Nunca un oficio ha sido tan famoso y a la vez desconocido: la figura del veedor de toros ha ido ganando peso en los últimos años detrimento -muchas veces- de la opinión del ganadero. Una vez un compañero afirmó al hilo de este tema: «Una cosa es mirar y otra bien distinta, ver. Y en el campo, saber ver los toros además de mirarlos es una facultad que tienen pocos elegidos. Por eso el veedor de toros es una persona de enorme valía a partir de cuya labor puede empezar a gestarse el éxito de una feria o de un torero».
Uno de esos veedores que marcó su camino respecto a los demás fue Joaquín Ramos, un hombre que tenía en la cabeza toda la genética del campo bravo y tentáculos en cada festejo que se lidiaba para saber cómo iba evolucionando la descendencia de un toro. Joaquín sabía encontrar el ejemplar idóneo para cada ocasión, buceaba en los libros para empaparse de esa genealogía que le llevara a encontrar esas reatas que únicamente los ganaderos conocían. Un hombre que nunca quiso estar delante de los focos, su objetivo era otro bien distinto. Ramos se caracterizaba por tener buen gusto e intuición para encontrar animales con talento en su embestida, por ello, siempre fue escuchado por aquellos toreros con los que fue, ya fuera en su faceta de mozo de espadas o veedor.
Pero Joaquín se fue cuando la primavera daba paso al verano de aquel fatídico 2020 en el que el mundo estaba sumido en un abismo que parecía no tener fin. El toreo aún lo echa de menos, no le olvida, porque hombres con esa intuición y esa forma de ver el toro son irrepetibles. Joaquín se ganó el respeto de todos gracias a su encomiable trabajo y a su forma de tratar a los demás, ese que le hacía salir de casa con las claras del alba y no volver hasta bien entrada la noche cuando cerraba esa libreta que escondía innumerables secretos y que con tanto celo guardaba.
Los dos veedores de toros que existen hoy día: los de empresas y los de toreros
A la hora de hablar de veedores podemos distinguir dos tipos; los de las empresas y los de los toreros, aunque hay algunos que ejercen doble función, de ahí que sea complicado encajarlos en un mismo lugar, porque la figura del veedor no va en una misma dirección, sino que se amolda a las circunstancias.
Con la salida de Florito, la plaza de toros de Las Ventas tiene nuevo veedor responsable en conjunto desde este invierno: se trata de Juan Carlos Carreño, quien asume la responsabilidad total de este cargo tras toda una vida dedicada al campo bravo. Pero no andará solo en esta faceta, le acompañará Francisco Núñez ‘Currillo’, encargado de embarcarle los toros y novillos de la zona sur, al ocupar Carreño el resto de la Península y parte de Francia.
En Sevilla -Maestranza- encontramos a Santiago Ellauri, un profesional que en los últimos lustros ha desempeñado dicho cargo junto a Manuel Tornay, una de las parejas de veedores más importantes del campo bravo, los cuales llevan reseñando los animales a lidiar en la Real Maestranza de Caballería desde hace más de 25 años.
Pieza clave en este puzle de veedores es la familia Sánchez-Mejías. José Sánchez Elena, sobrino-nieto del matador de toros Ignacio Sánchez-Mejías, asesoró a Rocío de la Cámara tras hacerse cargo de la ganadería. Actualmente su hijo Manuel también trabaja para los Chopera viendo y embarcando animales en la zona de Andalucía, Extremadura y Portugal. La familia Sánchez-Mejías por tanto lleva mas de 60 años trabajando para la casa Chopera como veedores de sus plazas.
Manolo Sánchez también trabaja reseñando animales -en la zona centro y norte- para los Chopera en plazas como Bilbao, San Sebastián, Salamanca o Logroño -amén de verle los toros junto a Manuel Sánchez-Mejías al diestro peruano Andrés Roca Rey– o Niño de Belén, veedor de la empresa Lances de Futuro en las plazas que gestiona José María Garzón, destacando Córdoba o Málaga como cosos de primera categoría. También hay que señalar en rojo a Antonio Cutiño, veedor de algunas plazas importantes de primera y segunda y también del matador de toros Julián López ‘El Juli’ o Miguel Criado ‘El Potra’ que hace lo propio en Pamplona.
A la Casa Matilla le trabajan tanto Manel Moreno -veedor de José María Manzanares- como ‘El Rabia’, dos hombres que conocen el campo a la perfección. En Albacete destaca la presencia de Alberto Encinas -también veedor de Morante de la Puebla-, mientras que en la plaza francesa de Céret el encargado de reseñar los animales es el ya mencionado Juan Carlos Carreño.
Carlos Zúñiga, anterior veedor de toros de Taurodelta (y actualmente de las plazas que gestiona él mismo)
Otro de los nombres a destacar es el de Carlos Zúñiga: el vallisoletano fue uno de los veedores más precoces del campo bravo tras ser contratado por la empresa Taurodelta para dicha función. Un hombre que conoce como nadie el campo bravo, gran estudioso de las líneas y reatas que componen muchas ganaderías y un amante del toro en tipo. Su apuesta por determinados hierros para las ferias que organiza son un claro ejemplo de ello. Un hombre que combina las funciones de veedor de las plazas que gestiona con el de los toreros a los que apodera. Contó con el apoyo de Antonio Muñoz, matador de toros, que compaginó los embarques de las corridas del empresario vallisoletano con las de su hasta entonces matador Daniel Luque.
¿Quiénes son los veedores de las figuras del toreo?
Si hablamos de veedores de toreros hay que mencionar una larga lista, por ello, destacaremos a los de la parte alta del escalafón. Alberto Encinas hace las veces de veedor de Morante de la Puebla, mientras que Antonio Cutiño ocupa ese cargo en el equipo de Julián López ‘El Juli’. Una labor que le realiza Silverio Sierra -padre del banderillero Juan Sierra- al matador de toros extremeño Miguel Ángel Perera, mientras que Manel Moreno hace lo propio con José María Manzanares.
Las funciones de veedor de Andrés Roca Rey las realizan Manuel Sánchez-Mejías junto a Manolo Sánchez, mientras que en las de Alejandro Talavante se encarga Valentín Luján. Otro de los toreros más importantes del escalafón es el madrileño José Tomás, el cual se encarga personalmente de la elección de los toros para sus corridas, labor en la que está acompañado por Miguel Cubero. Andrés Sánchez, apoderado de Domingo López Chaves, también es veedor de algunos toreros, mientras que José Ignacio Cascón, empresario y apoderado, es también es veedor de toros.