidad del animal, que llegaba arriba, pero estaba muy justito. Cuando cambió al izquierdo, fue prendido y cayó de manera muy fea en el remate del natural, pero volvió a la cara del animal sin aparentes consecuencias, tirando de vergüenza torera. Más firme si cabe estuvo por el pitón izquierdo, donde dejó naturales de bella factura ante un animal ya más parado, uno a uno, sobresaliendo uno que duró una eternidad. Con la tizona, se tiró de verdad para dejar un pinchazo hondo que fue suficiente.