EDITORIAL

Otro invierno con túnel negro: ¿Sobre quién recaerá el peso del toreo (y de la taquilla)?


miércoles 18 octubre, 2023

La tauromaquia vive una de sus hornadas de matadores y novilleros más ilusionantes de los últimos años y aún no sabe cómo sustituir a El Juli

Detalle
El patio de cuadrillas, donde cada uno asume los galones que le da el toreo © Luis Sánchez Olmedo

Ya podemos hartarnos de gritar bien alto y para que nos oigan que existen matadores que hace tiempo que están preparados para soportar una temporada sobre su espalda. Ya podemos quedar exhaustos de escribir que la hornada de novilleros que se dibuja para el año que viene, con el joven Marco Pérez a la cabeza, merece la pena cuidarla como no se ha hecho con casi ninguna de las que se han visto en los últimos años. Ya podemos hacer el pino puente durante todo el invierno, que volveremos a encontrarnos con el mismo problema cuando llegue febrero por incomparecencia de las fuerzas. Y aquí ya no encuadramos a la Fundación, que se ha convertido en un empresario más que consigue dinero público a costa de la excusa de fomentar la fiesta -como manda la Ley a los propios Gobiernos que, así, se quitan de encima el marrón y presumen de apoyo-.

Y, hablando de Fundación; la mejor idea que han tenido en su seno, la Copa Chenel, se la ha birlado Abellán con toda la inteligencia del mundo, porque para que anden jugueteando con normas creadas ad hoc; inventando un reglamento donde penalice un elemento que no tiene más sentido que avisar de que hay que acabar ya; poniendo el coto de los años de alternativa en el primer año que se les ocurre y luego sacando pecho de la participación, porque los toreros modestos se agarran a ella como su tabla de salvación, ya lo controla Miguel, que es el que pone la pasta a través del Centro de Asuntos Taurinos que dirige. Y nos parece lógico, después de ver cómo cazaba la perrina.

La otra -perrina-, la del toreo, caza peor, porque sigue sin ser capaz de crear figuras capaces de llevar al público a las plazas. Y tal vez es porque no terminamos de comprender esa sociedad nueva que se ha despegado completamente los valores en general, y de los del toreo en particular. Es cierto que los jóvenes acuden como hacía mucho tiempo a las plazas, pero no lo es menos que están ayunos de conocimientos y de comportamientos, y que utilizan los toros como espectáculo de fácil organización de un botellón semiimprovisado. Por lo demás, todo bien…

Hay matadores que van rompiendo récords, deslumbrando con actuaciones inimaginables, abrumando con la regularidad o simplemente reventando a impulsos las barrigas del personal por cantar una verónica. Y no es uno, ni dos. Y los tienes con garra, con personalidad, con oficio y hasta con talentos para llenar un hueco tan complicado como el de Fandi cuando decida que hasta aquí, pero ni a Colomnbo le dejan ocupar el lugar que le corresponde. Eso es lo que ocurre en un sistema que aún no sabe cómo va a cubrir la baja de El Juli en los carteles la próxima temporada, que no sabe cuál es el estado de la muñeca de Morante y de la espalda de Manzanares, pero no hace nada por fomentar a quienes deben soportar la vela de aquí en adelante.

Y, mientras tanto, Luque, De Justo, Ginés, Ortega, Urdiales, Aguado, Rufo y hasta Perera, con la mitad del río pasada, aguantando el rebufo de Roca Rey, que es el único de los recientemente alternativados que defiende sus estatus de figura. Hay que meter gente en las plazas, es verdad, pero también hay que buscar nuevas formas de promocionar a los que valen para suceder a la que ya es vieja guardia, por mucho que vuelva Castella hecho un chaval a echar una temporada escandalosa.

Hay voces tan preocupadas por la buena marcha del negocio que se imaginan un mano a mano entre Ortega y Aguado en Madrid, con los dos triunfando como lo hizo Borja Jiménez -otro que se postula para la guerra-. Pero lo cierto es que vivimos en una sociedad donde lo que debería ocurrir para que fueran a verlos es que se partieran la madre en medio del ruedo. No tiene por qué ser literalmente, pero ¿a que el que consiga juntar a Luque y a Roca Rey el año que viene en una plaza se va a llevar el premio gordo…?

Que no es tan difícil, hombre.