El pasado fin de semana se vivió uno de los días más importantes del año en la localidad toledana de Yuncos. Allí la Asociación Toro Enmaromado de la localidad sagreña organizó como motivo de la festividad de San Blas, la suelta de su toro. En esta ocasión el elegido fue Ponche un astado colorao marcado a fuego con el hierro de la V de Veragua y perteneciente a la vacada sevillana de Juan Pedro Domecq.
Astado cinqueño próximo a los seis años -perteneciente al G9- y marcado en los costillares con el número 144. Según palabras del propio Juan Pedro Domecq Morenés este ejemplar estuvo aprobado en la primera plaza del mundo, siendo este uno de los animales de mayor trapío y seriedad de toda la camada, ese que dio un gran espectáculo en una tierra que goza de una gran salud por el número de aficionados que hay al toro bravo.

Al tratarse de un toro tremendamente serio y al no existir una plaza donde lidiarlo hasta bien entrado el mes de mayo -Madrid 24 de mayo y 8 de junio- Juan Pedro optó por venderlo a las calles este mismo mes de enero. Al pertenecer al G9 este Ponche cumpliría los 6 años entre el mes de junio de 2024 y julio de 2025, de ahí que fueran pocas las plazas donde lidiarlo antes de llegar a alcanzar una edad que no le permitía saltar a una plaza de toros en un festejo taurino.
Según recogen nuestros compañeros de La Tributa de Toledo el astado de Juan Pedro Domecq levantó los suspiros en los primeros metros al acometer contra el vallado, y provocar que la gente se retirarse por lo imponente de su trapío volumen y remate. Momentos de angustia en la subida hacia el recorrido, donde fue conducido por los jóvenes con la maroma amarilla y azul que hicieron de guías en un evento declarado de Interés Turístico Regional.

Media hora tardaría la comitiva en llegar a la zona principal donde un hervidero de aficionados acompañó al majestuoso toro de vuelta. Tal y como narra el citado medio ocurrió un hecho excepcional, que justo antes de entrar en el cajón, la maroma claudicó por uno de sus lados viviéndose momentos de angustia durante escasos segundos, siendo este solventado por los especialistas que condujeron nuevamente al impotente animal otra vez a su cajón.
Una ganadería de primera fila que combina los festejos en plaza con la venta de animales para las calles. Tal y como nos contó el propio ganadero este año la camada es más reducida que aquella que ponía a disposición de las empresas y comisiones antes de la pandemia. “Este año lidiaremos en plazas de máxima exigencia como Valencia, Sevilla, Madrid -San Isidro y Beneficencia-, Málaga y Zaragoza, esta última en octubre en El Pilar, amén de otros cosos de segunda como Castellón, Jerez de la Frontera, Burgos, Santander, Palma de Mallorca o Murcia, entre otros”.
Una ganadería que mide muy mucho aquellos astados cinqueños que guarda para lidiar en corridas de toros, algo que no siempre se consigue teniendo estos finalmente como destino las calles: “Mis éxitos en Madrid han sido con cinqueños, algo que no voy a cambiar. Salvo en Las Ventas en pocas plazas más puedas llevar una corrida cinqueña pese a ser partidario de ello”. De no lidiarlos en plazas de primera algunos de ellos como Ponche acaban siendo venidos a las calles