Octavio García “El Payo”, Román y Francisco José Espada hacían el paseíllo, este 24 de mayo, en la duodécima de la Feria de San Isidro, donde lidiaban un encierro de Luis Algarra remendado con dos toros de Montalvo -cuarto y quinto-.
El Payo no encuentra acople con el primero de Luis Algarra
En el tercio recibió Octavio García ‘El Payo’ al primero de Luis Algarra, que no se entregó de salida, frenando la embestida a la salida de cada lance. Con la cara muy baja, empujó en un primer puyazo de Carlos Pérez que fue muy largo y salió del caballo buscando la querencia. En banderillas, destacó la gran actuación de José Chacón. Se puso el mexicano con el animal en el tercio, proponiendo muleta por el pitón derecho. El de Algarra tenía buen ritmo por ese lado, aunque le costaba arrancarse. Le dejó El Payo las dos series de mayor ajuste en este inicio de faena antes de cambiar a un pitón izquierdo por el que protestó más el astado, tocando el percal del diestro azteca. Volvió al derecho, pero no logró encontrar el acople, alargándose la faena en demasía. Cobró una estocada caída.
Román sella muletazos templados con el enclasado segundo
Lo quiso todo por abajo el segundo en el saludo de Román, que le fue perdiendo pasos al animal en un recibo muy lidiador. Siguió humillando el de Algarra en el capote de César Fernández, apuntando una buena condición para la muleta. Se fue a los medios Román para brindar al público y quiso lucir al toro en la distancia, citando de largo en el primer muletazo de cada serie. Por el pitón derecho encontró mucha calidad en el embroque, aunque pedía suavidad y evitar tirones y enganchones, además de la altura justa para sostenerlo en la franela. El valenciano le firmó los mejores muletazos por el pitón derecho cuando consiguió templarlo y encontrar la altura adecuada, mientras lo seguía luciendo en la larga distancia. Por el izquierdo, logró menos acople, y cerró su faena a pies juntos por el derecho con un astado ya muy venido a menos. Enterró una estocada algo tendida que fue suficiente.
El palco niega la oreja a Espada, que da una clamorosa vuelta al ruedo en el tercero
No se entregó de salida el tercero de Luis Algarra, aunque se estiró Francisco José Espada en el recibo a la verónica. Tras pasar por el caballo, dejó El Payo un quite por chicuelinas. Inició faena Francisco José Espada en los medios y por estatuarios, pasándose por detrás de la espalda al animal en un vibrante prólogo. Lo quiso torear en redondo el de Fuenlabrada, llevándolo en largo y a media altura, pues perseguía los trastos sin humillar en exceso. Buscó siempre la colocación Espada en una faena en la que lo puso todo de su parte, sellando pases de pecho hasta la hombrera contraria y pegándose un arrimón de infarto en los compases finales, ya con un astado claramente venido a menos. Las bernadinas de cierre pusieron a toda la plaza con el corazón en un puño y el estocadón hasta la bola le hizo merecedor de una oreja que le negó la presidencia.
El Payo, sin opciones con el imposible cuarto de Montalvo
Ya blandeó el cuarto de Montalvo en el saludo de El Payo, llegando a perder las manos antes de pasar por el caballo. Mostró también su justeza de fuerza en varas, provocando las protestas del público. Después, José Chacón se encargó de sujetarlo en una brega extraordinaria. Inició El Payo la faena por el pitón derecho ante un animal muy apagado, tardo y muy blandón. Perdía las manos constantemente el de Montalvo, que no dio opción alguna de lucimiento en la muleta del mexicano, que terminó pasándose de metraje en una faena que no condujo a ninguna parte.
Oreja de peso para Román en una faena de poder a poder con el exigente quinto
No se pudo estirar a la verónica Román en el saludo capotero al quinto, que se empleó en el caballo de ‘Chocolate’. Se dobló el valenciano en el inicio de faena, pegado a tablas, para salirse con el animal más allá de la segunda raya. Embestía el de Montalvo de manera incierta y descompuesta, pidiendo mucho mando y gobierno. Y se lo dio Román sobre todo por el pitón izquierdo en una auténtica faena de poder a poder. A base de enseñarle muleta tras los toques fuertes, consiguió el torero de la eterna sonrisa que la faena rompiera y llegara al tendido con mucha emoción. El animal fue desarrollando cada vez más sentido en el final del trasteo, venciéndose por el pitón izquierdo y buscando al matador valenciano, que se jugó el tipo en las bernadinas del final y en la suerte suprema, tirándose a matar al astado charro con determinación y una verdad sin ambages y dejando una estocada inapelable.
Espada tira de épica con el sexto y acaba en la enfermería
Imposible fue el lucimiento de Francisco José Espada con el capote en el sexto, que derribó en el caballo a David Prados. No desaprovechó El Payo su turno y quitó por delantales. En el tercio y de rodillas inició faena el de Fuenlabrada, dejando dos muletazos de trazo largo en los que acompañó al animal hasta el final y que pusieron al público en pie. Después, le dio distancias para plantear una faena por el pitón derecho a un astado de Algarra al que le costaba de mitad de muletazo para delante, pero que sirvió a Espada para exponer una barbaridad. Ya con el toro viniéndose a menos, se pegó un gran arrimón con el izquierdo, siendo prendido en el glúteo en los compases finales. Mermado por la cogida, no utilizó los aceros con el acierto suficiente y abandonó la plaza tomando el camino de la enfermería para ser atendido tras ser corneado.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Duodécima de la Feria de San Isidro. Corrida de toros. 18.224 espectadores.
Toros de Luis Algarra y dos de Montalvo -cuarto y quinto-; embistió con ritmo, aunque le faltó emoción al primero; de gran clase fue el segundo, aunque algo justo de fuerzas; tuvo codicia y ritmo, aunque le faltó humillación al tercero; imposible fue el desrazado cuarto; exigente fue el quinto, que fue desarrollado sentido; le faltaron finales al sexto.
Octavio García “El Payo” (azul rey y oro), silencio y silencio tras aviso.
Román (gris plomo y oro), ovación y oreja.
Francisco José Espada (azul marino y oro), vuelta al ruedo y ovación.
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO