El trabajo en el campo es una labor muy sacrificada, un estilo de vida que no se asemeja a aquello que buscan los jóvenes de hoy en día. Para trabajar en esta profesión hace falta algo más que ganas: se necesita una constancia y un sacrificio a prueba de bombas. Pero si cruzamos la línea y nos adentramos en el mundo del toro bravo, la cuesta se empina del tal manera que el número de demandantes baja considerablemente.
El ganado bravo necesita de esos hombres de campo que organicen su día a día, que sepan de manejo y querencias, esos que los conozcan desde que dieron sus primeros pasos. Unos mayorales y vaqueros que con un simple gesto sepan si el animal está con ganas de pelea o su nobleza no va a suponer ningún problema para cambiarlo de cerca o llevarlo a la zona de corrales, al fin y al cabo conocerlos de primera mano y adelantarse a sus posibles reacciones.
Una de esas es la Finca Toropasión, escaparate de más de 400 toros de lidia de algunas de las ganaderías más reconocidas del mundo taurino, cuyos astados se lidian todos los años en las plazas de toros de Zaragoza, Madrid, Valladolid y Castellón, entre otras, en festejos populares. Aquí, pese al número importante de cabezas, su extensión (en hectáreas) no es muy grande, de ahí que se busquen hacer varios cercados pequeños para no hacinar a los animales.
Una finca que se encuentra situada en la comunidad de La Rioja, concretamente en la localidad de Alfaro, un entorno natural dedicado a las labores agrícolas y ganaderas desde tiempos remotos. Cercana a las localidades de Corella (Navarra) y Rincón de Soto (La Rioja), la explotación posee una excelente ubicación para la cría del ganado bravo, un lugar donde este animal es el amo y señor de esta coqueta finca.
El toro en España es algo más que la tauromaquia. Es por ello que la Finca Toropasión pretende dar una visión amplia y plural de un animal que tiene claras influencias en la antropología, el arte, la moda, el ocio, etc. Durante muchos años diferentes figuras del mundo empresarial, diseñadores, ganaderos, sastres, veterinarios, intelectuales, toreros, empresarios y artistas plásticos, han extrapolado a sus ámbitos la figura de un animal que se quiera o no hoy presta su silueta para ser símbolo de toda España.
El toro es por excelencia el símbolo de la fuerza y la bravura. Capaz de arremeter con brutal virulencia en su lucha en la plaza, en el campo se muestra noble y gregario, hallando seguridad y refugio en la manada. En nuestro país existe la mayor concentración de toros de lidia del mundo, que cada año son lidiados en diferentes festejos a lo largo y ancho de nuestro país. La bravura, principal característica de este animal inigualable, le confiere un halo de respeto y le ha posicionado como uno de los seres más venerados a lo largo de la historia.
Aquí el toro bravo es el Rey, ese para el que van todos los cuidados y mimos posibles, de ello también depende el sustento de una empresa que al cabo del año lidia para festejos populares un número ingente de animales. Aquí como en todas las ganaderías se prepara al toro para convertirlo en un atleta, es por ello que se creó hace años un corredero donde preparar físicamente a los animales. Para ello, cada día el mayoral de la casa y sus ayudantes van sacando de su cerca a una serie de toros para posteriormente ejercitarlos en un corredero que rodea la finca.
Uno de esos vídeos del corredero se convirtió en viral gracias a Béatrice Margé, una gran aficionada francesa que en el día de ayer compartió unas imágenes donde varios toros tuvieron una reacción muy particular al ver la cámara que les grababa. Varios de ellos se frenaron en pleno corredero, mientras que otros se quedaron fijamente mirando el objetivo. Gracias a la inercia de la carrera y a lo estrecho de la manga no se dieron la vuelta y continuaron su recorrido.
Me he enamorada cientos de veces….
Siempre de ti….¡Feliz jueves! 💋
🎥 @toropasion pic.twitter.com/0HwOqSP6XK
— Béatrice Margé (@beatrice_marge) May 11, 2023