Con una corrida murubeña de Castillejo de Huebra hacían el paseíllo, este 11 de agosto en Huesca, El Cordobés Morante de la Puebla y Diego Urdiales ante otro lleno en los tendidos.
El Cordobés pincha una faena de premio al primero de la tarde
Con un extraordinario ambiente, y plaza llena, arrancó el paseíllo de la segunda de corrida de toros de la feria de San Lorenzo de Huesca, con una lluvia de confeti y el júbilo en los tendidos para recibir a los actuantes, que inmediatamente fue retirado por los operarios de plaza. «Hotelero» se llamó el primero de la tarde al que recibió Manuel Díaz con templadas verónicas, alternando alguna chicuelina, muy jaleadas por el respetable. La media de remate muy torera. Con fijeza se comportó el de Castillejo de Huebra en los dos puyazos que tomó, el segundo al relance. Jaleado fue el brindis de El Cordobés al público oscense que se fue al sol, para comenzar por alto su faena al noble toro murubeño. Pronto caldeó los tendidos Díaz (que ya lo estaban) con derechazos templados y mirando al tendido. El toro tuvo nobleza y buen tranco y lo aprovechó el torero. Por el lado izquierdo el toro tuvo menos entrega pero El Cordobés lo pulseo en una buena tanda. Tras alternar ambos pitones Díaz se metió entre los pitones con el animal venido a menos. Y ahí vino la rana y demás alardes de la casa, con la plaza entregada. Manoletinas para finalizar su larga faena, pero no acompañó la suerte con el acero y tras dos pinchazos y una estocada arriba se diluyó el seguro premio. No hubo manifestaciones a favor ni en contra de toro y torero entre la música y la algarabía de las peñas. Silencio para El Cordobés.
El temple (y un estoconazo) de Morante cortan la oreja del flojo segundo
«Bullicioso» se llamó el segundo, un toro que mostró nobleza y falta de fuerzas en el capote de Morante de la Puebla, que los recibió con verónicas con mucha enjundia. Se comportó muy bien el toro en la única vara qué tomó, metiendo los riñones y empujando, pero perdió las manos un par de veces y eso provocó protestas del tendido. Trató Morante de mantenerlo en pie en la primera tanda de derechazos con temple y técnica, y a zurdas le enjaretó unos templadísimos naturales que arrancaron la primera ovación de su faena. Ayudando al animal, que tenía una clase extraordinaria, con temple y adornos muy toreros, ánimo Morante al público oscense, pero si le bajaba la mano el toro se iba al suelo, rompiendo la conexión con los tendidos. Fue a menos el de Castillejo de Huebra pero Morante siguió con la receta del temple, sacando todo lo que tenía el toro. Cerrando la faena con la zurda hay que destacar un colosal natural por alto, pasándose al toro por la barriga. Pinchazo y estoconazo sin puntilla que sirvió para cortar el primer trofeo de la tarde.
El estoconazo de Diego Urdiales al tercero se lleva una oreja
«Malaguiso» fue el tercero que mostró nobleza en las dos únicas verónicas que se dejó pegar por Diego Urdiales antes de pararse y comenzar a distraerse. Se puso después corretón el toro hasta que recibió un buen puyazo, en el que empujó con fijeza. Mostró nobleza y más fuerza que su hermano anterior el de Castillejo y brindó Diego Urdiales al público, comenzando muy templado su faena. Mostró un punto de brusquedad el toro por el lado derecho en las dos primeras tandas, en las que el torero riojano trató de atemperar al murubeño. Por el izquierdo el toro embistió de dulce en tres templadísimos naturales, pero se paró y no quiso más, de momento, por ahí. Y fue más de lo mismo por el derecho después, pero el clasicismo de Urdiales embelleció una faena que perdía altura. Pero el estoconazo con el que coronó su obra le sirvió cortar el segundo trofeo de la tarde, después del «silencio» para el toro en el arrastre.
Un mermado El Cordobés no conecta con los tendidos en el cuarto
Tras el espacio de tiempo para riego y merienda, salió al ruedo el cuarto, «Receloso» de nombre. Tras pasar por la enfermería Manuel Díaz El Cordobés, que se resintió de una lesión sufrida hace pocos días en Socuéllamos y por la que tuvo que infiltrarse antes del festejo de hoy, recibió a este cuarto con poco brillo, ya que el toro no se mostró presto al lucimiento por su blandura y corto viaje de salida. Tras dejarse pegar y banderillear con poco celo el toro, comenzó Díaz su faena por alto. Le costó conectar con los tendidos al torero madrileño, más por la ingesta de bocadillos del público que por su enrazado toreo, que sin embargo tuvo siempre mano baja y mando. Demostró nobleza y fuelle el de Castillejo, que pedía sitio y colocación, cosa que le faltó a Díaz con la mano zurda, además de tener poca limpieza en los naturales. Cambió de terrenos, llevándose al toro a los terrenos de sol, cosa que enfadó a la otra parte de la afición oscense pero este cambio repercutió en el comportamiento del animal que se paró e hizo amago de irse a tablas, no acabando la faena de llegar a los tendidos. Estocada desprendida y descabello y palmas para El Cordobés.
Morante abrevia con el quinto, que no mostró condiciones para el toreo
Recibió Morante de la Puebla a «Estafador», el quinto de la tarde, con lances genuflexos con poca limpieza, debido a brusco embestir del de Castillejo de Huebra, que sin embargo empujó con poder en varas, estando a punto de derribar a caballo y caballero en la única vara que tomó. Se ponía por delante el toro en banderillas pero resolvió muy bien la cuadrilla de Morante, que anduvo ágil y eficaz (como las demás cuadrillas hasta ahora). Y ya está todo contado; viaje corto del cornúpeta y brevedad del torero de la Puebla del Río, que se fue a por el acero entre las protestas del respetable sin darse coba. Pinchazo, estocada corta y atravesada y dos descabellos. Pitos para el toro y silencio para Morante de la Puebla.
Las peñas se rinden al clasicismo de Urdiales con el cierraplaza
A los compases de «el dance de los danzantes», una tradición al estilo de la jota de la Misericordia de Zaragoza, salió «Largante» , que mostró poca pujanza y fijeza en el capote de Diego Urdiales, mientras la algarabía y el jolgorio no decaía en los tendidos de sol. Entre la ola en los tendidos se picó al toro, que se dejó pegar sin apretar, ni toro ni picador. Con brillantez banderilleó la cuadrilla de Urdiales entre las canciones de las peñas, que ya habían desconectado de lo que pasaba en el ruedo. Pero pasó que el toro se movía y Urdiales comenzó a aplicar su toreo clásico y verdadero, con tandas de derechazos templadas y con enjundia. Y las peñas volvieron a mirar abajo naturales sublimes del torero riojano enardecieron a los tendidos, a un toro que tuvo clase en su embestida aunque su viaje no fuera hasta el final. Volvió a la diestra pero ya no era igual el animal, al cambiar a la zurda el toro se rebrincó, aunque Urdiales supo, con adornos toreros, kikirikis y pases del desdén, mantener la altura de la faena. Pinchazo, estocada desprendida y oreja.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Huesca. Segunda de Feria. Corrida de toros. Lleno.
Toros de Castillejo de Huebra, correctos de presencia y nobles en general.
Manuel Díaz “El Cordobés”, silencio y silencio.
Morante de la Puebla, oreja y silencio.
Diego Urdiales, oreja y oreja.
FOTOS: PHILIPPE G. MIR / ANFT