Miguel Ángel Perera, Emilio de Justo y Ginés Marín hacían el paseíllo, este sábado, en la octava de la Feria de San Isidro, en la que se lidiaba un encierro de La Quinta.
Perera deja una obra de mucho poder al rajado primero
A la puerta de chiqueros se fue Miguel Ángel Perera a saludar al primero, en un gesto de torero grande, dándole una larga cambiada de rodillas; luego, el toro, que tenía mucho cuajo y dos velas por delante, se paró en seco antes de entrar ya incluso en varas. Muy a menos el animal, que embistió sin entrega en los dos puyazos. Buenos pares de Fini en el tercio de banderillas, efectivo también con una buena lidia, y brindis al tendido por parte de Miguel Ángel Perera. Le humilló el toro en la primera serie por la derecha, dejándole siempre la muleta muy adelantada par que no viera otra cosa el de La Quinta, al que le faltaba un punto de recorrido. El poder de Perera se impuso a ello. Hasta que se le rajó el animal al sentirse podido, pero Perera siguió intentándolo al hilo de tablas, con la capacidad de dejarle siempre la muleta en la cara para que no viera otra cosa. Una obra de torero experimentado y poderoso. Justo en el momento en el que lo citó con la espada, el toro se distrajo, por lo que dejó Perera un metisaca a la primera y, a la segunda, una media estocada en muy buen sitio. Ovación tras dos avisos.
De Justo acaba domeñando al pasador segundo a base de obligarle y ligar con poder
Serio y cuajado también el segundo, “Fusilero”, un cárdeno de 576 kilos al que saludó por poderosas verónicas Emilio de Justo, que fue alegre a la primera de las varas. Tras la primera vara, por chicuelinas de manos bajas quitó Emilio de Justo, muy ceñidas dos de ellas y una soberbia media verónica. La plaza estalló en una tremenda ovación. También presto se fue al segundo puyazo, quitando un comprometido Ginés Marín tras él. En un ralentizado tercio de banderillas, se desmonteró por sus pares Abraham Neiro “El Algabeño”. Al tendido brindó De Justo, que se fue sacando a los medios a un toro que no le humilló en ese prólogo, y al que le dejó una buena trinchera. Pasador sin más el de La Quinta en la siguiente serie, tuvo que poderle mucho Emilio y consentirle para lograr momentos lucidos. Acabó domeñándolo a base de obligarle y ligar con poder. Dejó una estocada un punto baja y fue ovacionado.
Ginés, muy firme ante la noblona pero anodina embestida del tercero
Al portón de los sustos se fue Ginés Marín a saludar al tercero, otro toro serio y cuajado pero mejor hechurado que los anteriores, al que dejó luego verónicas de firmeza. Quitó, tras una vara en la que fue desarmado Ignacio Rodríguez, por chicuelinas Miguel Ángel Perera. Era un toro al que había que pulsear y con el que había que estar muy firme, y lo estuvo Ginés, porque era noblón, pero le faltaba transmisión. Y aunque obediente y fijo, era difícil conectar con él. Expuso en todo momento en una obra larga el extremeño, no acertando a espadas y requiriendo de descabello. Silencio tras aviso.
Importante esfuerzo de Perera ante el peligro sordo del cuarto, que estuvo a punto de prenderlo
“Vidriero”, número 46, cinqueño, de 532 kilos era el cuarto, segundo del lote de Miguel Ángel Perera, un animal bajo y que no se definió en los primeros tercios. De estampa ibarreña, brindó Perera el animal a Núñez Feijóo: “No solo defienda a la tauromaquia, sino al sector primario: a la agricultura, a la ganadería, a la pesca y a lo que ata a la gente a los pueblos”, le dijo el extremeño. Y comenzó faena en los mismos medios, sin probaturas, por la mano derecha. No se salía de la muleta el animal, que le dio un susto en la segunda serie a Miguel Ángel, pero siguió domeñando poderoso al cárdeno. Toro que quería por abajo todo, y que en los pases de pecho protestaba y se quedaba cortísimo. Estuvo firmísimo Perera en el final de obra, pero dejó una estocada trasera y caída, lo que dejó todo en vuelta al ruedo tras petición y aviso.
Faena de entrega, verdad y compromiso de Emilio de Justo al peligroso quinto: el descabello le quita un premio grande
“Periquito” se llamaba el quinto, número 50, de 543 kilos, toro con mucha plaza y que embestía con temperamento al capote de Emilio de Justo tanto de salida como en la lidia en el caballo. Expuso mucho Morenito de Arles en banderillas, ante la efectiva lidia de Abraham Neiro. Fue otro toro con peligro sordo, para imponerse mucho a él y para estar con suprema firmeza, como así anduvo Emilio de Justo; en cuanto vio al torero, el cárdeno hizo por él, cogiéndolo con saña en un momento de mucha angustia. Por fortuna, no tuvo consecuencias aparentes, y siguió en la cara del toro en una obra de entrega y compromiso. Los naturales de final de obra fueron los más emotivos y caros de toda la faena. El desdén, una delicia. Y siguió entregándose a un toro agresivo y exigente, con emoción, pero peligroso a la vez. Valeroso el extremeño, que acabó con el funo de una estocada trasera y tendida, lo que hizo que tuviese tardío efecto, y el fallo con el descabello en cuatro ocasiones le quitó un premio grande. Vuelta al ruedo tras dos avisos.
Marín le roba naturales sueltos al complicado sexto, pero se atasca con el acero
No parecía santacolomeño el sexto, un toro feo de hechuras y que luego embistió como su fisionomía, pero le tocó tener en frente a un torero que atacó con verdad y que todo lo que hizo fue con compromiso. Logró robarle Ginés algunos naturales de mérito a un toro sin entrega, pasador con la cara alta y que pegaba gañafones y tornillazos en el final del viaje. Muy complicado. Se atascó con los aceros. Silencio tras aviso.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Octava de la Feria de San Isidro. Corrida de toros. Lleno de No Hay Billetes.
Toros de La Quinta. Manso y desentendido el primero, rendido; tontorrón pero por dentro el insulso segundo, aplaudido; noblón, obediente y fijo el anodino tercero; zapatillero y exigente, el mentiroso cuarto; obediente pero muy exigente el importante quinto, ovacionado en el arrastre; con hechuras y ademanes de vaca vieja el pasador sexto.
Miguel Ángel Perera, ovación tras dos avisos y vuelta al ruedo tras aviso.
Emilio de Justo, ovación y vuelta al ruedo tras dos avisos.
Ginés Marín, silencio tras aviso y silencio tras aviso.
CUADRILLAS: Se desmonteró por sus pares al segundo Abraham Neiro “El Algabeño” y Morenito de Arles tras parear al quinto.
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO