El pasado lunes, Morante de la Puebla era protagonista de una amplia entrevista en el diario El Mundo tras la tarde número 100 de la temporada. Un cara a cara entre el propio torero sevillano y Vicente Zabala de la Serna minutos antes de trenzar el paseíllo en la plaza de toros de Ubrique el pasado sábado 29 de octubre, un festejo que compartió con el rejoneador Andrés Romero y el matador Pablo Aguado con astados de Carlos Núñez y en el que terminó saliendo en hombros para rematar su histórica temporada.
Dicha entrevista cobró mayor magnitud al ir enfocada desde un punto de vista diferente. En dicha conversación surgieron momentos que rara vez salen a la luz y que nacen cuando ambos encuentran un punto en común, un hilo desde donde tirar. La charla entre ambos tocó muchos temas de una campaña que pasará a los anales, pero hubo uno que pudo cambiar el transcurso de ésta.
Morante: «Sentí que se partía el hombro»
Una temporada que no fue sencilla, en la que tuvo que tirar de amor propio para no desquebrajar en un momento todas las ilusiones puestas en ella. La dureza de un comienzo, un torero al desnudo: «Hubo momentos complicados, especialmente el vivido en La Línea, el día antes de Resurrección. Sentí que se partía el hombro. No soy hombre de números, pero sí de lógica. Y pensé: «Aquí se acaba la historia». Todavía sigo resintiéndome [y se toca la articulación derecha, frunciendo el ceño]. A Sevilla llegué muy dolorido, infiltrado, inseguro. Si daba un pasito atrás moría el sueño. Había que hacer el esfuerzo y tirar hacia delante, no acostumbrarme a la renuncia. O se escaparían las 100 tardes», comentaba Morante.
El torero pasaba por momentos inquietantes, en los que los nubarrones se cernían sobre su cabeza. Ahí es cuando hay que estar lúcido, confiar en uno mismo y seguir el camino marcado. Esos momentos duros pueden venir dados por multitud de factores, un mal golpe o una cornada, mala racha con la espada, perder el sitio delante de la cara del animal… y eso no siempre ocurre en los cosos de mayor exigencia, muchas veces esos fantasmas aparecen en el momento y en el lugar menos esperado.
Iniciará la temporada 2023, directamente, el Domingo de Resurrección
Por suerte el fantasma de la lesión fue desapareciendo conforme avanzaba la temporada, pero el dolor ha seguido ahí, llegando a no desaparecer aún del todo. Una confesión que únicamente conocían sus más allegados, quienes fueron conscientes en todo momento que el objetivo marcado pendía de un hilo. Afortunadamente la temporada avanzó y con ella un año histórico para un torero que volverá a vestirse de luces cuando la primavera rompa en el coso del Baratillo, ya que ha decidido que sea el próximo Domingo de Resurrección -9 de abril-, directamente, el día en el que iniciará la temporada 2023.