Miguel Ángel Perera, Paco Ureña y Andrés Roca Rey trenzaban el paseíllo, este miércoles, en la penúltima de la Feria del Toro de Pamplona con una corrida de Victoriano del Río. A la postre, fue un festejo en el que se fueron en volandas extremeño y peruano en una tarde en la que el murciano Paco Ureña paseó un premio con una dispar corrida de Victoriano del Río, pero muy interesante y con toros importantes.
Perera templa y deja momentos de sello profundo a un bravo primero de Victoriano, al que pasea una oreja de peso
Templado el saludo capotero de Miguel Ángel Perera a un primero con unos ofensivos pitones; tras el paso por el caballo, por delantales de buen gusto y de mano baja fue el quite de Paco Ureña. Buen tercio de banderillas dejaron Curro Javier y Juan Sierra, sellando dos primeros pares muy ajustados y en los que el toro le apretó mucho. Al tendido fue el brindis de Miguel Ángel Perera, echándose de rodillas en el prólogo muleteril, dejando varios muletazos de hinojos y una serie casi al completo en la misma postura. Vibrante inicio. Y tuvo profundidad y transmisión el toreo de Miguel Ángel por ambas manos, que templó la embestida codiciosa y brava del toro de Victoriano, que fue un animal que llegó también arriba por su importancia. Supo domeñar ese tranco el extremeño, que toreó con trazo bajo; estoconazo del que tardó en caer, lo que dejó todo en una oreja.
Ureña trata con limpieza al falto de raza segundo
“Enamorado”, colorado, número 87 era el segundo de la tarde, primero del lote de Paco Ureña, que ya de inicio mostró falta de celo. Le faltaba el empuje final y la raza al animal para que la obra tomase vuelo; no obstante, todo lo que hizo Ureña fue limpio e intentó imprimir pureza en los toques y en la proposición de las series. Porfía del murciano, que dejó una larga obra sin eco, pero con entrega. Despenó al de Victoriano sin acierto, siendo silenciado tras aviso.
La tremenda quietud y la absoluta entrega de Roca Rey sólo se engrisecen por un pinchazo al tercero, al que corta oreja
“Jaceno”, número 23, negro mulato de capa, de 570 kilos era el tercero de la corrida, primero del lote de Roca Rey, alto de estampa y al que intentó encelar a la verónica Roca Rey ya que tendía a salir suelto tras las dos varas, en las que se empleó. Tremenda la quietud que mostró en el inicio de faena, en la que fue pulseando y citando al animal aguantando estoicamente sus embestidas; tras ello, ligó por el derecho a un animal que le respondió con codicia y con ritmo. Los toques fueron precisos para ligar las series, y la colocación fue clave para que rompiesen las tandas y la obra. Tremendo el dominio del torero también al natural. Cuando se le fue terminando el fuelle al animal, que seguía teniendo calidad, optó el peruano por torearlo por circulares, llegando con emoción su toreo a la zona de las peñas, que captaron enseguida la entrega absoluta de Andrés. Y se arrimó de nuevo en los estatuarios finales -especialmente en un segundo en el que a punto estuvo de arrollarlo un toro que tendría a embestir por los adentros por momentos-. Espada en mano, dejó un primer pinchazo y una estocada a la segunda que valió para que cayese.
Perera, nueva faena de profundidad y firmeza al cuarto, al que le pasea una nueva oreja y se asegura la salida en hombros
Una oreja más paseó Miguel Ángel Perera en el cuarto de la tarde, un animal también de máxima seriedad y ofensivo por delante, que embistió ralentizado en su capote y al que dejó momentos de mucho gusto a la verónica el extremeño. Tuvo prontitud en sus arrancadas en el caballo; de nuevo al tendido brindó Miguel Ángel a un animal que mostró repetición, pero un tornillazo a mitad del viaje al que había que sobreponerse. El poder del extremeño lo hizo, bajando la mano y componiendo series de mucha profundidad por ambos lados. El trazo humillado llegó arriba en una obra de torero en su sazón. Remató obra por manoletinas, dejó una estocada y paseó un nuevo premio.
Paco Ureña pasea una oreja al natural al quinto
“Misigato”, quinto del festejo, se desplazó bien de salida. Paco Ureña lo recibió voluntarioso con la capa. Pedro Iturralde cumplió con la puya en dos encontronazos donde cuidó al animal. Agustín de Espartinas y “Azuquita” parearon sin más. Ureña, muy serio, no brindó y se fue a por el animal deseoso de agradar. En la primera tanda, pegada a tablas, el de Lorca pulseó la embestida de un animal que protestó en cada pase. Se afanó el de Lorca por el pitón derecho donde surgieron pases de buen trazo. Poco a poco el animal se fue apagando, pero no el torero, que buscó con empeño que el trasteo tomara vuelo. Por el izquierdo lo intentó, se colocó bien y sacó algún muletazo de buena factura. Se arrebató al final de faena, justificando su presencia en la feria. Dejó una estocada entera desprendida y perpendicular de efecto rápido. Los tendidos le pidieron una oreja que terminó siendo concedida. Paseó sonriente, al fin, el trofeo.
El tremendo arrojo de Roca Rey, nueva oreja del manso sexto
Dos velas lucía el serísimo sexto, al que ya dejó limpieza capotera a la verónica Roca Rey y, tras ella, un quite por chicuelinas de arrojo en el que incluso estuvo a punto de ser prendido. La entrega fue el ingrediente y la tónica fundamental de una obra que ya comenzó de forma explosiva y que prosiguió con el toreo fundamental hasta que cantó la gallina; con el animal tendiendo a tablas, Andrés siguió tirando de valor y de agallas para imponerse a su condición, llegando arriba su arrojo. Incluso en un instante, en el que se quedó con la muleta enganchada, el toro hizo por él afortunadamente sin herirlo, pero fue un segundo de angustia; ya repuesto -no hubo voltereta-, Roca Rey prosiguió con el arrimón, haciendo un alarde de valor que llegó con mucha fuerza arriba. Estelar versión del torero. Un pinchazo ensombreció su obra, enterrando el acero a la segunda y paseando un nuevo premio para salir en hombros.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Pamplona. Penúltima de la Feria del Toro. Corrida de toros. Lleno.
Toros de Victoriano del Río.
Miguel Ángel Perera, oreja y oreja.
Paco Ureña, silencio tras aviso y oreja.
Andrés Roca Rey, oreja y oreja.
FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ