A comienzos de 2022, los medios se hacían eco de una entrevista que Juan José Hidalgo, dueño de Air Europa o Halcón Viajes concedió a el diario El Mundo. En ella el empresario declaró que le había puesto un cheque en blanco al diestro de Galapagar para que se comprometiera a torear 20 tardes en este 2022, oferta que tuvo sobre la mesa José Tomás.
«Mira, José, te ofrezco un cheque en blanco si te comprometes a torear 20 corridas en capitales de provincia. Tú me dices cuánto quieres cobrar, eliges los toros y las ciudades». Así fue la suculenta oferta que Juan José Hidalgo le puso sobre la mesa. Pese a lo que alguno pudiera pensar no se trataba de ningún farol, ni mucho menos, ya que el propio empresario declaró que ni mucho menos había declinado esa oferta.
Todos sabemos del hermetismo del torero madrileño, de su planteamiento de temporada, por lo que no encajaba que aceptara esta propuesta; dicho sea de paso no sabemos si llegó a declinar o todavía no ha contestado. Bien es cierto que tiene firmadas dos tardes en Jaén y Alicante, dos plazas capitales de provincia, desconociendo si Juan José Hidalgo ha tenido algo que ver en esas contrataciones o han sido las propias empresas las que han llevado en solitario éstas.
Es cierto que José Tomás se ha anunciado en plazas de primera desde que volviera a los ruedos en 2007, plazas como Madrid, Valencia o Barcelona han estado presentes en su calendario, pero a raíz del grave percance de Aguascalientes y su posterior reaparición ese tipo de plazas han quedado aparcadas, toreando en cosos de segunda y de una forma esporádica. Atrás quedaron esa veintena de festejos por toda la geografía española y parte de la francesa.
El diestro madrileño hace tiempo que pareció dejar la competencia directa con las figuras del toreo, ya en Granada en 2019 se anunció con cuatro toros y un rejoneador por delante, pero tras la pandemia sus contrataciones en Jaén y Alicante han quedado en un festejo de cuatro toros en solitario. Viendo el nivel que demostró en es última tarde está para competir con cualquiera, las seis orejas y el rabo que paseó así lo demuestran, de ahí que no entendamos esa huida hacia adelante a la hora de cerrar una terna.
Un año años había rivalizado en mano a mano con Miguel Ángel Perera en Algeciras en una tarde en la que vimos esa competencia entre dos toreros que no se querían dejar ganar la pelea. ¿Dónde quedó ese torero que no hace tanto rivalizaba en el con compañeros de la talla de Morante de la Puebla, El Juli, Manzanares o Alejandro Talavante? Aquí no se duda de su capacidad sino de su ambición, de ese hambre por querer seguir mandando en esto. El toreo es del pueblo y anunciarse dos tardes al año le aleja de el. Claro que la gente quiere verle, pero rizar el rizo de esta manera no creo que sea ni hasta bueno.
En Jaén y Alicante están de enhorabuena, van a disfrutar de un torero que ha marcado una época, de un espada que mide al milímetro todo lo que le rodea. Serán por el momento sus únicas dos tardes del año, esas en la que se enfundará el chispeante para sentirse vivo delante de la cara del toro, porque como decía el propio torero «vivir sin torear no es vivir», de ahí que sienta el gusanillo por trenzar nuevamente el paseíllo y sentirse torero. Porque la filosofía de José Tomás está basada en esa frase míticas que pronunció hace una década durante la entrega del Premio Paquiro tan sólo unos meses después de salir del trance entre la vida y la muerte que el toro Navegante le propinó en Aguascalientes. Aunque no son copiosas las temporadas que realiza, e incluso gran parte de ellas se las pasa en blanco -de hecho lleva dos años sin aparecer en público-, sí que hace de un acontecimiento cada vez que se viste de luces.
«Yo tengo asumido, por mi vocación taurina, que tengo que asumir el tributo, y lo digo con normalidad cada vez que ha llegado el momento. E incluso en esa ocasión así ha sido», comentó en su día José Tomás. «Fue un camino largo, intenso, de mucha incertidumbre que me hizo crecer como persona, que me hizo crecer como persona y como torero». Por eso nadie le va a poner un pero a todo lo que hizo como torero y a lo que puede llegar hacer, simplemente ponemos sobre la mesa una serie de cuestiones que atañen no solo a su persona sino al toreo en general. Aquella oferta que en cierto modo podía parecer descabellada hubiera sacado de su letargo a un torero que lleva bastante tiempo sin competir de tu a tu con los toreros del momento. Ahora se han puesto de moda las corridas de cuatro toros; supongo que para ahorrar ciertos costes, algo que va en contra de la esencia de un festejo en el que la lidia de seis animales debe seguir manteniéndose.
José Tomás vuelve; es cierto, pero por el momento con demasiadas precauciones, algo que choca viendo su categoría como torero. Aquí no es cuestión de quitarle méritos a un torero que sigue levantando pasiones allá por donde va, simplemente se le pide un poco de generosidad con una tauromaquia que necesita de toreos como el, porque José Tomás es mucho más que un torero de dos tardes aisladas en un calendario, es un torero que no debería rehuir esos compromisos que se le pueden poner por delante y que beneficiarían tanto al torero como a la fiesta. Aún está a tiempo de subirse al tren.
El diestro madrileño hace tiempo que pareció dejar atrás la competencia directa con las figuras del toreo, ahora -por el momento- ha tomado un camino en el que esa competencia se la marca el mismo. Todos sabemos del hermetismo de José Tomás, de su planteamiento de temporada, por lo que no encajaba que aceptara esta propuesta.