Eran las seis y media de la tarde, ni un minuto más marcaba el reloj que se posa bajo los arcos del tendido 12 de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Pese a las lluvias de primera hora de la tarde el cielo poco a poco iba cobrando ese azul hiniesta que cada Domingo de Ramos se abre paso junto a la muralla de la Macarena. Tres toreros trenzaban el paseíllo con las ilusiones puestas en regalarle a Sevilla su tarde soñada. Un sueño que se cumplió para un Daniel Luque que descerrajó la Puerta del Príncipe con dos faena tan diferentes como grandiosas. La primera fue de esas as las que no se le puede poner ni un pero. Se jugó la vida a carta cabal con un toro que recordaba a otra época. La oreja fue de ley. Su segunda fue una labor rotunda en la que paró, templó y mandó las encastadas embestidas de un animal con aires de aquel ‘Jarabito’ al que inmortalizó un trianero de pro llamado Emilio Muñoz. Dos orejas que ponen cara la feria. Por fin cumplió ese sueño de ver Triana mecido en hombros, no iba bajo palio pero si rodeado del fervor de unos aficionados que si por ellos fuera le hubieran llevado en andas más allá de la Cava.
Perera buscó a base de temple y mando un triunfo que le hiciera alzar la voz en un año en el que no encontró cabida en las primeras ferias de la temporada. Sevilla era su válvula de escape ante una ausencia injustificada en Las Ventas por San Isidro. Tuvo delante a ‘Dulzón’ un caramelo de El Parralejo que le regaló un ramillete de embestidas para poner a Sevilla a sus pies. Otro de esos toros que recordaremos cuando por mayo demos carpetazo a la feria. Esa feria que un año más verá pasar un Fandi que tuvo dos toros con el denominador común de la nobleza. Un primero venido a menos y un segundo para torearlo despacio. Tiene multitud de virtudes el granadino, pero hoy no consiguió acariciar las embestidas que ‘Puntero’ le servía en bandeja de plata.
Una tarde donde los sueños de la familia Moya volvieron a hacerse realidad. No es nada fácil que te embistan varios toros y más en una plaza como Sevilla. El legado dejado por José Moya Sanabria sigue más vivo que nunca en aquella joya de la corona llamada Monte San Miguel. Un lugar donde debe ser obligatorio el peregrinaje de todos aquellos que sueñen con ser ganaderos de bravo por las historias que guardan esos cercados que durante años disfrutaron la familia González. Quien sabe si José Moya guardó en algún lugar de la finca ese secreto que le contara su amigo Borja y que ambos se llevaron al cielo. Hoy desde la barrera desde esa barrera habrán disfrutado juntos de ese sueño que es lidiar por primera vez en la Maestranza.
Silenciado El Fandi con el noble aunque a menos primero
Le jugó bien los brazos de salida El Fandi a un primero de la tarde con nobleza pero que fue apagándose poco a poco en la muleta. Sacó a relucir todo su repertorio capotero el granadino, primero galleando por chicuelinas para llevar al toro al caballo y luego dejando un quite por el mismo palo antes del segundo puyazo. Empujó con clase en el jaco en dos varas medidas antes de un tercio de banderillas en el que el animal galopó con temple, dejando al El Fandi realizar un tercio de banderillas marca de la casa. Ese temple y esa prontitud la mantuvo en una faena de muleta en la que David dibujó templados muletazos a media altura ante un toro con codicia en sus primeras arrancadas. Faena pulcra y correcta por ese pitón. Por el izquierdo el toro tendía a venir vencido, obligando al torero a escupir su embestida hacia fuera. Poco a poco su labor se fue diluyendo en un trasteo a menos. Volvió a la derecha con el toro ya muy fatigado. Por ahí sufrió un susto al soltar la cara el animal y golpear el mentón del torero. Afortunadamente sin consecuencias. Tras una estocada corta y un certero descabello fue silenciado.
Perera le corta una oreja al ‘Dulzón’ segundo de El Parralejo ovacionado en el arrastre
De gran profundidad y ritmo fue el fino segundo de El Parralejo, un toro suelto de carnes que fue ganando celo conforme avanzaba la lidia. ‘Dulzón’ -que así se llamaba- tuvo un pitón derecho para romperse toreándolo al ralentí. Sin embargo por el izquierdo embestía con la cara a media altura y sin emplearse. Quitó Perera por Tafalleras, replicando posteriormente Luque por Gaoneras. El de Gerena se lo dejó llegar a la faja en cinco lances en una baldosa. ¡Qué quietud! ¡qué temple! Ya en banderillas el toro siguió afianzando su buena condición en un tercio en el que saludó montera en mano Juan José Trujillo. Inició el trasteo pegado a las tablas del 4 para finalizar la serie con un remate por bajo que gustó por su temple y cadencia. Por el derecho derrochó humillación, ritmo y profundidad ante la muleta de un Perera que lo pulseó a la perfección. Exigía que todo se lo hicieran por abajo, ralentizandose cuando lo llevaba enganchado. Un animal que hubiera lucido más en la media distancia, pero Perera lo vio más claro en la corta. Por el izquierdo fue otro toro, embistiendo a media altura y sin emplearse. La faena crujió de verdad cuando se la dejó muerta y acarició su embestida, ahí el toro se durmió y embistió con un ritmo sostenido. Tras dejar una buena estocada sonó un aviso, lo que no fue óbice para la concesión de la oreja. Ovacionado se fue el toro en el arrastre.
Luque se sobrepone a una espeluznante cogida y le corta la oreja a un complicado tercero
La faena de Luque al complicado tercero fue un portento de capacidad, entrega y valor. Un toro que se lo guardó todo dentro y cuando embistió lo hizo siempre a regañadientes. Ya se frenó de salida en el capote de un Luque que todo se lo quiso hacer con mimo. Empujó de mentira en el caballo llegando al tercio de banderillas sin entregarse en los chismes. El de Gerena sabía que iba a tener que tragar ante un astado que le iba a poner a prueba. Tuvo una movilidad engañosa, pero Luque a base de disposición e inteligencia le fue robando los muletazos, todo fue a base de ganarle un pasito y aprovechar la inercia en su embestida. Otra de las virtudes fue taparle siempre la cara y no hacerle pensar. Al tomar la zurda sobrevoló la tragedia, el de El Parralejo no hizo caso al toque y se lo echó a los lomos. Fueron segundos interminables con el torero colgado del pitón. Afortunadamente todo quedó en un susto. Volvió a la derecha para dejar otra tanda de gran verdad, pero no quiso irse sin probar al pájaro de El Parralejo otra vez con la zurda. La tanda no fue limpia, pero eso ya era lo de menos, le había conseguido robar una serie a un toro que por ese pitón no hacía caso ni a los toques. Tras volcarse en la suerte suprema cortó la oreja de más peso de lo que llevábamos de feria. Pasó a la enfermería tras dar la vuelta al ruedo.
El Fandi saluda una ovación con el enclasado cuarto de El Parralejo
El que hizo cuarto fue otro toro de clase de El Parralejo, un animal que ya de salida se abrió en el capote del granadino, Fandi consciente de las virtudes del animal dejó un vistoso y variado quite antes de irse a por las banderillas. Cuatro pares en los que aprovechó las querencias e inercias de un toro que galopaba con buen ritmo. Ya en la muleta vimos una faena correcta y limpia de un Fandi que no consiguió cogerle la velocidad a un animal que cuando lo acariciabas se reducía. Es verdad que le faltó chispa y transmisión, pero a este tipo de toros el torero tiene que ponerle eso que precisamente le falta al animal. ‘Puntonero’ aguantó una faena larga y templada por momentos pero a la que le faltó alma. Mató de una estocada soberbia y saludó desde el tercio tras una faena en la que lo dio todo.
Ovación tras aviso para Perera con el basto y deslucido quinto bis
Tras devolverse el quinto salió en su lugar un basto y corto de cuello castaño del mismo hierro. Un toro que por anatomía y condición nunca humilló. Lo más destacado vino en dos pares muy meritorios de Javier Ambel, el torero extremeño le aguantó una enormidad a un toro que nunca galopó. Saludó montera en mano en reconocimiento a su buen hacer. Ya en la muleta vimos a un Perera muy firme, siempre toreando a favor del toro e intentando pulir sus defectos. El animal tenía nobleza pero no la raza suficiente para empujar los chismes por abajo. Tuvo movilidad pero sus embestidas eran cambiantes y desordenadas. Aguantó el extremeño miradas y parones en un trasteo que no acabó de romper. Hizo un esfuerzo Perera, no se aburrió nunca delante de la cara de un animal que con el paso de la faena tendió a defenderse. Tras pasaportar al astado saludó una ovación tras sonar un aviso.
Daniel Luque desoreja al sexto y abre la Puerta del Príncipe
Luque salió con la hierba en la boca para matar al sexto, un toro de El Parralejo que no fue fácil por su exigente y encastada embestida. Se le midió a ‘Jusrista’ en el caballo en dos varas en las que sin embargo empujó con clase al peto. Un toro al que había que llegarle, pedía que lo torearan en corto. Pese a que amagó dos veces poder rajarse embistió con trasmisión a la poderosa muleta de un Luque que descerrajó la Puerta del Príncipe. Tras un principio de faena en la que el toro se desordenó algo más, Daniel fue poco a poco puliendo esos defectos. La plaza reventó con un derechazo y un posterior pase de pecho que hicieron crujir los cimientos de la Maestranza. Luque estaba toreando de verdad, sin trampa ni cartó. Cuando uno está tan lucido de mente ve toro en todas partes. Un animel al que había que llevar siempre enganchado y hacérselo todo muy por abajo. Era dinamita pura. Faena de temple y firmeza de un Luque que aprovechó su momento. El toro por lo encastado de su comportamiento no dejaba que te relajases, eso sí, era agradecido cuando las cosas se las hacías bien. Acertó en terrenos y alturas, vio clara la condición de un animal que tenía dentro las embestidas que necesitaba Daniel para abrir la tan ansiada Puerta del Príncipe. Su final de faena por ‘Luquesinas’ acabó por convencer a los pocos escépticos que quedaban en la plaza. Se volcó sin trampa ni cartón en una estocada que puso en sus manos las dos orejas de un toro que se fue ovacionado camino del desolladero.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Cuarta de abono. Corrida de toros. Menos de media entrada.
Toros de El Parralejo y un sobrero quinto bis con el mismo hierro. Desiguales de presentación y hechuras, con toros poco ‘sevillanos’. Variada de comportamiento y de interesante juego en lineas generales Con nobleza y prontitud a derechas el manejable primero; de gran profundidad, ritmo y humillación a derechas el importante segundo; de nula condición el complicado y deslucido tercero; con nobleza y entrega el enclasado y templado cuarto; con movilidad pero sin la raza necesaria para empujar por abajo el basto quinto bis; de encastada embestida el exigente y humillador sexto.
El Fandi: Silencio y ovación.
Miguel Ángel Perera: Oreja tras aviso y ovación tras aviso.
Daniel Luque: Oreja y dos orejas.
INCIDENCIAS: Curro Javier y Javier Ambel saludaron en sus respectivos tercios de banderillas. Daniel Luque sufrió un varetazo en el costado derecho y un fuerte golpe en zona del pecho que no le impidió continuar con la lidia.