SEVILLA

David de Miranda toca la gloria con un extraordinario «Tabarro» en una tarde histórica de Santiago Domecq


martes 9 abril, 2024

José Garrido paseó la oreja del bravo primero porfiando con el exigente y encastado cuarto en una tarde donde David De Miranda paseó las dos orejas del gran quinto pinchando un posible premio del tercero. Cerraba cartel el mexicano Leo Valadez, espada que estuvo correcto con un lote que le exigió mayor apuesta.

David De Miranda
David de Miranda a hombros. © Eduardo Porcuna

José Garrido, David de Miranda y Leo Valadez hacían el paseíllo, este 9 de abril, en la tercera de abono de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Se lidiaba un encierro con el hierro de Santiago Domecq, vacada esperada por los aficionados tras sus buenos resultados de años pretéritos en este mismo coso.

Garrido le pasea la oreja al interesante primero de Santiago Domecq

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Abrió plaza ‘Saleroso’ un toro fino de cabos muy en Villamarta al que Garrido le realizó una faena templada, pero a la que le faltó rotundidad, una labor con pasajes de interés ante un toro que siempre lo quiso todo por abajo. Se fue a la puerta de chiqueros en un claro gesto de compromiso con Sevilla, para más tarde lancearlo a media altura a la verónica. El de Santiago Domecq mantuvo siempre la prontitud y el galope, algo que aprovechó David de Miranda para ceñírselo al cuerpo en un ajustadísimo quite por gaoneras. Garrido no quiso apretarle en la primera tanda pese a que el toro ya había evidenciado que todo lo quería por abajo. Labor seria de un espada extremeño que no acabó de romper por debajo de la pala del pitón a un toro que siempre colocó la cara y se fue hasta el final cuando lo llevabas enganchado. Una embestida que pulseó por momentos Garrido para que este se entregara hasta el final. Faena desigual ante un toro bravo y entregado, un astado importante del hierro jerezano al que Garrido no acabó de exprimir. A zurdas mantuvo la humillación, pero le faltó un tranquito de más para irse tras los vuelos. Pese a faltarle rotundidad a su labor, el público se mantuvo en todo momento dentro de la misma, premiando su sincera actuación con una oreja. Ovacionado resultó ‘Saleroso’ en el arrastre, un bravo e interesante astado que exigió una entrega total por parte del torero.

De Miranda pierde con el descabello la oreja de un segundo de gran profundidad a zurdas

David de Miranda

‘Diestro’ fue otro toro que evidenció el gran momento por el que pasa la divisa gaditana, un animal con franqueza y entrega al que De Miranda le realizó una labor dividida en varias fases. La primera tuvo torería y empaque, esa que comenzaría con un inicio llevando al toro a media altura con mucha cadencia, un inteligente comienzo que acabó calando en el respetable. Continuó con una serie a derechas donde acertó a llevar, pero no a apretar, a un toro que se sintió cómodo en la media altura. Si bien bajó algo su labor por ese pitón donde faltó mayor mando, volvió a elevarse la misma cuando se echó la muleta a la zurda, ahí el toro se rompió por abajo buscando los vuelos con gran entrega. El onubense se entregó llevando largo y pulseado a un toro que siempre agradeció la suavidad. Un ejemplar al que había que llevar enganchado y sometido, de lo contrario, tendía a meterse por dentro. Volvió a la mano derecha para acortar distancias con el toro pidiendo aún un par de series más. Pero lo que iba camino de oreja se quedó en una cerrada ovación tras sonar un aviso. ‘Diestro’ se iba al desolladero entre una cerrada ovación, no eran para menos viendo su entrega en el ruedo.

Valadez no pasa de correcto con el manejable pero desigual tercero, que le da una fea voltereta

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Un momento de la cogida.

El tercero fue un colorao de Santiago Domecq, que, si bien no tuvo la profundidad y la entrega de sus hermanos, sí evidenció nobleza y temple en las telas. Un toro al que el mexicano nunca pudo apretar por abajo por la condición de este. Leo Valadez lo toreó con cierto temple, siempre a media altura y sin llevárselo detrás de la cadera. Anduvo decidido, pero sin apretarse de verdad ante un ejemplar que no aguantaba el sometimiento. La faena caminaba sin un rumbo fijo, con toro y torero sin apostar de verdad el uno por el otro, cuando el astado se lo echó a los lomos, levantándose el mexicano muy dolorido. Volvió a la cara del astado ya sin chaquetilla para tirarse entre los pitones y dejar una estocada hasta la empuñadura. Tardó el toro al caer, siendo finalmente silenciado segundos antes de pasar a la enfermería.

José Garrido porfía sin lucimiento ante el bravo y exigente cuarto

El cuarto de la tarde, sin ser fácil, lo bravo nunca lo es, le regaló a Garrido un importante número de embestidas humilladas que el extremeño no acabó de aprovechar. Un toro que ya desde salida mostró su bravura en un tercio de varas donde acudió sin remilgos al jaco. ’Coronado’ se encontró a un inspirado Aitor Sánchez, varilarguero que saldría ovacionado tras un importante tercio de varas. Se le vio suelto nuevamente con la capa en un garboso quite por chicuelinas, mismo palo por el que se sacó al toro del jaco, pero ya con la muleta acabaría por no entenderse con el de Santiago Domecq, un toro que llegó a la muleta embistiendo con el hocico por delante y buscando los vuelos de la pañosa. Garrido optó por torearlo cerradito a tablas, cuando el toro se sentía cómodo más allá de tercio. Por ahí intentó gobernar las exigentes embestidas del animal, pero no hubo ligazón en un trasteo que se fue diluyendo poro a poco. Garrido acertó en dejársela siempre puesta y tirar del astado, pero no acabó de crujirse con un animal que agradecía la exigencia. Astado que pesó una enormidad en los trastos por la seriedad de sus embestidas, esas que canalizó por momentos el diestro pacense pese a venir en ocasiones el toro con la vista cruzada. A zurdas sí dibujó naturales con cadencia y gusto, pero en series largas y desiguales. Una vez pasaportado el ejemplar del hierro gaditano fue ovacionado tras sonar un aviso.

David de Miranda desoreja al bravísimo «Tabarro» quinto, al que se le pidió con fuerza el indulto

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Ya lo dijo el Guerra, “No hay quito malo” y así fue. En quinta posición salió ‘Tabarro’, un excepcional toro de Santiago Domecq al que toreó a placer David de Miranda en un trasteo donde toro y torero se entregaron por igual. El onubense canalizó las boyantes y humilladas embestidas del toro en varias series donde la plaza crujió de verdad. Bien es cierto que hubo fases donde se echó de menos mayor sometimiento y no tanto acompañamiento, pero fueron paliadas por otras de mano baja. David sintió la bravura enclasada del animal en las yemas de sus dedos, esas por donde fluyó el toreo de una forma extraordinaria. Toro de gran fondo y entrega, animal que no se cansó de embestir tras los vuelos de la muleta del de Trigueros. Se crujió al natural, lo toreó con todo el cuerpo en series de figura vertical y zapatillas asentadas. Series al natural de una estética difícilmente alcanzable por la verticalidad de las mismas, esa donde se quedó quieto como un junco, sin perder la compostura, siempre dominado la escena. La faena había tomado un vuelo difícil de parar con un animal haciendo el avión y yéndose hasta el final con gran profundidad. La plaza era un clamor, se pedía la vida para un astado que, con sus lógicos defectos, tuvo esa embestida con talento que sueñan sus ganaderos. Luque Teruel se guardó el pañuelo naranja pese a la petición y De Miranda se fue definitivamente a por la espada. Pese a dejar un pinchazo previo, le fueron otorgadas dos orejas que deben volver a ponerle en el circuito. Premio menor tuvo un excepcional ‘Tabarro’ al que tampoco se le concedieron los honores de la vuelta al ruedo, pero al que su ganadero le cortará los testículos para que su simiente perdure en la casa.

Silenciado Leo Valadez con el enclasado y noble sexto

Cerró plaza otro toro con virtudes de Santiago Domecq, un animal con clase y temple en sus embestidas al que Leo Valadez le realizó un trasteo largo, desigual y a menos. El mexicano dejó pasajes donde le corrió bien la mano por ambos pitones, pero se perdió en tandas inconexas ante un astado que siempre la tomó con franqueza y ritmo. Humilló ‘Dormido’, pero el azteca no acertó en someter por abajo unas arrancfadas dulces y enclasadas. Volvió a estar correcto, pero sin dar ese paso que se le debe exigir a un torero que tiene delante un animal de esa bondad. Tras un sin fin de pases, el astado acabó aburriéndose y yéndose a tablas debido a un trasteo carente de alma. Pinchó y su labor quedó silenciada.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Tercera de abono. Corrida de toros. Un tercio de entrada.

Toros de Santiago Domecq. Con prontitud, fijeza y galope el humillador y entregado primero; con entrega y humillación a zurdas un segundo con ritmo y profundidad; de embestida a media altura el manejable pero desrazadito tercero; de gran exigencia el bravo y entregado el cuarto; de gran clase y entrega el excepcional quinto; con nobleza y buen ritmo el enclasdo sexto.

José Garrido, oreja y ovación tras aviso.

David de Miranda, ovación tras aviso y dos orejas.

Leo Valadez, silencio y silencio.

INCIDENCIAS: Salió ovacionado Aitor Sánchez tras un gran tercio de varas al bravo cuarto.

Parte médico de Leo Valadez:

Parte Medico David De Miranda

FOTOGALERÍA: EDUARDO PORCUNA

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