EL EXILIO INTERIOR

El toreo mira a América (y, de reojo, a España)


viernes 24 diciembre, 2021

Ahora que el toreo mira al otro lado del charco, en España convendría perseverar en lo bueno de 2021 y no repetir errores anteriores.

Plaza Mexico

Por Paco March

Acaba 2021 con la incertidumbre pandémica que no sólo no cesa sino que se incrementa y el panorama que hasta hace sólo unas semanas parecía despejarse ahora vuelve a sumirse en la nebulosa de unos ánimos colectivos en constante sube baja difícil de gestionar.

Pero si con tal panorama cualquier planificación puede saltar por los aires de un día para otro, el toreo sigue su actividad, ahora en América, con festejos de mayor o menor relevancia en plazas de categoría dispar.  Empezó Ecuador, también siguió la México con novilladas que contaron con gran asistencia de público, que también respondió a la “Corrida Guadalupana”, con Morante como gran reclamo y triunfo grande del imprevisible Antonio Ferrera. Ahora es el turno de la colombiana Cali (siempre en fechas a caballo entre años) y las que sigan tanto en ese país, como en Perú – ojalá Acho-, incluso Venezuela o el resto de la temporada mexicana, no sólo en el DF.

Sí, el toreo mira a América, con el reclamo de los toros de Victorino Martín en Cali como gran atractivo inmediato y la presencia de Morante, el gran protagonista del año, en muchos de ellos.

Al tiempo, la temporada española de 2022, empieza a moverse- pese a los mencionado de inicio- ,  con la presentación por todo lo alto de la Feria de Olivenza, al tiempo que se avanzan ganaderías y toreros posible para otras, Valdemorillo e incluso Fallas o el Abril sevillano. Bien está y ojalá sea el inicio de una temporada con la máxima normalidad posible.

Porque de esa normalidad se derivaría volver a Castellón por La Magdalena, a Las Ventas por San Isidro, a Alicante por San Juan, a Burgos por San Pedro, a Pamplona por San Fermín….

Calla, calla, corazón, que se aceleran los pulsos.

Si todo eso llega, convendría perseverar en lo bueno de 2021 y no repetir errores anteriores. Lo digo porque, al margen de la (alta) categoría de los toreros y ganaderías anunciado para Olivenza, parece que lo- muy bueno- ocurrido este año no se ha tenido en cuenta. En todas las ferias, los aficionados – también los medios- echan a faltar a unos y les sobran otros, nada nuevo. Pero ante unas circunstancias como las actuales y, ya digo, atendiendo a lo visto en una temporada que empezó tarde y al ralentí y acabó por todo lo alto, nada menos que en los templos de La Maestranza y Las Ventas como testigos del toreo grande y los triunfos de Morante, Urdiales, De Justo, Ginés Marín, Daniel Luque…Pues bien,  de todos estos ( y otros, como Miguel Ángel Perera que tuvo una de sus mejores tardes en La Maestranza), sólo Morante- faltaría más- y Emilio de Justo están en Olivenza. En cuanto a ganaderías, se repiten las habituales.

Los públicos han visto en 2021 toros con edad provecta y trapío desmesurado para según que plazas y toreros que, pese a la dificultad del momento (aforos y demás) les han hecho frente aportando “aires nuevos” a lo habitual tarde tras tarde. Suertes accesorias y repetidas- tanto con el capote como en la muleta-  hasta la saciedad, han dejado a paso al toreo fundamental expresado en formas como no se recordaban. Algo así como un redescubrimiento de lo perdido, que ha causado tanto asombro como beneplácito.

Y eso la temporada 2022 debería potenciarlo. No lo del toro desmesurado en presencia y edad –sí en seriedad y armonía- , dando sitio tanto  a quienes ya lo han demostrado como a los que, veteranos o jóvenes, tienen capacidad para hacerlo y así lo demuestren.

Desde el exilio interior, en una Catalunya taurina que no cesa su actividad- se anuncian tres jornadas de UTYAC en Barcelona para finales de enero  e inicio de febrero, con Tomás Prieto de la Cal, Ginés Marín y Fortes como protagonistas-  deseo a quienes visitan este portal taurino lo mejor para estos días, mezcla de ilusiones, nostalgias y desazones y que 2022 sea el año de los abrazos y los besos, sin distancias, sin mascarillas.

Nos vemos en las plazas.