Hablar del hierro de Victorino Martín es hacerlo de una de las divisas más prestigiosas del campo bravo, una ganadería que desde su creación allá por el siglo pasado ha tenido claro el tipo de toro que necesitaba la Fiesta. En Las Tiesas de Santa María se cría un animal muy definido, con unas características distintas al resto. Su viveza en la mirada o su expresión de bravo, le hacen ser un toro respetado tanto en el campo como en la plaza.
Ser ganadero de bravo nunca ha sido un negocio demasiado rentable si no se trata de una figura como Victorino Martín; más bien ha sido un modelo de vida basado en la biodiversidad, la conservación del territorio y la pasión por un animal único. Ser criador de bravo, en el estricto sentido de la palabra, lleva intrínseco el concepto de luchador, el de un hombre que se levanta cuando sale el sol y se acuesta cuando se pone.
Este es un tipo de animal impredecible en el campo por su comportamiento jerárquico, un encaste con el que hay que tener los cinco sentidos puesto. Bien saben de eso los mayorales y vaqueros de esta casa ganadera, esos que saben bregar con ellos gracias al conocimiento de los terrenos y querencias. Eso pasa también con los menores de la casa, aquí los añojos, erales y utreros también tienen un comportamiento especial por la sangre que llevan dentro.
Pero ahora nos vamos a uno de los cercados donde se encuentra el semental estrella de la casa, un Cobradiezmos que se ganó la vida por su bravura y nobleza en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y que vive con un gran lote de vacas, esas que serán las encargadas de engendrar la bravura que depositó en ellas este bravísimo animal que puso a toda la plaza en pie por su gran humillación y entrega.
Las vacas están revueltas: no quieren ir al lugar donde les mandan los hombres de a caballo, pero gracias a los bueyes y la pericia de los miembros de la ganadería consiguen meter a las hembras y a sus becerros en el amplio corral. Ahora toca ir a por el semental ‘Cobradiezmos’, pero este está mosqueado debido al continuo movimiento de mansos y caballos. A base de paciencia logran llevarlo a los corrales, no sin dificultades.
Este año ‘Cobradiezmos’ está nervioso y hay que echarle valor para sanear. El toro ya pasó varias veces por aquí y no le gusta abandonar su querencia para entrar en los corrales. Siempre con un comportamiento altivo y pendiente de todo, va pasando de puerta en puerta camino de la mangá. Allí Continúa golpeando la puerta, no quiere estar dentro, más si cabe viniendo de un cercado tan amplio. Esto dificulta las labores de saneamiento de los veterinarios, los cuales deben hacer las cosas despacio y sin violentar al animal para que este no se haga daño.
Son momentos de angustia y mucha tensión para Victorino Martín, el cual sabe de la importancia de este animal. Pero aquí hasta el rabo todo es toro, y si no que se lo pregunten a uno de los vaqueros que tuvo que esconderse al volverse este semental nada más abrirle la puerta de la mangá. Afortunadamente, no fue a mayores y Cobradiezmos volvió a uno de los cercados contiguos a los corrales.