EL EXILIO INTERIOR

El debate (in)necesario


jueves 18 noviembre, 2021

Cuestionar la tauromaquia desde dicotomías reduccionistas y sesgadas para, a partir de ellas, construir un discurso sectario aunque se disfrace de cierta comprensión 'al otro' no parece el debate más urgente y necesario.

Toros Si No Sevilla
Debate en Sevilla. © Cajasol

Francisco March

Que en Sevilla se hable de toros a nadie extraña. Al contrario. Sucede que allí, martes y miércoles de esta semana, se ha hablado de toros, a favor y en contra, en sendas jornadas organizadas por «Letras en Sevilla» bajo el título- nada original- «Toros sí, toros no. ¿Cultura, tradición o barbarie?», con Arturo Pérez Reverte como anfitrión.

Nombres de peso adscritos a uno y otro bando (sic), con Rafael de Paula y su magnética presencia entre ellos, aportando sus respectivos argumentarios con una ‘educación y respeto’ compartidas por el público y que bien se encargaron de resaltar los organizadores. Una ‘educación y respeto’ que- apreciación personal- en algunos/as de los/as intervinientes, tuvo más que ver con ejercicio de cinismo.

De lo acontecido se tiene noticia por la retransmisión íntegra vía streaming y por las distintas informaciones en los medios, tanto taurinos como generalistas (que a esto sí se apuntan, qué cosas). Y cada cual arrima el ascua a su respectiva sardina. Ahí está el detalle. Como también lo es- detalle, digo- que tanto Rafael de Paula como Rubén Amón (que abrió, brillantemente, las sesiones) denostaran el título de las jornadas, por recurrente y apriorístico.

Cuestionar la tauromaquia desde dicotomías reduccionistas y sesgadas para, a partir de ellas, construir un discurso sectario aunque se disfrace de cierta comprensión ‘al otro’ no parece el debate más urgente y necesario.

Insistir en clichés manidos hasta el hartazgo, por mucho que -como hicieron algunos de los/as intervinientes- se pretendan soslayar y superar, conduce a un reiterativo escenario, un día de la marmota que nada aporta al problema de fondo, que -creo- tiene que ver con el encaje de la tauromaquia en los usos y costumbres sociales y su capacidad para, sin perder por el camino esencias litúrgicas intocables- la sangre, entre ellas- manifestarse  como hecho cultural de primer orden e intocable para los poderes políticos, mediáticos y económicos, con el potentísimo trust animalista jugando su papel en ellos.

Buscar -como viene siendo habitual y en Sevilla también se ha dicho- en la tauromaquia elementos de transgresión y contraculturales y sumarlo a la mayor presencia de jóvenes en los tendidos de las plazas de toros, para ver ahí una ‘vía de salvación’ se antoja un ejercicio de voluntarismo optimista. Es más, hay quien lo lleva a la equiparación con aquellos años 80 en que la movida madrileña- en el resto de España no fue tal- acudía a Las Ventas al reclamo de Antoñete.  Por cierto, duró poco y si te he visto no me acuerdo.

Pero es que, además, muchos/as de quienes se apuntan a esa pretendida transgresión lo hacen desde postulados ideológicos en las antípodas de lo que como tal se entiende.

Bienvenidos sean debates, jornadas, conferencias… al fin y al cabo el otoño y el invierno taurinos se nutre de ello. Pero, por favor, evitemos el ‘vuelve la burra al trigo’.