EL TORO DE LA MERIENDA

Sobre el caso Luque-Roca Rey


miércoles 17 enero, 2024

El altavoz de las Redes Sociales ha magnificado un hecho que ocurre a menudo en las sombras y, por tanto, nadie opina sobre ello

Roca Rey Montera En Cara (1)
Roca Rey en una de sus tardes en Las Ventas © Luis Sánchez Olmedo

Partimos de la base de que esto no es un partido de fútbol; este no es un espectáculo matemático; este no es un rito calculado que tiene como objetivo un resultado numérico. Aquí se vive y se muere de verdad. Y a partir de ahí, ningún otro mortal tiene derecho a decidir cómo tiene que jugarse la vida quien viste el terno.

En este punto del drama, hay cuestiones que jamás se deberían tocar, y mucho menos trastocar. Ni siquiera ahora, que existe una inteligencia artificial que dice que nos hace la vida más fácil, pero sólo porque nos oculta lo que cree que debemos ignorar. Y en esto, como en las series de ficción, existen dos bandos distintos. Y también como en las series de ficción, no está muy claro que los buenos sean tan buenos ni que los malos sean tan malos. Por eso vamos a explicar por partes la pugna.

Partimos de una base bien clara: los dos tipos a los que incumbe una pugna magnificada por las declaraciones de Andrés el pasado año -y contestadas por Daniel a lo largo de los meses siguientesse tienen un respeto y una admiración mutua que ambos también han manifestado en público. Como profesionales.

Otro capítulo distinto es el personal, que sólo Gerena sabe, y a partir del cual uno de los dos -Andrés- decide no encontrarse con otro, por el momento, en una plaza de toros. Porque en esta profesión, que trasciende mucho más allá de lo laboral, lo sentimental prima. Porque te juegas el bofe cada tarde y ahí no hay documento contractual que salve la propia decisión personal. Ni un ruido en un ruedo en el que te juegas tu destino.

A partir de ahí, ¿qué es vetar? Recordemos que si hay un torero que se ha anunciado con Daniel desde el primer día, ese es Roca Rey. Más que Morante, Manzanares e incluso El Juli… hasta el pasado año. Y la realidad, que es que una situación personal ha derivado en una magnificencia en redes sociales, es que, momentáneamente, Roca Rey decide no encontrarse con Daniel en un ruedo.

Ahora, el nuevo capítulo es que Daniel Luque lanza un órdago a Sevilla: si no torea en Resurrección, no torea en toda la Feria. Está en su derecho. Porque cada uno decide -o debería decidir- lo que quiere hacer con su futuro. El problema es que tus decisiones empiezan a dejar de ser tuyas cuando entran en conflicto con las mías, y es ahí donde uno tiene que moverse de la manera más inteligente que sea capaz, porque todos tenemos muertos en el sótano y un agujerito que huele mal. TODOS. Por eso no está mal acordarse de una frase que se le atribuye a ese gran genio que fue Rafael el Gallo, que encierra en su sencillez toda la sabiduría del acerbo popular: «Que naide hable mal de naide, porque naide sabe lo que le pasa a naide…».

Independiententemente de que la rivalidad, fruto de la decisión de Andrés de revelar que hay un motivo y de Daniel por rebelarse contra la decisión de Andrés, exista y sea cada vez más enconada por las opiniones de unos y de otros, lo cierto es que si el peruano no hubiera dicho nada públicamente, hubiera dicho sí o no a torear con quien quisiese, y no nos hubiésemos enterado ninguno. Esto es lo que hacen otros. Que, por cierto, ahora se permiten el lujo de opinar al respecto de este enconado enfrentamiento. Cosas veredes…