Diego Peseiro, Calerito, que sustituía a Gónzalez-Écija, y El Niño de las Monjas hacían este domingo el paseíllo en Villaseca de la Sagra en el cierre de la Feria de novilladas del Alfaerero de Oro. Se lidiaban, en novillada concurso, astados de Juan Luis Fraile, Francisco Galache, Castillejo de Huebra, Pedraza de Yeltes, Paloma Sánchez Rico y Raso de Portillo.
Peseiro se la juega sin premio con un temperamental primero
Abrió la novillada uno ejemplar de Castillejo de Huebra que tomó dos puyazos, en los que no mostró poder. En la muleta el novillo se comportó con nobleza pero mostró blandura y sosería. Diego Peseiro no terminó de cogerle el aire y todo se diluyó. Silencio para novillo y novillero.
Calerito pasa las de Caín con un temperamental sobrero segundo de San Martín
El segundo fue un novillo entipado de Paco Galache que se lesionó de salida, siendo sustituido por uno de San Martín, que fue malo en todos los tercios. Calerito estuvo profesional y trató de ponerse por ambos pitones. Soso, gazapón, mirón, con sentido… imposible el de San Martín. Calerito no estuvo bien con los aceros. Aviso y silencio en el arrastre y para el novillero.
Ganas de Jordi Pérez con el tercero de Sánchez-Rico, que cada vez se quedó más corto
El tercero del hierro de Paloma Sánchez-Rico mostró alegría en dos puyazos pero el presidente se empeñó en que tomara un tercero y el novillo no quiso ir, así que se cambió el tercio. Tardo, soso y noblón fue el de Sánchez -Rico. Jordi Pérez «El Niño de las Monjas» lo intentó por ambos pitones pero no logró excesivo lucimiento a pesar de mostrar ganas y oficio pero el novillo se fue quedando cada vez mas corto. Se atascó con el descabello y todo quedó en silencio.
Un pisotón en el tercio de varas merma a Diego Peseiro con el cuarto de Juan Luis Fraile, sin raza ni humillación
El cuarto era un ejemplar de Juan Luis Fraile fuera de tipo y de bastas hechuras, que no se empleó en ningún tercio. Diego Peseiro lo pasó por ambos pitones solventando los defectos del animal, que en sus embestidas se mostraba soso, sin raza, sin humillación y con distracción a la salida de los muletazos. El novillero portugués, mermado por un pisotón en el inicio del tercio de varas, no tuvo acierto con el estoque y el silencio se hizo presente al final de su actuación.
Calerito lo intenta con el complicado de Raso de Portillo
El quinto de Raso de Portillo, embistió con celo y repetición en el capote de Calerito, que le instrumentó un ramillete de buenas verónicas. Peleó bien el novillo en la primera vara, dejándose pegar sin más en la segunda. Tras un comienzo vibrante por parte del novillero, la faena fue decayendo por culpa del utrero, que aunque acudía presto, se quedaba muy corto y salía distraído. Por el derecho se acostaba y venía recto. Calerito lo intentó al natural logrando estimables tandas de naturales pero la faena no conectó con los tendidos. Mató de estocada desprendida. Silencio para el novillero.
El Niño de las Monjas, esfuerzo con el de Pedraza
El sexto fue un novillo de Pedraza de Yeltes, grandón y basto pero con poca cara, que dio un gran espectáculo en varas y fue excelentemente picado por Jesús Vicente. Antes Jordi Pérez, su lidiador, lo recibió en la puerta de chiqueros y le enjaretó buenas verónicas. Tras esperar mucho en banderillas, el novillo sacó nobleza en la muleta pero se quedaba corto y siempre estaba muy pendiente del novillero valenciano El Niño de las Monjas, que estuvo muy firme e inteligente como el astado. Consiguió meritorias series de derechazos y naturales, consiguiendo poner al exigente público de su parte pero un feo bajonazo dejó todo en un silencio que pareció poco premio para Jordi Pérez, al igual que para sus compañeros de cartel, que pecharon con una difícil y complica novillada de hierros charros.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Villaseca de la Sagra, Toledo. Última del Alfarero de Oro. Novillada con caballos. Más de tres cuartos de entrada.
Novillos de Juan Luis Fraile, Francisco Galache -devuelto-, Castillejo de Huebra, Pedraza de Yeltes, Paloma Sánchez Rico y Raso de Portillo y un sobrero, el segundo bis, de San Martín.
Diego Peseiro, silencio y silencio.
Calerito, que sustituía a Gónzalez-Écija, silencio tras aviso y silencio.
El Niño de las Monjas, silencio y silencio.
FOTOGALERÍA: EUSEBIO SÁNCHEZ
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