Con la corrida de Montalvo se cerraba, este domingo, la Feria de San Blas y la Candelaria de la localidad madrileña de Valdemorillo en la que tomaban parte Antonio Ferrera, Miguel Ángel Perera y Alejandro Marcos -en sustitución de Cayetano-. Se lidiaba un encierro de Montalvo.
La buena lidia de Ferrera mete en ritmo al gazapón primero
El castaño que hizo primero se partió un pitón al derrotar contra un burladero y fue devuelto sin que Ferrera se hubiese estirado con él. También el sobrero lucía el hierro de Montalvo, pero estaba más lleno y era más toro, dentro de la buena hechura. Quiso empujarlo Ferrera, porque tendía a remolonear en el percal, y se empleó luego en una vara muy bien administrada. Pero al ir a quitar había perdido el ímpetu para arrancarse y tuvo que desistir el extremeño. Con la muleta le costó lo suyo a Antonio meter en ritmo la andarina y gazapona actitud que siempre resultó molesta, pero terminó conjuntando alguna serie más meritoria que brillante, aunque resultase muy coreada en el callejón. Mató de una estocada muy certera y de rápido efecto y llegó a pedirse tímidamente la oreja en un tendido que terminó tributando una ovación.
Un templado Perera emborrona a espadas una faena muy precisa al segundo
El segundo, repetidor en los tres primeros lances templados y suaves de Perera, se lo fue pensando más hasta terminar parado y arruinando el remate del saludo del extremeño. Y fue todo suavidad y temple la propuesta de Perera a un animal poco dado al recorrido largo, siempre amenazando con pararse en el embroque. Y lo hubiera hecho en una muleta menos avezada, pero Miguel supo encontrar el equilibrio entre distancia y altura, entre lo que tenía que dar de inercia y lo que le exigía al de Montalvo de su parte. Hubo series diestras incluso con ritmo y con armonía, pero un accidente con la espada la hizo caer demasiado, perdiendo en el suceso cualquier premio.
La verdad entregada de Alejandro Marcos vale para cortar una oreja al tercero
Muy buen trazo tuvieron las dos verónicas que pudo dejar Alejandro Marcos al tercero antes de que se perdiese el animal en su falta de empuje y ritmo, perdiendo, además, las manos y dejando sin remate el saludo del charro. Sí lo tuvo -y de qué forma- el extraordinario quite por chicuelinas, deletreando el toreo con una media final enroscada y de tres días de duración. Tuvo sabor el inicio, muy empujado a dos manos en principio, muy compuesto y bien interpretado en el remate. Vertical y natural el concepto de Alejandro, que supo aprovechar las arrancadas del noble animal cuando las dio y supo extraerlas de una en una y al natural cuando las fue negando, perdiendo todo empuje al irse abajo en lo físico. Prendido salió de la estocada de lo recto que se tiró, y esa verdad y entrega le valió pasear una oreja.
El palco le niega a Ferrera una oreja del extraordinario cuarto
El cuarto era el más voluminoso del encierro de Montalvo, pero también el que mejor se rebozó en el percal, con el que decidió Fererra no quebrantarlo para que durase más, dada la entrega en la embestida. Un poco más lo apretó en dos chicuelinas y una media al sacarlo del caballo que evidenciaron su calidad. Extraordinario fue el par de Fernando Sánchez, que tuvo que saludar junto con Javier Valdeoro. Fue un dechado d3 entrega, de profundidad y de clase el de Montalvo en la muleta, donde fue bravo por aguantar hasta el final sin escatimar una arrancada, volcando la cara con una calidad superlativa. A más fue Ferrera en la faena, a medida que le fue dando importancia al animal, al que le terminó dejando naturales de lento y bello trazo. Media estocada y descabello valieron para pasear una ovacionada vuelta al ruedo tras aviso del gran toro de Montalvo. El palco se empeñó en no conceder un trofeo pedido más a voces que con pañuelos.
Un Perera transmutado le corta las dos orejas al gran quinto de Montalvo
También el quinto, más bastote que el resto, se desplazó en los primeros lances de Miguel Ángel Perera, pero también se fue viniendo a menos hasta embestir casi andando en la media de bello trazo con que remató el extremeño. Justo de casi todo estaba el animal, y lo mostró a la salida del penco, pero aguantó con voluntad de repetir en el quite por chicuelinas de Perera, siempre ceñido en los embroques. Saludó en banderillas Curro Javier tras dos tremendos pares. Pero llegaba la exhibición Perera en la muleta, con un inicio a dos manos de supremo mando, de templada imposición. Toreo puro. Como lo fue después la forma de convencer al de Montalvo para que mantuviese en pie su entrega y dejase de perder las manos. Técnica magistral. Y la entrega cuando ya estaba apuntalado el toro, despatarrado y enseñando media muleta para conducir larguísima la embestida, para hacerlo pasar por delante, por detrás y por todas partes mientras se atornillaban las plantas a la arena de Valdemorillo. Entrega pura. Y comprendió el tendido la pureza de Miguel dando por buena la estocada fulminante tras el pinchazo previo para pedir las dos orejas.
Alejandro Marcos deja en el acero el premio a una faena de enorme personalidad
El castaño sexto, que cerraba plaza y feria, sí mantuvo el ímpetu y la codicia para repetirle una docena de veces a Alejandro, que manejaba el capote a la verónica con pasmosa facilidad. Y con sabor en el quite por el mismo palo que remató con media abelmontada. Amorantada más bien. Con la muleta tuvo naturalidad y fue lo suficientemente espontáneo como para disfrutar cada muletazo, cada rugido de un tendido que consiguió volver a favor. Personalidad demostró en la forma de pasarse por la bragueta la calidad de fuerza justa del Montalvo, que consiguió, sin embargo, que no se cayese. Tenía conquistada la plaza cuando un pinchazo y una media tendida le arruinaron la puerta grande al salmantino. Una cerrada ovación acompañó su marcha.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Valdemorillo, Madrid. Tercera de la Feria de San Blas y la Candelaria. Corrida de toros. Más de tres cuartos de entrada.
Toros de Montalvo. Devuelto el primero por partirse un pitón; gazapón y molesto con cierto fondo el sobrero; de buen fondo y nobleza el remolón segundo; noble y de buena intención pero a menos el tercero; de tremenda entrega y calidad el extraordinario y bravo cuarto; de tremendo fondo y total entrega el gran quinto, ovacionado; de gran calidad y justa fuerza el castaño sexto.
Antonio Ferrera, ovación y vuelta tras aviso.
Miguel Ángel Perera, ovación y dos orejas.
Alejandro Marcos, oreja y ovación.
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO