Se habló largo y tendido sobre aquella corrida celebrada en La Línea de la Concepción en la tarde del pasado 16 de abril, un festejo en el que con ganado de Núñez del Cuvillo trenzaban el paseíllo José Antonio Morante de la Puebla, Juan Ortega y Pablo Aguado, tres toreros que al día siguiente estaban anunciados en el cartel más importante del año en Sevilla, el del Domingo de Resurrección. Y se habló largo y tendido porque teniendo un compromiso del tal magnitud un día después, la apuesta podía resultar más que arriesgada.
Aquí nadie le va a decir a un torero cómo gestionar su carrera, pero resultaba poco más que sorprendente que una plaza de tercera a poco más de dos horas de viaje hacia Sevilla diese un cartel idéntico. Ya no hablamos por el tema de restar público, cosa que no se dio, pero sí de poder evitar posibles riesgos en alguno de los alternantes. En otras ocasiones plazas como Arles anunciaron a algún torero el Sábado Santo, pero en este caso era una feria de gran boato y en la que no estaban anunciados los tres espadas que alternarían al día siguiente.
Conociendo a la empresa Pagés, no dudamos que el malestar era evidente. ¿Se pudo evitar? ¿Era necesario que los tres estuvieran en el cartel? Son preguntas que nos hicimos y aún nos hacemos más si cabe cuando el pilar del abono sevillano y máximo referente del toreo en Sevilla, Morante de la Puebla, era volteado por el primero de la tarde y acabó con claros signos de dolor. Las alarmas se encendieron: Morante podía causar baja el Domingo de Resurrección. La noticia corrió como la pólvora, la Sevilla taurina se paralizó. Afortunadamente no hubo bajas en el cartel y la corrida se dio sin problemas, pero quedó en el cuerpo del aficionado durante horas.
Antiguamente los empresarios firmaban exclusivas con ciertos toreros, cerraban sus comparecencias para que otros no se les adelantasen, ¿por qué Pagés no firmó un contrato de exclusividad con los tres toreros? De ser así, ¿se podría haber evitado un problema que a punto estuvo de estallarles a todos? Por fortuna no fue así, pero hay que tomar buena nota; a buen seguro que Ramón Valencia ya habrá hablado de este tema con toreros y apoderados, porque también son ellos los que tienen que evitar este tipo de situaciones, no todo va a caer en los empresarios.
Pues algo similar ocurre con el festejo del próximo 1 de junio en Las Ventas: Morante de la Puebla está anunciado con Ginés Marín y un sustituto de Emilio de Justo, torero que está de baja desde el pasado 10 de abril, en la primera plaza del mundo, pero es que el día antes en Villarobledo trenzará el paseíllo junto a Diego Ventura y Juan Ortega en un cartel mixto. Un festejo que sin duda es muy beneficioso para dicha localidad y con el cual se sigue regando las raíces del toreo, pero toreando la corrida de la Beneficencia a menos de 24 horas….
Todos sabemos el riesgo existente a la hora de ponerte delante de un animal bravo; incluso hay toreros que han sufrido percances en el campo que les hicieron caerse del cartel. Esta no es una critica hacia los empresarios de La Línea o Villarrobledo, porque ambos tuvieron el visto bueno de los actuantes y las contrataciones se hicieron en buena lid; a lo que queremos llegar es que para festejos de esta importancia es crucial cuidar todos los detalles y no correr el mínimo riesgo. Y si se corre, minimizarlos al máximo. Y mucho más en Beneficencia, la corrida más importante del año.
Madrid está siendo una feria con un gran número de sustituciones y tras lo vivido en Sevilla Plaza 1 estará con el corazón en un puño, más si cabe viendo como un día antes del cartel más importante del año en Las Ventas uno de sus actuantes está acartelado en otra plaza. Aquí no es cuestión de darle o quitarle importancia a una plaza por más o menos categoría que tenga, pero sí cuidar esos festejos que son santo y seña del calendario taurino y que centran el foco mediático por darse en plazas como La Real Maestranza de Caballería de Sevilla o la Monumental plaza de toros de Las Ventas de Madrid.