La provincia de Salamanca siempre ha sido y será tierra de toros bravos. En el campo charro se crían infinidad de ganaderías que pueblan las ferias más importantes de España y Francia. Hierros tan reconocidos como Galache, Puerto de San Lorenzo, El Pilar, Montalvo o Garcigrande pastan en esta tierra que da cobijo a un número importantísimo de animales bravos. Un lugar donde este animal convive con infinidad de especies y que ayuda a sobrevivir a la flora y fauna autóctona de esta provincia tan emblemática de nuestra piel de toro.
Otra de las ganaderías señeras de Salamanca es Esteban Isidro, un hierro que tiene una antigüedad del 24 de abril de 1955, dos años antes de pasar a manos de Antonio Martínez Elizondo, el cual varió el hierro por el que tiene actualmente. En 1964 adquirió un lote de don Joaquín Buendía para afianzar y refrescar la sangre que había en ese momento. En 1990 se compra un lote de vacas a la ganadería de Sepúlveda y en 1992 a don Luis Algarra, eliminando en 1995 todo lo de anterior procedencia de origen Santa Coloma.
Una ganadería que pasta en las tierras salmantinas de San Pedro de Rozados, lugar donde se grabó un espectacular vídeo de toda la camada de vacas madres camino de los corrales. Imágenes donde se aprecia la seriedad en las arboladuras de algunas de las vacas madres de la ganadería, un mar de pitones que se pierden nada más atravesar la primera puerta que te lleva hacia los corrales de la ganadería. Junto a ellas los becerros, varios cabestros berrendos y uno de gran alzada de pelo cárdeno.
«Ayudando a nuestro amigo José Flores. Jornada campera auténtica en el centro del campo charro. ¡Vaya sobremesa taurina! Gracias chavales, en especial a José Martín, mayoral de Esteban Isidro, que merecidamente se jubila. ¡Ah! Y siempre con caballos de Pura Raza Española. Yeguada Tabera, nuestro origen», comentaba en dicha red social la Yeguada Agrodiego, muy unida a esta casa.
La ganadería es propiedad de Martínez Flamarique, S.L. empresa que representa D. Pablo Martínez Labiano, teniendo su sede en la Plaza de Toros San Sebastián. Una ganadería que -con esta sangre introducida en los años 90 y con los sucesivos refrescamientos- sigue apostando por la crianza de un toro bravo bien definido, teniendo el objetivo de tener de nuevo su lugar en las ferias.
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