Daniel Luque, Álvaro Lorenzo y Ginés Marín trenzaban, en la tarde de este 3 de mayo, el paseíllo en la Real Maestranza de Caballería con una corrida de Juan Pedro Domecq y Parladé. Y, a la postre, fue un festejo en el que Ginés Marín reivindicó el error de haberlo desahuciado de las primeras Ferias de la temporada cortando una oreja de mucho peso al sexto toro, un animal encastado al que selló una obra de importancia. También un premio se llevó al esportón el temple de Álvaro Lorenzo en el quinto, otro toro potable; el hambre de Luque vio cómo el tendido le pedía el premio en sus dos oponentes, imposibles, pero el palco no los concedía.
Ovación tras petición para Luque con el noble pero simplón primero
Perfecto en todos los sentidos estuvo Luque con el primero de Juan Pedro, un toro que embistió con nobleza y calidad a derechas en un recibo capotero con el sello de la despaciosidad. El de Juan Pedro -justito de fuerzas- quería más que podía. Eso se vio en el posterior quite de Lorenzo. Dos verónicas y una media a media alturita pero de gran sabor. Inició por alto el de Gerena sin exigirle a un toro que siempre llevó en línea recta. Tuvo que hacérselo todo a media alturita, componiendo la figura y codilleando un poquito. Toro con buen embroque pero justito de transmisión. Por el izquierdo tendía a venir algo vencido, por ello Luque siempre tuvo que abrirle la embestida. A base de ir haciéndole bien las cosas consiguió muletazos interesantes; hubo un cambio de mano y un pase de pecho al ralentí. Le puso Daniel eso que le faltaba a un toro con nobleza pero muy justo de fuerzas. Acortó las distancias en un final de faena que llegó mucho a unos tendidos ya poblados por los paraguas. Tras una estocada entera hubo petición de oreja, la cual no fue atendida por el usía. Saludó una ovación tras la ovación del respetable.
Silencio tras aviso para Lorenzo con el desigual segundo
Bajo un enorme aguacero se llevó a cabo toda la faena del segundo de la tarde. Un Juan Pedro que no se dejó torear de capa y con el que el toledano estuvo francamente bien. Tras el brindis a sus dos compañeros de cartel cogio la mano derecha sin probaturas. Por ese pitón el de Juan Pedro tendía siempre a soltar la cara. Tuvo la virtud de la transmisión pero sin embargo todo lo hizo a oleadas; sin emplearse. Lo mejor vino a zurdas, por ahí el animal venía siempre mas suelto, menos frenado. Le apretó desde el inicio en una tanda en la que le bajó la mano. El toro la tomó con calidad y ritmo, dibujando Álvaro muletazos de buen trazo. Un toro que cuando lo llevabas enganchado cogía ritmo; se sentía a gusto embistiendo. Pero al animal le faltó continuidad, le dolió esa exigencia y lo acusó. Lorenzo porfió en una faena larga que acabó en la distancia corta. Tras dejar una media en buen sitio fue silenciado yras sonar un aviso.
Silenciado Ginés Marín con el inválido y desrazado tercero
No hubo historia en el tercer capítulo de la tarde. Ginés se topó con un astado de Juan Pedro de muy deslucida condición. Un toro que sus únicas embestidas decentes las dio en el saludo capotero. Lances en los que Ginés jugó bien los brazos para imprimirle temple a las verónicas pero ahí se acabó el de Juan Pedro. Entre su falta de raza, de fuerzas y lo resbaladizo del piso la faena nunca prendió, quedando prácticamente inedito en su primer turno. Una pena porque Ginés es de esos toreros que siempre gusta ver. Tras dos pinchazos dejó una estocada que acabó con el descastado animal de Juan Pedro.
Ovación tras petición para un Luque en sazón ante el cuarto
Vivió a estar por encima de su oponente un Daniel Luque que ve toros en todos lados. Ante el colorao cuarto de Juan Pedro le realizó una faena de mucho mérito. Un astado de poca fuerza y la raza por los suelos. Un toro que nunca tuvo franqueza y lo que hizo fue a regañadientes. Un toro que ya en el tercio de varas le dio un susto a Juan Contreras. Una faena en la que nunca molestó al animal, se lo hizo siempre a favor de obra. Muletazos en línea recta y a media altura. Muy firme y seguro un Luque que vive un momento de gran madurez. Toro que nunca regaló una embestida franca, volviéndose en las manos y quedándose abajo. Muy bien anduvo Daniel perdiéndole un paso e intentando aprovechar la inercia que podía tener, pero nada el toro no quería empujar por abajo. Se la presentó siempre muy plana, y dando toques fijadores para que el animal no se frenara. Se arrimó como un jabato, como si de ello dependiera su futuro a corto plazo. Se dejó llegar al colorado hasta la faja en un final de faena de gran compromiso. Se volcó en la suerte suprema dejando una estocada en todo lo alto. Se le pidió la oreja, saludando finalmente una ovación desde el tercio.
Oreja para Álvaro Lorenzo del quinto de Parladé
Tampoco fue gran cosa este quinto de Parladé, un toro que fue protestado tras partirse la punta del pitón izquierdo . Un toro con la fuerza medida pero que sacó más trasmisión que sus hermanos anteriores. Toro con prontitud al que Álvaro Lorenzo fue poco a poco sobando en la muleta. Acertó en no dejarle pensar y llevarlo siempre empapado en la muleta. Pese a que la faena tuvo momentos de interés le faltó mayor limpieza y continuidad. No siempre pudo limpiarle el muletazo, de ahí que muchos fueran enganchados. Estuvo Lorenzo por encima de un toro que pese a tener virtudes no pasó de manejable. Cerró por bernardinas su labor, la cual fue rematada de una estocada casi entera. La petición esta vez si fue atendida por el palco.
Oreja para Ginés Marin del encastado sexto
El sexto fue el toro que más se movió de la corrida, un cinqueño de Parladé que embistió con carbón. Se arrancó con alegría al caballo pese a que la fuerza y la casta no le rebosaban. Toro con geniecito a derechas; no podía tocar la muleta, si lo hacia se violentaba. Muy firme estuvo Ginés por ese pitón, aguantando embestidas por dentro y a la defensiva. El toro por su condición de manso siempre lo hacía mejor hacia tablas. Por ese piton le perdió siempre pasos para aprovechar sus inercias. A zurdas si tuvo clase y humillación, por ahí iba con franqueza a la muleta de Marín. Lo pulseó con mimo, desenmuñecando para abrir la embestida. La faena tomó vuelo rápidamente, es lo que tiene cuando las cosas se hacen bien. Volvió a la derecha para segur domeñando la embestida geniuda del de Parladé. Acertó en jugar con las querencias y las alturas para que no bajara el diapasón del trasteo. Cerró en la distancia corta y tras una buena estocada paseó una justa oreja.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Novena de abono. Corrida de toros. Un tercio de entrada. Media entrada.
Toros de Juan Pedro Domecq y Parladé (5° y 6°). Con nobleza el sosito y medido de fuerzas primero; de ritmo cambiante el venido a menos segundo; sin raza ni fuerza el descastado tercero; sin nada dentro el anodino cuarto; con prontitud el noble y manejable quinto de Parladé; con franqueza y humillación a zurdas el emotivo sexto.
Daniel Luque, ovación y ovación.
Álvaro Lorenzo, silencio tras aviso y oreja.
Ginés Marín, silencio y oreja.
FOTOGALERÍA: ARJONA-PAGÉS