AL NATURAL

Morante, no llevas razón


domingo 9 octubre, 2022

Me sentí orgulloso, por un momento, de lo que supuse que le estabas diciendo al personaje. Pero cuando trascendieron los motivos de la discusión se me nublaron las esperanzas

Morante Miguel Abellan
Morante, en la discusión con Miguel Abellán. © Raúl Barbero

Mi querido, José Antonio:

Asistí anoche, tan perplejo como admirado, a lo que parecía a todas luces un señor repaso de una de las principales figuras de la historia de la Tauromaquia a uno de los peores directores gerentes que ha tenido el Centro de Asuntos Taurinos, que le va a sobrevivir a duras penas, dadas las dudas que ha dejado su desastrosa gestión de los tiempos y su don de la oportunidad. Pensé que por fin había una figura que incluso él -que no se respeta ni a sí mismo- comprendería la necesidad de plantarse delante en posición de ‘firmes’. Me sentí orgulloso, por un momento, de lo que supuse que le estabas diciendo al personaje. Pero cuando fueron trascendiendo los motivos de la discusión se me fueron nublando poco a poco las esperanzas. Porque, amigo Morante… en esto no llevas razón.

Me decepcionó, tal vez, que pudiendo cantarle las cuarenta por su forma de esconderse cuando más lo necesitaba el toreo, por su forma de exhibirse cuando otros lo recuperaron, por su figura decorativa que se lleva 85.000 porrazos cada año que el toreo se va muriendo entre sus manos…. le recriminases la dureza que tenía el ruedo de Las Ventas -por la mañana, habías dicho que había que ablandarlo para que los toros no se lesionaran como después se lastimaron de las pezuñas el quinto y sexto-.

Pudiendo recriminarle que haya liberalizado sin control los precios en un pliego desastroso que dio lugar al esperpento de un concurso que parecía el Show de Benny Hill; pudiendo rebozarle por la cara que haya ninguneado toreros, presionado a ganaderos, cobrado presuntamente comisiones desde un cargo público y hasta puesto palos en las ruedas a quienes querían adelantar los plazos para la vuelta del toro a la normalidad normal; pudiendo explicarle cuál era la intención de tu admirado Joselito el Gallo cuando ideó las monumentales como Las Ventas… te cabreas como una mona porque el ruedo no está como tú lo dejaste la última vez. No me voy a meter, José Antonio, con que te asista la coherencia o no en el planteamiento que le expusisite a Miguel. Pero esta vez, Morante, no llevas razón.

Y todo eso, por no hablar de lo que cuentan que te respondió el ínclito y sin par inquilino de las oficinas del CAT: “Lo que tenías que hacer era no anunciarte”, ladró de pronto el tipo soberbio que no ha olvidado aún algunas tardes que tuvo con el chispeante puesto. El sujeto colocado a dedo por el tipo que intentó cepillarse a su principal activo político -Ayuso- y que había querido contrarrestar el ‘efecto tauromaquia’ que había conseguido Abascal mostrando orgulloso la militancia de Morante en Vox. Ese individuo que ha basado su gestión en rodearse de una red clientelar que ya se buscó cuando perpetraba ideas para conseguir contratos, le dice al torero más grande de la historia que lo que tenía que hacer es no anunciarse…

Y aquí tampoco llevas razón, Morante, porque te limitaste a apuntarle con el dedo, amenazante, pero no le leíste la cartilla por envidioso, por impotente y, sobre todo, por importarle una mierda enorme lo que que quiera ver la afición de Madrid. Porque, sí, Morante, tú sabes que la gente que acude a esta plaza lo hace para verte a ti. Y si ayer no se colgó el cartel de ‘No hay billetes’ en la plaza más importante del mundo con una de las figuras más importantes de la historia en el cartel, fue también, en parte, por su culpa. Hubieras hecho muy bien, amigo Morante, en soltarle un par de sartenazos verbales por todo eso. Pero si sólo le dijiste lo del ruedo… Morante, no llevas razón.

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Otra imagen de Morante en la discusión con Miguel Abellán. © Raúl Barbero