El pasado sábado, Manuel Escribano cumplimentaba el primero de sus tres paseíllos en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, una tarde donde lidiaba a los siempre exigentes astados de Victorino Martín en uno de los festejos de mayor atractivo de la temporada hispalense. Junto al de Gerena, trenzaron el paseíllo Manuel Jesús ‘El Cid’ y Daniel Luque -espada este último también oriundo del citado municipio-.
Fue una corrida de toros donde Manuel Escribano pudo saborear las mieles del triunfo con un toro de Victorino premiado con la vuelta al ruedo, un animal de encastada y humilladora embestida al que le paseó las dos orejas. Mismo premio que se llevó en 2024 de un sexto al que toreó tras sufrir una dura cornada tras la larga de recibo en la puerta de chiqueros. Luego vendría la tarde de Miura, vacada que también matará el próximo 11 de mayo.
Pero volvamos a la tarde en su conjunto: en ella, Escribano también dio la cara con el segundo de la tarde, astado fino de hechuras y algo más manilargo que el lidiado en primer lugar. Tal y como informaron los compañeros de Canal Sur se trataba de Venerado, hijo de Venerada y familia directa de B(V)elador, astado indultado en la primera plaza del mundo por José Ortega Cano en 1982. Fue un animal histórico en la casa que se encuentra disecado en el museo de la propia ganadería.
Aquella tarde de julio, en la Corrida de la Prensa del año 1982 celebrada en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid, Ortega Cano veía cómo se asomaba el pañuelo verde para otorgarle la vida como semental a aquel astado de Victorino, mismo que su descendencia se ha lidiado este 2024 en la Real Maestranza baratillera.

Este Venerado lidiado el pasado sábado fue un animal de exigente y cambiante embestida que pesó una enormidad en los trastos. Un astado con el que al que Manuel Escribano le realizó una sincera y valerosa faena, perdiendo una oreja por el mal uso de los aceros.
Así te lo contamos en nuestro toro a toro el pasado 3 de mayo la faena del diestro de Gerena a este ejemplar del hierro de la A Coronada, un toro con el que tiró la moneda un diestro que entregado a su plaza uy su afición:
Sueltecito salió el segundo de la tarde, astado fino de hechuras y algo más manilargo que el que abrió el festejo. Anduvo dispuesto Manuel, intentando este abrirle los caminos con verónicas a media alturita. Toro a le costó acudir al jaco, empujando este sin demasiada entrega una vez llegó a la jurisdicción del picador. Porfió Luque en un corto, pero desigual quite por delantales, donde palpó la desigual embestida de un astado que le arrolló en el segundo lance. Victorino que esperó siempre y al que había que llegarle una enormidad, algo que se palpó a la perfección también en el tercio de banderillas. Acertadamente, lo cambió de terrenos para comenzar un trasteo donde el viento volvió a hacer de las suyas. Tragó Manuel ante un toro de corto viaje que nunca quiso empujar por abajo, otro astado con complicaciones que no permitía ni una duda por parte del sevillano. Por el izquierdo, y siempre perdiéndole un paso, consiguió templar a un astado que tuvo buen embroque por ese pitón. Muy decidido anduvo con un toro al que había que llevar empapado de muleta y abrirle algo al muletazo -al venir muchas veces en línea recta-. Volvió al toreo en redondo donde poco a poco fue metiendo en las telas a un Victorino que nunca se entregó por ese pitón. La última serie al natural -por su verdad y entrega- caló enormemente en los tendidos. Se la dejó siempre muerta y pulseó la embestida de un ejemplar que tuvo mayor franqueza por ese pitón. Tras pinchazo y estocada saludaría una cerrada ovación -tras aviso- por parte de una plaza que valoró en todo momento todo lo que hizo delante del animal.