CAMPO BRAVO

Así de cruel es a veces la naturaleza: una vaca brava abandona a su cría y un ganadero la tiene que alimentar a biberón


domingo 23 enero, 2022

El ganadero del hierro madrileño de Monte la Ermita tiene que criar a biberón a un becerro al que su madre, una vaca brava, ha rechazado tras el parto.

Vaca Brava
El ganadero dando de beber al becerro bravo. © Instagram

La que hoy traemos a colación es una historia muy parecida a la que hace unos días contábamos de ‘Mariposa’, una becerrita del hierro salmantino de Fraile de Valdefreno que probablemente la había abandonado su madre, una vaca brava, tras nacer; en este caso, también traemos a una becerra brava en una similar situación, pero en la ganadería de Monte la Ermita, ubicada en la localidad madrileña de Villamantilla.

En esta ocasión, explican los cuidados que necesita un becerro bravo cuando es abandonado por su madre: «Ha habido que traer a esta becerrita que ha nacido hoy y su madre ha abandonado… parece que ha cogido con ganas el biberón», relataban en redes sociales los ganaderos. Son momentos muy delicados en los que éstos tienen que estar con sumo cuidado para que el animal no sufra.

Algunas vacas bravas primerizas abandonan a sus becerras tras el parto: ¿Por qué lo hacen?

Como sabemos por la publicación, la vaca brava abandonó a la becerra tras el parto. Esto suele pasar con algunas vacas primerizas, las cuales no están acostumbradas a dar a luz y por cualquier pequeño aspecto repudian al becerro. Ahora arranca una nueva vida para esta becerra, que convivirá junto a los ganaderos hasta que tenga la suficiente fuerza e independencia para unirse a sus hermanos de camada.

Sin duda esta es la realidad que se vive en el campo bravo, donde todo no es color de rosas como cree el animalismo. Aquí se vive en el verdadero día a día la dureza de éste, en momentos complicados que hay que solventar. Ser ganadero es mucho más que lidiar en una plaza: es proteger un ecosistema y a una raza única. El toro bravo es el rey de la dehesa, y como tal sus cuidados tienen que ser enormes.

Esta becerra seguramente saldrá adelante, se le medirá su bravura cuando cumpla dos años y, si pasa la prueba del tentadero, se convertirá en madre de la ganadería, algo solamente reservado para el animal bravo, ese que da su vida por la supervivencia de una especie, ese que morirá luchando y que tendrá la oportunidad de perpetuar su raza gracias a su condición de bravo.