LA CRÓNICA DE SAN ISIDRO

Cuando La Ventana se cierra…


sábado 25 mayo, 2024

La falta de Raza de La Ventana del Puerto dejó sin luz a tres toreros dispuestos y bien arreados por distintas razones.

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Castella espera la salida del cuarto mientras Luque rumia aún al desrazado tercero © Luis Sánchez Olmedo

A Madrid no se va a pasar el rato, si lo haces vestido de luces. Y menos si vas a confirmar. Y ninguno de los tres toreros que hicieron el paseíllo hoy en Las Ventas venían a que pasase la tarde, toro tras toro, sin una brizna de luz para dejar dos destellos. Porque se cerró La Ventana como lo había hecho El Puerto, y eso no es muy normal en una casa como esta. Y como se cerró La Ventana, el toreo se quedó a oscuras.

Sólo unos débiles rayos de luz, de distinta intensidad y reflejo, se percibieron en la corrida, que era una ocasión perfecta para que Castella y Luque, maestro y némesis del ayer infortunado Roca Rey, procurasen saltarle a las barbas reventando Las Ventas. Ninguno de los dos lo lograron, pero dejaron patente que venían a ello, igual que el confirmante Parejo, que dejó momentos de verdadero aplomo a pesar de estar tan nuevo. Todos tuvieron rayos de esas rendijas de luz que dejó La Ventana cerrada, porque el problema fue la raza, el fuelle, el fondo, no la calidad e incluso la clase.

Por eso refulgieron sobre la tarde dos fogonazos intensos y absolutos en el saludo de Luque al quinto, entre los tendidos 5 y 6, con doblones genuflexos que empujaron a un animal que quiso más que pudo, pero humilló con entrega en dos remates plenos de expresión. Y esa es la virtud de Daniel, que logra expresar tanto en cada muletazo que ofrece que ruge el tendido lleno cuando le da una opción. Lo mejor, sin embargo, llegó después, en una serie de mano diestra y toreo desmayado, descargados los hombros en los riñones, que ofrecían compromiso al por mayor. Allí logró que rugiese la plaza como si ocurriese algo grande, pero no sucedió. Porque sabía el sevillano que allí no había más, por más vueltas que le diese después, pero ya se había quedado a gusto exprimiendo la calidad. La carencia de raza le jugó a la contra.

Como le había jugado antes, en el tercero, al que cuidó con mimo antes de llegar a la sarga, sospechando, tal vez que allí quedaba más poso, y cuando le sopló los doblones largos, por abajo e imperiosos, se impuso tanto al desrazado animal que le firmó el armisticio sin pegar un solo tiro. Eso no lo esperaba Daniel, que no había venido a que la Ventana se cerrase. Y mucho menos tan pronto. Quizá por eso exprimió al de después.

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El problema de Parejo para haber paseado un trofeo no fue ese, porque enlotó, para confirmar, al toro más rabosón de la corrida de los Fraile, y el mejor, a la postre, del encierro desigual. Ese Bonoloto de pezuña basta, enorme caja y cara fosca tuvo clase, tuvo inercias y tuvo fondo para repetir mientras le jugó Parejo a la derecha. Antes le había firmado un inicio fulgurante de cambiados en los medios en los que aguantó hasta parones cuando le silbaba por detrás. Ahí tenía captado al tendido. Pero se la echó a la izquierda y le deslizó, en una serie de uno en uno, un par de naturales de magnífica profundidad. Y se sintió tanto el gaditano que buscó volverlo a sentir en un pitón que no daba más. Fue allí donde perdió la ligazón y, por lo tanto, la conexión con el tendido. Saludó una ovación, es verdad, pero él no venía a eso. Con el sexto, descompuesto y ayuno de raza, es hasta comprensible que apurase demasiado sin horizonte de luz.

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Sebastián Castella, por su parte, tiene varias virtudes básicas que jamás le fallan; el poder para imponerse, el pulso para templar y a José Chacón para dejarle los toros en la muleta en perfecto estado de revista. Por eso llegó el segundo a la muleta conservando calidad y algo de fuelle, pero cuando Sebastián le apretó las tuercas se agravó el problema de la mano que el toro había mostrado ya de salida, y ahí le menguó la raza. «!Tienes que aprovechar mejor las tardes que vienes a Madrid, Sebastián¡», gritó una voz desde el tendido. Y le tomó la palabra Castella, que terminó pasándose de faena con este y con el bruto cuarto, otro canto a la carencia de raza.

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Porque fue ese, y no otro, el gran condicionante de la corrida, que no le subió jamás a los toreros el agua de los tobillos. Lástima que en ese charco La Ventana se cerrase para que no chapoteasen más. Cosas que tiene el toro ¿bravo?

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Feria de San Isidro, décimocuarta de abono. Corrida de toros. Lleno de «No hay localidades».

Toros de La Ventana del PuertoEl Puerto de San Lorenzo (cuarto). Desiguales de presentación y tipo. Enclasado y noblón con el fuelle justo el primero; obediente y con calidad el segundo, sin raza; vulgarón y sin vida el semoviente tercero; bruto y sin fuerza el feísimo cuarto; docilón sin raza el inválido quinto; desrazado y descomuesto el rajado sexto.

Sebastián Castella (blanco y plata): Palmas tras aviso y silencio tras aviso.

Daniel Luque (tabaco y oro): Silencio y silencio tras aviso

Christian Parejo (blanco y oro): Ovación tras aviso y silencio tras aviso

INCIDENCIAS: Christian Parejo confirmó alternativa con ‘Bonoloto de la Ventana del Puerto, animal herrado con el nº101, castaño bragao de capa, de 581 kilos de peso y nacido en septiembre de 2019.

CUADRILLAS: Buenos pares de Antonio Chacón y Miguel Ángel Sánchez al primero, en el que se desmonteraron. José Chacón y Julio López se desmonteraron tras parear al segundo. Saludaron Iván García y Jesús Arruga por sus buenos pares al tercero.

FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO

Fotogaleria Madrid 25 5 2024