Con la encerrona de Emilio de Justo asomando tras la esquina los aficionados poco a poco van respondiendo a la llamada del torero extremeño. Muchos de ellos ya llevan tiempo con su entrada en la mano mientras que los más rezagados se van sumando a la cita desde este domingo. Opiniones a parte de si el día es el idóneo o no, los aficionados están dando la cara y apuntándose a una corrida que podría acabar de cimentar la carrera del torero de Torrejoncillo. Con tres puertas grandes a sus espaldas, Emilio busca poder seguir teniendo al aficionado de Madrid y a su plaza como bastión.
Las comparaciones siempre han existido y existirán, en esta ocasión el espejo es el del recordado Iván Fandiño, un torero que consiguió meter 24 mil almas en la primera plaza del mundo una tarde fuer de abono. Una encerrona diferente, enfocada de forma distinta, pero la cual tenía un mismo objetivo: vaciarse toreando para uno mismo. Eso es lo que busca un De Justo que ve como la taquilla va respondiendo, lentamente, pero a buen ritmo. Y se merece Emilio una entrada acorde a su categoría como torero, esta que puede acabar de catapultare hacia algo igual o más importante que el triunfo, esa que no es otra que la popularidad y el reconocimiento de ese público ocasional que no lo tenía en la cabeza.
Claro que hubiera tenido el respaldo de más de 12 mil abonados en San Isidro, pero Emilio se quería medir, quería saber hasta qué punto tiene ese tirón. Uno es figura por los triunfos de la plaza, pero aquí el que manda también debe hacerlo en taquilla, y por eso quizás se optó por esta fórmula. Vas menos arropado, más en el alambre, pero si consigues el objetivo marcado logras eso que tanto ansiabas y que es tan difícil de conseguir.
Claro que todos los toreros buscan el triunfo, la gloria, apuntar su nombre con letras de oro en la enciclopedia del toreo, pero como artistas que son buscan vaciarse, entregarse ante un toro, sacar todo lo que llevan dentro. Los toreros claro que se deben al público y al aficionado, pero a parte de todo eso buscan eso que les llene interiormente, eso que les haga sentirse plenos realizando una obra irrepetible. Triunfar por la vía de la épica es algo grandioso, pero hacerlo por la senda del toreo es algo inenarrable, único. Emilio de Justo competirá contra él mismo en seis actos, seis toros que tienen la posibilidad de hacerle sentirse pleno. Fuera a parte de la condición de los animales; variada y diversa según sus encastes, Emilio tiene claro que debe ir toro a toro sin pensar el que viene o el que se dejó atrás, por eso es fundamental que los ganaderos le ayuden para dar un orden u otro a la salida de los animales.
La selección del ganado ha sido la correcta, se ha buscado dar un giro de tuerca al elenco ganadero, buscar divisas que ya saben lo que es triunfar en las Ventas con otras en la que la apuesta personal del torero hace mucho. Respecto a la presentación no hay nada que reprochar al reseñar seis toros que -fuera de los gustos personales de cada uno- están acordes a lo que se exige en la primera plaza del mundo. Este que les escribe tiene un tipo de toro en la cabeza, ese toro con seriedad pero sin estridencias, un animal bajo, pegado al suelo, fino de cabos, recto de lomo, con su seriedad pero que quepa en la muleta. Un toro con la cara colocada, que pese a su seriedad invite a torear. Palha, Victorino Martín, Pallarés, Domingo Hernández, Parladé y Victoriano del Río conforman el sexteto ganadero que saltará al ruedo de Las Ventas el próximo domingo. El trapío no lo dan los kilos.
Será la primera corrida de toros con un 100% de aforo en Las Ventas, algo que no se veía desde el último festejo programado en octubre del ’19. El pasado año se dejó un 50%, por lo que poco a poco hay que ir recuperando ese hábito perdido de ir a los toros a plaza llena. Va a costar ya que aún hay personas a las que las aglomeraciones le siguen asustando, pero entendemos que es cuestión de tiempo que ese chip se cambie. Pese a la mala situación económica que atraviesa el país la gente tiene ganas de toros, Madrid siempre tiene ese arreón de última hora que hace que las entradas suban como la espuma en tardes de expectación, por lo que confiamos que finalmente cuando rompa el paseíllo las Ventas registre una entrada acorde a la importancia de la tarde, sin duda Emilio se lo merece.