AL NATURAL

Las fincas de bravo donde Franco protagonizó hechos históricos y en las que ahora se siguen criando toros


viernes 10 noviembre, 2023

Incluso su designación como líder único del alzamiento en 1936 se produjo en una de las fincas charras más míticas de la historia

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La finca de Sánchez Fabrés. © Pablo Ramos

Como últimamente venía contando demasiados defectos que veo en el actual sistema que gobierna la fiesta, y bastante tenemos con ver cómo la democracia de este país desaparece de un plumazo por las malas artes de un autócrata sin pudor ni límites, hoy quiero dedicar la columna a recordar un poco la historia que las fincas de bravo tuvieron en acontecimientos históricos en nuestro país -tenga uno la filiación política que tenga, nunca dejarán de ser hechos históricos y definitorios para la historia de España-. Y todos ellos acontecieron en casas solariegas de Salamanca. Expliquemos por qué.

Pedro Llen (1)
La legendaria plaza cuadrada de Pedro Llen, donde siempre han pastado los coquillas de Sánchez Fabrés

Cuando Franco declara el alzamiento en Canarias –a donde lo había destinado el Gobierno de la República para mantenerlo lejos– viaja a la península y declara la capital del bando Nacional en Burgos, pero traslada su residencia y la de todos sus colaboradores a Salamanca, que se convierte, de facto, en la capital de los Nacionales. De hecho, entre los levantiscos fue el general Emilio Mola quien propuso una reunión en Burgos para designar a un líder, pero no hubo acuerdo. Ese se produjo unos días después, y en un lugar sagrado para todos los que hoy nos decimos aficionados al toro.

En la finca de San Fernando, propiedad del trístemente añorado Antonio Pérez-Tabernero, se improvisó un aeródromo para usos militares y hasta allí se desplazaron Franco y nueve generales más, además de dos coroneles que también participaron en las votaciones. Allí, entre los turreos del bravo que los circundaba, Franco salió como caudillo y generalísimo del alzamiento, y de hecho abandonó el lugar una hora antes que los demás para atender otras obligaciones.

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El legendario hierro de Antonio Pérez de San Fernando, toda una institución en la historia del ganado bravo

Hace tiempo que los Atanasios de Antonio Pérez no andan por las ferias como solían, es verdad. Pero allí sigue, en Matilla de los Caños, la finca en la que se decidió el destino de España, además de mandar en los carteles de las ferias durante muchos años, y proveer de bravura los carteles donde se anunciaban las figuras.

La Academia de Pedro Llen

Otra de las casas solariegas que se utilizaron con fines militares durante la Guerra Civil fue Pedro Llen, en Las Veguillas, una auténtica preciosidad en la que parece haberse parado el tiempo alrededor de su plaza de tientas -cuadrada, por cierto, lo que no es nada habitual-. Allí, donde siempre pastaron los coquillas de Sanchez Fabrés -de los pocos que pueden decir que se les cortaron dos rabos en Madrid-, se instaló, por mediación del líder de Falange entonces, Manuel Hedilla, la Academia Paramilitar Pedro Llen, que tenía como objetivo instruir en las prácticas militares a los cuadros de Falange previamente elegidos por los dirigentes.

Pedro Llen Interior 1
En el interior de Pedro Llen cuelgan aún las cabezas de los dos toros que se arrastraron sin rabo en Madrid

La academia se creó el 15 de marzo de 1937, y tan rápido fue su funcionamiento que el 8 de abril del mismo año salían los 90 miembros de su primera promoción, listos para ser asignados a los frentes de combate correpondientes.

Pero aún hubo una finca más que acogió a los militares que participaron en la Guerra Civil, aunque en este caso fueran alemanes. De hecho, tanto Alemania como Italia enviaron a Salamanca a sus embajadores, que quisieron desde el principio controlar Falange para controlar a Franco. Por eso designaron la finca de Negrillas, en Carrascal del Obispo, como la sede de la Legión Cóndor, una unidad aérea germano-española que permaneció allí hasta el final de la guerra -con la negativa de Franco a Hitler de intervenir en la II Guerra Mundial-.

Y todo ello se fraguó en el mismo lugar donde se crea la alquimia del toro bravo.